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La boda viral de Cristina, la novia del vestido convertible y el tocado con redecilla que se casó en Cantabria

Prescindió del velo y eligió un complemento muy original y favorecedor


Actualizado 18 de septiembre de 2023 - 16:20 CEST
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Hay novias que saben desde el primer momento cómo será el vestido de su boda y otras que están llenas de dudas. En este último grupo estaba Cristina. "Tenía claro lo que no quería, pero no soy de esas chicas que han soñado desde siempre con un vestido de novia concreto. Lo único que sabía es que me apetecía que fueran dos piezas. Soy una persona muy indecisa y antes de tomar la decisión de hacerlo en el atelier, me probé muchos vestidos de colección, fui a varios talleres de Bilbao y Madrid y en casa jugaba a hacerme diferentes escotes con las toallas blancas de baño", nos explica. Finalmente llegó a la conclusión de que quería un diseño con cola y unas mangas abullonadas muy especiales para la ceremonia, pero durante el baile prefería llevar un prenda más sencilla y sugerente. Un vestido convertible que Luis Alonso creó para ella y no tardó en hacerse viral.

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Cómo se crear un vestido a medida

No todas las novias se sienten cómodas al enfrentarse al proceso de crear un vestido de novia desde cero. Son meses de pruebas (y de incertidumbre para algunas) en las que se va definiendo la prenda. Pero en el caso de Cristina ese proceso fue una experiencia muy recomendable. "Siempre me habían contado que hacerse un vestido en atelier requiere de paciencia porque al principio puedes ver que el vestido no va por el camino que tú te imaginas, pero en mi caso desde la primera prueba pude ver perfectamente cómo iba a ser el resultado final. Recuerdo la primera vez que me probé el vestido hilvanado, ¡me lo quería llevar ya así! En ese momento supe que era el vestido de mis sueños".

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La clave está en el feeling. Es algo que se repite con cierta frecuencia, pero que exista una conexión especial entre el diseñador del vestido y la novia es fundamental para que el proceso se desarrolle sin sobresaltos y el resultado sea perfecto. Cristina, por ejemplo, nos explica que sintió desde el primer momento que Luis Alonso la había entendido. "Decidí hacérmelo con él porque en la primera visita supo entender lo que buscaba, me transmitió confianza y tranquilidad y me dio la sensación de que entre los dos el resultado iba a ser perfecto. Además, Luis le hizo el vestido de novia a mi madre y ella en todo momento me animó. Tenía muy buenas referencias y estando en Santander me parecía la mejor opción".

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Luis supo interpretar los deseos y necesidades de Cristina y crear para ella un look muy especial. Se trataba de un diseño compuesto por dos prendas: una especie de abrigo-capa con cola y mangas especiales y un vestido con silueta lápiz y cuello halter que se adaptaba con suavidad al cuerpo de la novia. "Cristina llegó a nuestro atelier buscando su traje de novia y hubo coincidencia de ideas entre lo que ella quería y nosotros la proponíamos. Para la prenda exterior elegimos una organza de seda natural y para el vestido un crepe con cuerpo y caída. Cristina es una persona indecisa pero muy perfeccionista y en las pruebas fuimos afinando cada detalle de una forma consensuada y con un resultado espectacular. El diseño se acopló perfectamente a su figura, su estilo y su personalidad. Fue un auténtico placer todo el proceso con ella y su familia, compartimos unas pruebas maravillosas", asegura el creativo.

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Cristina nos explica que la implicación de Luis fue tan grande que le ayudó a vestirse el día de la boda. "En ese momento me cosió las mangas del abrigo al vestido para que nada se moviese y me acompañó hasta la iglesia para que el vestido luciese perfecto". 

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Los otros protagonistas del look nupcial

Hay novias que prefieren no llevar demasiados complementos y otras que dan el toque definitivo al conjunto gracias a ellos. Cristina lució en una de sus manos el anillo de pedida que le regaló Pablo, su anillo favorito. También otra pieza, de oro y rubíes de Joyas Sardinero, que le regalaron Paula, su mejor amiga, y su marido. "Para los pendientes tuve la suerte de que un día mi mejor amiga Paula apareció en una de las pruebas con unas perlas familiares espectaculares, al verme por primera vez con el vestido puesto me imaginó con ellas y la verdad que no dude en ponérmelas. Es una joya arriesgada pero creo que le iba perfecto al estilo y me parecía muy especial que fuera mi 'algo prestado', nos encantó a todos", nos cuenta.

