boda marta

Un vestido desmontable y un velo de seda, la elección de Marta para su gran boda en Madrid

La novia eligió un diseño con aires 'vintage' creado por Romancera


23 de septiembre de 2023 - 12:18 CEST
© Foto: Olea

"El diseño debe ser maravilloso pero lo más importante es que haga brillar a la novia y que ella esté espectacular, siempre respetando su personalidad y aportando diseño y vanguardia". Estas son las palabras que Tamara Vázquez, fundadora y directora creativa de Romancera, nos lanza cuando le preguntamos por el vestido de novia de Marta, una madrileña que confió en ella para su boda. "Fue muy interesante, ya que como con todas las novias Romanceras es un trabajo absolutamente de cero, único y muy experimental. Cuando la novia es generosa y se lanza a ser ella misma todo cobra sentido", añade.

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Un vestido romántico con aires 'vintage'

El atelier de Romancera fue el primero (y el único) que Marta visitó cuando se prometió con Carlos. conocía la firma porque una amiga de una amiga la había llevado y sus diseños con mezclas de texturas y un cierto aire vintage la habían cautivado. "Cuando salí de su taller con mi hermana, después de ver tantas telas y tejidos diferentes, diseños originales… ya sabía que me tenía que quedar allí. Tamara me dio mucha paz y confianza, y en el boceto supo plasmar perfectamente lo que quería sin yo saberlo", recuerda la novia sobre su primera visita.

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Marta llegó sin muchas ideas al atelier de Tamara. Algo que en realidad les sucede a muchas novias. En esos momento el diseñador debe hacer un gran trabajo para saber descifrar qué buscan, qué quieren y con qué se sentirían cómodas. Muchos de ellos piden, en esa primera toma de contacto, que la novia les cuente detalles sobre su personalidad, sus gustos y aficiones. También que les muestren fotos de su día a día, de ellas vestidas de fiesta, con un look que les haga sentir poderosas… "Lo único que tenía claro era lo que no quería y que me apetecía llevar algo con un toque especial y diferente, pero que no dejase de ser yo misma. También sabía que a la Iglesia quería entrar velada, siempre lo he querido y los velos de Romancera hablan por sí solos".

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Tamara empezó a bocetar y creó para Marta un diseño muy especial. La diseñadora nos explica que en el caso de esta novia había dos premisas muy claras: el vestido debía ser de manga larga y no tener nada de escote. "Para mí era fundamental crear algo de estructura en el cuerpo para fomentar más la silueta y crear más curvas y sofisticar al máximo a Marta. La idea de plantear en el cuerpo una textura diagonal y lineal más geométrica con seda y lana y superponer flores de lino bordadas y entoladas en ella fue una propuesta arriesgada pero el resultado no puede ser más bonito y diferente. Una pieza que aporta dulzura y fuerza al mismo tiempo y que estaba equilibrada por esa cintura marcada y silueteada con una potente asimetría en diferentes texturas y cortes", nos cuenta. 

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Por lo demás el vestido tenía una silueta muy limpia en la falda, el cuello ligeramente subido gracias a un gran trabajo de drapeados. Las mangas, muy especiales, eran dobles con aberturas, una decisión que dejaba entrever una organza rústica de seda más la delicadeza de la muselina de seda. Detalles con los que marcar la diferencia y conseguir un diseño único y muy especial.

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En un momento en el que muchas novias apuestan por un vestido que evoluciona a lo largo de la ceremonia, Marta quiso sumarse a la tendencia ya que su vestido se desmontaba en tres partes. "La parte delantera no cambiaba. Sin embargo, la espalda sí. El bordado de flores del vestido continuaba por detrás, pero lo tapaba una seda traslúcida que atravesaba toda la espalda y lo cubría. Únicamente se vio cuando me quité esta seda en el momento del baile. Creo que eso era muy especial porque hasta el baile no se vio el vestido al completo. La cola del vestido también era desmontable", nos explica.

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Del velo a las joyas, todos los detalles del look nupcial

Marta aseguraba que los velos de Romancera "hablan por sí solos" y no le falta razón. Una de las peculiaridades de las novias de la firma que lucen este complemento es que no se trata de una pieza confeccionada en tul, como suele ser habitual, sino en tejidos que no se suelen utilizar para crear velos. El de Marta, por ejemplo, estaba confeccionado en seda natural hilada en telar manual con una pátina en tono marfil dorado. "Apostamos porque Marta fuera velada hasta los pies, un acierto que aportó gran magia al conjunto", asegura Tamara.

