Muchos expertos insisten en que el feeling entre la novia y el diseñador es fundamental no solo para que el vestido sea el más adecuado, sino para que el proceso creativo sea un momento que la prometida recuerde con especial cariño. Son muchas horas compartidas en un proyecto que, en ocasiones, genera inseguridades, sobre todo cuando se trata de una prenda confeccionada a medida. Ane, por ejemplo, nos explica que lo que sintió por Natalia, una de las diseñadoras de Paredero Quirós, fue un flechazo. "Siempre me habían gustado sus diseños, por lo que tenía claro que era uno de los ateliers que iba a visitar antes de decidirme. Pero cuando tuve la primera cita con Natalia no busqué más, fue un flechazo, me entendió a la perfección y no dudé ni un segundo. Hubo química desde el primer día".
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Un vestido transformable con capa
Ane tenía claras varias cosas cuando acudió al atelier. La primera, que buscaba un diseño con el que sentirse representada; la segunda, que el vestido debía encajar perfectamente con el tipo de boda que tenían pensado celebrar. "Fui con la idea de que mi vestido llevase una tela especial y diferente y que tuviera peso y cuerpo. Al ser una boda en otoño y en el norte, podíamos permitírnoslo. También quería que fuese cómodo para la fiesta y poder saltar y bailar sin tener que recoger la cola", nos explica.
La novia nos explica que con todas estas ideas, y bastante antelación, empezaron a diseñar el vestido. "Todas las pruebas fueron una lluvia constante de ideas entre Natalia y nosotras (fui a todas las pruebas con mi madre), queríamos conseguir un vestido atemporal, pero con algún toque más arriesgado. Empezamos decidiendo el corte del vestido, recto y sin cola. La idea de la capa ya rondaba, pero no se definió hasta más adelante. Yo tenía ganas de una tela especial y con cuerpo que le diera personalidad al diseño. Natalia me enseñó unas cuantas telas y finalmente nos propuso juntar dos en una: mandó bordar un diseño de hojas que me había gustado en una organza de lino. El resultado no pudo ser más espectacular, una tela con cuerpo, caída y peso". Con ese tejido tan especial confeccionaron la capa.
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Ane lució un diseño transformable, compuesto por un vestido recto, de manga larga, con un pronunciado escote en V en la espalda. Una prenda sencilla sin cola, muy cómoda, a la que bordaron parte de esas hojas que Natalia pidió recrear en la organza de lino. Sobre este la novia lució una capa muy especial que, en lugar de anudarse al cuello, funcionaba como la especie de cuerpo que ocultaba la parte superior del vestido y hacía a la vez de cola. También llevó un sencillo velo de tul que, tal como nos explica, añadieron al final, una vez que el conjunto estaba listo.
El poder de las joyas
Hay novias que estrenan joyas el día de su boda, otras que llevan regalos (ya sea de pedida o con motivo del enlace) de seres queridos y muchas que apuestan por piezas familiares. Ane llevó el anillo de pedida que le regaló Diego, de Joyería Suarez, unos pendientes de diamantes y oro blanco de su madre, de Joyería Javier Álvarez. "Y lo más especial, un anillo y broche antiguos, heredados de mi abuela paterna, que pudo venir a la ceremonia, pero no al banquete, por lo que la tuve presente durante todo el día".
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Muy especial fue también su ramo. Ane nos explica que la composición fue obra de las chicas de Liken Estudio, que se encargaron del resto de la decoración floral de la boda. "Me apetecía algo otoñal, con un toque romántico y en tonos rosas empolvados. Con esas tres ideas ellas crearon mi ramo, que no me pudo gustar más cuando lo recibí esa mañana. Y como no podía ser de otra manera, se lo entregué a mi madre tras el banquete", nos cuenta.
Maquillaje natural y un peinado con sorpresa
Ane tuvo claro desde el primer momento quién iba a ser la encargada de maquillarla (y también a su madre): Maider Margallo. "Ya me había maquillado anteriormente para otra boda, no tenía ninguna duda de que quería que fuese ella, así que fue una de las primeras cosas que reservé con un año de antelación. Tonos tierra en todo el maquillaje, piel luminosa y ojo algo más marcado. Un maquillaje natural que me duró todo el día a la perfección", nos cuenta.
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El peinado, sin embargo, lo hizo su madre. Bernadette tiene, desde hace muchos años, la Peluquería Albia, situada en el centro de Bilbao. La novia nos explica que nadie conoce su pelo como ella y, como no podía ser de otro modo, la peinó en su gran día. "Esa noche dormimos juntas, nos despertamos temprano y me peinó mientras charlábamos tan tranquilas, ¡qué bonito recuerdo me llevo de esos momentos! Elegimos un moño bajo trenzado y pulido que me soltaría para la fiesta".
Su historia de amor
Ane y Diego se conocieron en 2005, durante un viaje de verano a Irlanda siendo niños, pero no fue hasta un tiempo después cuando empezaron a salir. "Cuando decidimos casarnos llevábamos 12 años juntos, pero nos conocíamos desde hace más de 15, ¡toda una vida!", asegura la novia.
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Ane nos explica que casarse siempre había estado en sus planes y que incluso habían hablado varias veces de ello. "Todo fluyó cuando fue el momento adecuado. Me pidió matrimonio de noche, en una playa de Cádiz y durante un viaje sorpresa, ¡no pudo ser más especial!".
Ane y Diego se dieron el 'sí, quiero' el 22 de octubre de 2022 en una ceremonia religiosa que tuvo lugar en la iglesia San Vicente Mártir de Abando, situada en el centro de Bilbao. "Tanto los discursos en la iglesia como los de nuestros amigos en el banquete fueron muy especiales para nosotros, las lágrimas estaban aseguradas y así fue, tras el baile nupcial no podía parar de llorar de felicidad".
Después se trasladaron a la finca Jardín de Barretaguren, en Güeñes, a unos 20 km de Bilbao. "Es una finca preciosa con una casona antigua rehabilitada y un entorno de ensueño. Hizo un día espectacular de otoño que nos permitió celebrar el cóctel al aire libre en el jardín y el banquete posterior bajo una carpa iluminada preciosa. Del menú se encargó Brass Catering y nuestros invitados quedaron encantados tanto de la comida como del servicio impecable. Para la organización de la boda de principio a fin contamos con la ayuda de Itziar Ortuondo, ¡la mejor decisión sin duda!", asegura la novia.
Ane nos explica que tiene un recuerdo muy nítido de cada momento del día y que todo, de principio a fin, lo recuerda con mucho cariño. "Los preparativos en casa con mi familia, entrar a la iglesia y ver a Diego en el altar, nuestro momento a solas tras la ceremonia, la entrada al comedor fue un subidón total y, por supuesto, el baile con mi padre y mi ya marido y la fiesta posterior que fue increíble", asegura.
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Tal vez por eso cuando le pedimos un consejo para otros futuros novios no lo duda: "Que sean muy conscientes de cada momento del día de su boda y que lo vivan al máximo, quedará un recuerdo para toda la vida. Que dejen de lado los nervios de los preparativos porque, el día de la boda, todo sale perfecto y lo importante es pasar ese día rodeado de la gente que quieres. Es un día único en el que reúnes a toda tu gente, no se va a repetir y pasa demasiado rápido, así que hay que retener en la memoria cada momento".
Ane quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.
- Vestido: Paredero Quirós
- Maquillaje: Maider Margallo
- Finca: Jardín de Barretaguren
- Catering: Brass Catering
- Flores: Liken Estudio
- Wedding planner: Itziar Ortuondo
- Fotografías: Alejandro Bergado
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