"Por muy manido que suene, sentirte tú misma es fundamental". Esta es la respuesta que nos da Sandra cuando le preguntamos qué es lo más importante para ella a la hora de elegir el vestido de novia. Y no le falta razón. Aunque pueda sonar a tópico, llevar un diseño en el que ver reflejada la personalidad de la novia y sus gustos, sin importar cuáles sean las tendencias imperantes en el momento, qué opinen el resto sobre el look o si el vestido resistirá bien (o no) al paso del tiempo, es básico para que cada novia se sienta cómoda y única. Tal vez por eso, después de valorar muchas opciones, esta madrileña dio con lo que realmente buscaba entre las propuestas de Luis Infantes.
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En busca del vestido soñado
"Lo único que tenía claro es que quería algo de líneas sencillas, pero que no fuera clásico, y con el que me sintiera cómoda. Creo que todo eso está en mi vestido, que con ese desflecado maravilloso evoca a aquellos años 20 en los que comodidad y sofisticación iban de la mano. Hasta encontrar a Luis, vi muchos diseños bonitos, pero ninguno terminaba de encajar conmigo. Esas semanas estuve bastante agobiada y bajaré mil opciones —incluso llevar un vestido que no fuera de novia—. Afortunadamente, en medio de esta 'crisis' apareció Luis Infantes", nos explica Sandra.
La novia nos cuenta que, en una noche de desvelo, empezó a navegar en redes sociales y dio por casualidad con una publicación del diseñador en la que se veía el vestido Iriel. "Me quedé fascinada. A la mañana siguiente le escribí y esa misma semana fui a su atelier con mi padre. Salí de allí feliz, sabiendo que lo había encontrado".
Para su gran día, Sandra eligió el modelo Olivia, un vestido que pertenece a la colección The Dawn del creativo. Se trata de un vestido de corte midi, algo que no suele ser muy habitual en el mundo nupcial; cuenta con un favorecedor cuello halter y está realizado en georgette desflecado, un acabado que aporta ese aspecto años 20 al que hacía referencia la novia. Pero quizá lo más llamativo del diseño es la lazada en tussord de seda, anudada detrás del cuello y que da el toque definitivo a la prenda. Aunque, tal como nos explica, se la quitó en la segunda parte de la celebración.
"Ha sido una maravilla. Luis es puro Arte y, además de una sensibilidad especial, tiene un sexto sentido para captarte a la primera, que es fundamental para que el resultado final sea coherente contigo. Como le dije a Luis en varias ocasiones: después de casarme con Rodrigo, lo que más me ilusionaba de la boda, era llevar ese vestido", asegura la novia.
Los accesorios de la novia
Un vestido tan especial como el de Sandra apenas necesitaba complementos. Por eso la novia solo lució unos pendientes criolla con diamante de Suárez, regalo de su padre y unas sandalias de Christian Louboutin con un tacón fino oblicuo. "Tenía algo de miedo porque, a priori, el tacón fino no es lo más cómodo —Christian Louboutin dice que cuando los diseña, no piensa en la comodidad—, pero resultaron serlo y puede saltar y bailar con ellos como si no hubiera un mañana hasta bien entrada la fiesta".
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En cuanto a su look de belleza, Sandra tenía claro que quería apostar por la sencillez. Para el maquillaje se decantó por un acabado muy natural y favorecedor. El peinado, obra de Piero Garhe, también iba en esa línea. La novia lució una coleta baja, que dejara ver bien el lazo de su vestido, con ondas rotas. Un acabado que le permitió soltarse el pelo tras el cóctel para sentirse todavía más ella.
Muy especial fue también su ramo, una composición muy sencilla de hortensias blancas y helechos, que contrastaban perfectamente con el tono protagonista de todo el look.
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Su historia de amor
Sandra y Rodrigo son abogados especializados en propiedad intelectual y se conocieron como tantas personas, en el trabajo. "Entré a trabajar en el despacho en el que estaba Rodrigo. Recuerdo con total nitidez la primera vez que le vi y pensé algo así como: ¡Ojalá…! Al parecer, él pensó lo mismo y ¡hasta hoy!", nos cuenta. Cuatro años después de aquello decidieron dar el paso.
"Yo soy bastante tímida, así que siempre que hablábamos de casarnos, le decía que mi idea de boda era una celebración muy íntima con la familia y una fiesta posterior con amigos, pero a él le hacía ilusión hacer una boda más convencional. Durante el año de preparativos, nos hemos reído mucho porque casi a diario le recordaba el 'lío' en el que me había metido —aunque ahora puedo decir que mereció la pena—".
Sandra es de Madrid, Rodrigo de Zaragoza, pero decidieron celebrar su boda en Cantabria. La novia nos explica que, desde que están juntos, siempre han elegido este destino para pasar el verano y por eso les parecía el enclave perfecto para su enlace. "Para la ceremonia y la celebración escogimos la Finca de San Juan. Es evidente que la finca es preciosa, pero, además, nos habían hablado maravillas de ellos. Hablamos con Fernando por teléfono y el mismo día cerramos la fecha sin necesidad de visitar la finca. Ahora que ha pasado la boda, estamos felices de haberlos escogido. Les estamos agradecidísimos", asegura.
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Aunque buscaban una boda sencilla, organizar un enlace a distancia no siempre es sencillo. Por eso contaron con la ayuda del equipo de wedding planners de Azul Eventos. "Recuerdo que en nuestra primera llamada, Sylvia me dijo que ellas estarían ahí no solo para coordinar a todos los proveedores, sino para resolver cualquier imprevisto —recuerdo que me puso el ejemplo de coser un botón y me pareció algo exagerado, pero al final tuvieron que sacar hilo y aguja para ayudar a una amiga a la que se le había soltado un botón del traje—. Los días previos a la boda fueron muy intensos y ellas estuvieron ahí en todo momento para ayudarnos con todo. Por muy sencilla que quieras que sea tu boda, son muy necesarias".
Quedarse con un único momento del gran día no es sencillo, pero Sandra no tiene casi dudas, y elige la ceremonia en la que su amigo Alvar ejerció de maestro de ceremonias. "Es mi mejor amigo de toda la vida y, además de conocerme perfectamente, también tiene una conexión especial con Rodrigo, por lo que cuando pensamos en quién oficiaría, supimos que era la persona adecuada. Tuvimos miedo de que se sintiera en un compromiso, pero cuando se lo dijimos se emocionó muchísimo. Supo combinar la emotividad con anécdotas, así que hizo un papelón. Muchos invitados se acercaron después a darle la enhorabuena. Durante la ceremonia, además de dos de los mejores amigos de Rodrigo y mi mejor amiga, la madre de Rodrigo dijo unas palabras preciosas que nos emocionaron a todos", concluye.
Sandra quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.
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Vestido: Luis Infantes
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Zapatos: Christian Louboutin
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Joyas: Suárez
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Maquillaje y peluquería: Piero Garhe
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Traje del novio: Old Jeffrey
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Zapatos de Rodrigo: Carmina
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Fotógrafo: Jorge Hierro
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Wedding Planners: Azul Eventos
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Finca: Finca de San Juan
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Flores y ramo: José Pérez Flores y Plantas
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Iluminación: The lightning Show
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Dj: Amazing Djs