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Otro detalle al que las novias suelen prestar una atención especial son las joyas. Marta lució unos pendientes de su abuela, una elección que le hizo mucha ilusión porque, como nos explica, falleció dos semanas antes de la boda. "El anillo que llevé fue el que me regalaron los padres de Carlos en la pedida, de Urbieta Antique, una esmeralda antigua preciosa. También encima del moño llevé una garza de M de Paulet".

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De lo que Marta apenas tuvo dudas fue de su look de belleza. No solo tenía claro que Ángela Blanco tendría que ser la encargada de maquillarla y peinarla, sino que quería apostar por un acabado sencillo y muy favorecedor. Eligió un moño de bailarina, un recogido fácil y cómodo que ha conquistado a muchas novias virales, y un maquillaje en el que el efecto buena cara se convirtió en la base. 

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Un ramo de claveles

Hay novias que apuestan por ramos en los que se mezclen flores de muchos tipos y otras que, por el contrario, prefieren composiciones protagonizadas por una sola flor. Marta pertenece a este último grupo. "Siempre me han gustado los ramos sencillos de una única flor, pero no sabía exactamente lo que quería. Elegí los claveles porque vi una inspiración de una novia que me gustó y Flores Pili Bernabéu me enseñó unos con un color muy bonito que no había visto antes. Fue mi madre quien me lo acabó montando de esa forma tan bonita", nos cuenta.

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Su historia de amor

Marta y Carlos se conocieron en el trabajo. "Carlos ya llevaba unos años trabajando allí, y cuando yo entré él era de la misma pandilla de amigos que mis compañeros. Nos conocimos en unas cervezas después del trabajo, pero  al principio no nos gustábamos. Meses después me mudé con mi familia y empezamos a ir juntos en coche a la oficina porque vivíamos por la misma zona. Lo que empezó siendo una tontería, acabó pasando por el altar". Llevaban saliendo tres años y medio cuando se prometieron, y siete meses después decidieron dar el paso.

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Marta y Carlos se dieron el 'sí, quiero' el 4 de marzo de 2023, en la parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel. "La elegimos porque un día entré a rezar y me encantó", nos explica la novia. Y nos cuenta que, precisamente, una de las anécdotas que más recuerda tuvo lugar allí. "Cuando Carlos y su familia llegaron a la parroquia, se enteraron que se estaba celebrando misa de 12h. Nuestros invitados no podían entrar porque la parroquia estaba llena de gente y acabó terminando a la hora que empezaba nuestra ceremonia (12:30h). Todo se acabó retrasando media hora, yo tuve que estar dando vueltas en el coche pero este contratiempo me ayudó a mi a no llegar tarde que era lo más probable que podía pasarme", cuenta divertida.

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Después se trasladaron a la Finca Casa de Oficios. "Teníamos claro que el catering tenía que ser El Laurel, para nosotros, los mejores", señala. La novia nos explica que para organizar su boda no contaron con la ayuda de ninguna wedding planner, ellos, con ayuda de sus familias, se encargaron de que el gran día todo saliera perfecto. "Mi hermana se casó tres meses antes, y eso nos ayudó mucho", nos cuenta Marta.

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Marta recuerda el día de su boda con mucho cariño y asegura que fueron muchos los momentos especiales, pero como muchas novias se queda con su entrada en la iglesia y con ver a Carlos esperándola en el altar. "También disfrutamos mucho el baile aunque no lo habíamos ensayado antes y fue muy improvisado. Huíamos del clásico vals, queríamos algo animado y la canción The Best de Tina Turner que es un clásico, nos encantaba para ese momento".

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Cuando le pedimos a la novia que dé un consejo a otras parejas que, en breve, pasarán por el altar lo tiene claro: "Aunque suene muy tópico, que disfruten los últimos meses de novios porque ya nunca más volverán a ser novios. Los meses de preparación son intensos, pero que nunca olviden lo verdaderamente importante y es que ellos dos se van a casar para toda la vida y serán una nueva familia. Que las flores, la música, el baile no les haga olvidarse de esto".