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Pero quizá lo que más llamó la atención del look nupcial de Cristina es que prescindió del velo y lo sustituyó por un tocado muy especial. "Siempre me han encantado las novias veladas, pero yo no me veía con ello. Me imaginaba con un pequeño velo de redecilla, algo muy sutil que le diera ese toque de ceremonia, y Marián de Cocotte tocados lo diseñó, tanto el mío como los tocados de todas las chicas de la familia! Es una verdadera artista. Llevé también un abanico de encaje blanco que al final utilicé solo mientras me vestía y un momento en el cóctel", nos explica.

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Belleza sencilla y natural

Cristina eligió un moño de inspiración bailarina, obra de Ana de Pin Up, para su boda. "Lo eligió Pablo indirectamente porque siempre que llegaba de entrenar con el pelo recogido hacia atrás en un moño, me decía que ojalá fuera con la cara así de despejada el día de la boda. Así que en eso tenía que darle el gusto…además, con el cuello alto del vestido y la espalda descubierta, no me imaginaba otra cosa". En cuanto al maquillaje, la novia quería algo igualmente sencillo y elegante, con lo que se sintiera ella misma, pese a no maquillarse demasiado en el día a día. "No dudé en contactar con Mimi. Me maquillé varias veces con ella antes para otras bodas e hicimos alguna prueba y además de encantarme su trabajo, nos lo pasamos fenomenal, ¡fue divertidísimo!". 

Durante los preparativos, Cristina lució un camisón y una batita que le habían regalado unas amigas. Lo combinó con unas zapatillas de crochet de lo más especiales.

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Un ramo, una sorpresa

Cristina no vio su ramo de novia hasta el día de la boda. Lo hizo una tía de Pablo que trabajó en una floristería durante 27 años. "Lo único que le dije es que quería que fuera verde y blanco, muy sencillo y con forma alargada, no el típico redondo. Sabe que las peonías me encantan pero justo terminaba la temporada, al final las consiguió y las combinó con eustoma y ramajes de eucalipto y olivo. Me parece un ramo espectacular. Le pusimos una cinta azul bordada que me regaló mi amiga Samanta el año pasado en su boda, un lazo con la misma tela de organza de mi abrigo y una medalla con la Virgen del Carmen", nos cuenta la novia.

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La historia de Cristina y Pablo

Cristina y Pablo, tenían amigos comunes, pero fue en Santander, un día de verano saliendo de la playa, cuando los presentaron. "Ese verano coincidimos en varias ocasiones y creo que ahí empezó a surgir algo. Meses más tarde empezamos a salir, él estaba viviendo en Santander y yo en Madrid pero nos veíamos casi todas las semanas. A pesar de la distancia recuerdo esa época de la relación como una de las más especiales, cada vez que nos reencontrábamos hacíamos un montón de planes diferentes en ambos sitios y nos íbamos conociendo un poco más. Como nuestro futuro estaba destinado a estar en Santander, al año y pico de empezar a salir me surgió una oportunidad laboral allí y dejé Madrid", nos cuenta la novia. La idea de casarse surgió cuando llevaban juntos cinco años

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"A Cristina siempre le había hecho ilusión la idea de casarse, pero no fue algo muy hablado ni premeditado entre nosotros. Creo que ella pensaba que ya lo íbamos a dejar pasar…y justo en ese momento, cuando menos se lo esperaba, sentí que me apetecía dar ese paso. Teníamos planeado un viaje a Menorca, donde solemos hacer una escapada todos los veranos desde que nos conocemos y pensé que era el momento y lugar perfecto para pedírselo. Estábamos en un momento de la relación muy bueno, de plena confianza y en el que nos dedicábamos todo el tiempo del mundo a nosotros. Casarnos iba a suponer un avance para afianzar aún más la relación. Se lo pedí en el faro de Punta Nati, tenía todo planeado para aprovechar la puesta de sol de nuestro primer día en Menorca y todo salió perfecto, incluso conseguí grabarlo engañando un poco a Cristina. Fue todo una sorpresa para ella", nos explica Pablo.

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Su 'sí, quiero'

El 1 de julio de 2023 Cristina y Pablo celebraron su boda. Fue una ceremonia religiosa en la Iglesia de Santa María de Toraya, en Hoz de Anero. "Es de las iglesias más bonitas que he visto nunca, restaurada recientemente. Ese día, Maxi, nuestro florista, la decoró más bonita si cabe", cuenta la novia. 

Después, junto a sus 130 invitados, se trasladaron a la finca Villa Abarca en Hazas de Cesto. "Teníamos muy claro que queríamos un entorno campestre, rodeados del verde de Cantabria y que la comida fuera en el exterior con una carpa estilo jaima, así que esta finca tenía todo lo que buscábamos", añade Cristina.

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Hay parejas que recurren a una wedding planner para que se encargue de todos los pormenores del gran día. Pero Cristina y Pablo decidieron prepararlo todo ellos. "A mí me ha encantado siempre este mundo y de hecho después de la carrera me especialicé en organización de eventos. Además, queríamos hacerlo todo muy personal y que la boda tuviera nuestra esencia, así que lo hicimos todo nosotros con la ayuda de dos hadas madrinas: la hermana de Pablo, que como interiorista que es tiene un gusto exquisito y un estilo muy parecido al mío, y su mejor amiga que es la persona más detallista que conozco y no se le escapa nada". El resultado fue un montaje preparado con mucho mimo en el que las minutas, seating plan, meseros, mesas, etc. fue elaborado por ellos. "Para ese día no hizo falta contratar a nadie, todo salió sobre la marcha y de manera natural".

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El día de la boda suele estar lleno de momentos únicos y muy especiales. A veces son tantos que elegir es importante. Pero cuando le pedimos a Cristina que lo haga se queda con dos. "El primero y más especial fue entrar a la iglesia del brazo de mi madre después de haber superado un año muy complicado de salud para ella, y ver al fondo del pasillo a Pablo emocionado como nunca antes le había visto, no podía apartar la mirada de él. Otro momento muy especial fue el baile, elegimos The best is yet to come, de Scorpions, era el grupo favorito de mi padre y siempre la escuchábamos y bailábamos juntos. No habíamos preparado nada, se nos olvidó que estábamos rodeados de tanta gente e hicimos lo que nos fue saliendo. Seguramente fue un desastre de baile pero lo recuerdo precioso”. 

Pero también se queda con ver cómo sus familiares y amigos no solo los acompañaron, sino que disfrutaron de cada momento.

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Cristina quiere agradecer especialmente su trabajo a todos los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.

  • El cuarteto de cuerda Adagio se encargó de que la ceremonia fuera preciosa y emotiva. Macarena nos asesoró genial en el proceso.

  • El cóctel lo animaron Lost in Covers, un grupo en formato dúo que hacen versiones de canciones que conocemos de toda la vida. 

  • Después de la comida para las primeras copas contactamos con Cerrado por Vacaciones, nos apetecía empezar la fiesta con música en directo y bailando canciones que le gustan a todo el mundo. 

  • Después siguió animando la fiesta Berni con el equipo de Sonort Audiovisual. 

  • Maxi Viaña se encargó de la decoración floral. Cuando le llamamos era el único sábado de todo el año que tenía libre y no dudamos en elegirle a él. 

  • Pablo es fan absoluto de los helados, los come durante todos los meses del año, así que como guiño a eso decidimos poner una furgoneta de La Polar y los invitados pudieron pedir las chuches y helados que quisieron. 

  • La finca trabaja en exclusiva con el catering  El Jardín de Puente Viesgo y me parece un acierto total, la gente tiene un recuerdo buenísimo de toda la comida y del servicio que ofrecieron. En especial Teresa, David y Luis nos ayudaron un montón en el proceso y ese día estuvieron pendientes de los invitados en todo momento.

  • Del reportaje fotográfico se encargaron Ana y Stefano de Concorazon. Habíamos visto sus trabajos en redes sociales y ya nos gustaban mucho. El resultado nos ha encantado, tenemos un recuerdo súper bonito de cada momento de la boda.

  • Al principio no teníamos en mente contratar vídeo, pensamos que era una inversión bastante grande para algo que íbamos a ver una o dos veces y que los invitados no iban a disfrutar. Esto fue antes de descubrir los trabajos de Alberto de A2 Bodas, vimos en él un estilo diferente y muy acorde a nosotros. 

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