Para la mayoría de las novias seguir las tendencias no es una prioridad, a menos que se declaren unas verdaderas amantes de la moda o en su día a día vistan con piezas especiales. "Adoro las tendencias, pero amoldadas a mi estilo. Si una tendencia es contraria a mi estilo, sería incapaz de ponérmelo, es decir, hago de la moda mi víctima pero no al revés", nos explica Laura. Tal vez por eso, cuando llegó el momento de elegir su vestido de novia se decantó por un diseño obra de Inés Lacasa que huía de lo clásico y que fusionaba dos de las tendencias que más hemos visto esta temporada: el cuello halter y los manguitos.
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Un vestido de novia de tendencia
Laura estaba hecha un mar de dudas cuando llegó el momento de crear su vestido. Tenía claro que quería un diseño de líneas rectas y limpias y que el cuello halter no podía faltar. Pero sus referencias eran muy variadas, tanto que en muchos casos eran casi contradictorias. Aunque eso no supuso ningún problema para que Inés, la diseñadora que dio vida a Inés Lacasa atelier, supiera ver un hilo conductor y lo interpretara correctamente.
La novia había visitado antes dos ateliers, pero se había visto completamente disfrazada. Cuando conoció a Inés todo fue diferente: "Fue conocer a Inés y vivir este proceso como siempre había querido, con seguridad, calma e ilusión".
La importancia del 'feeling' con el diseñador
"Conectamos desde el primer momento, supo encajar todas mis ideas a la perfección. El proceso fue genial, fuimos creando poco a poco un proyecto del que nunca me voy a separar, forma parte de mi. Quería un vestido sencillo pero que cuando me viera con él me sintiera yo misma y así fue. Inés cogió papel y lápiz y con un boceto bastó, a partir de ahí, solo le dimos forma".
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Inés creó para Laura un vestido de líneas rectas que se ajustaba con suavidad a la figura de la novia. De la zona del pecho, rematada con un falso escote corazón, nacía un favorecedor acabado halter, confeccionado en un tejido semitransparente, que rodeaba el cuello de la novia con un pequeño volante. Para dar un toque más de tendencia y restar algo de minimalismo decidieron incluir unos manguitos que no son otra cosa que unas mangas que generalmente se ajustan a la altura de la muñeca y en el antebrazo. Laura prescindió el velo, pero no de la cola, que nacía de la espalda.
Una de las ventajas de este diseño, al estar compuesto por diferentes elementos, es que permitía que la prenda evolucionara. Laura nos explica que durante la ceremonia lo llevó completo; en el momento de la celebración se quitó las mangas y la cola, dejando así un vestido más ligero. En el momento del baile, además de soltarse la melena, la novia añadió una sobrefalda de plumas, flores y piedrecitas anudada como si fuera un pareo, para dar un aire más festivo al momento.
Los detalles más especiales
Como la mayoría de las novias, Laura llevó su anillo de pedida, una tanzanita con diamantes, el día de la boda. Estrenó unos pendientes vintage de López Linares Vintage Jewerly que le habían regalado sus suegros. "Fue el complemento que más me costó encontrar, exactamente una semana antes de la boda, no me veía con nada pero finalmente quedé bastante contenta". Para el calzado, apostó por un diseño de Castañer. Pero el detalle más especial de su gran día no estaba tan a la vista.
Una semana antes de la boda Laura le comentó a Inés que quería tener a sus abuelas presentes en su gran día. La diseñadora le bordó en la cola la palabra Eternas, un bonito homenaje que la novia vio por primera vez cuando se estaba vistiendo. "Tengo un recuerdo increíble del proceso, de Inés, de Maite y de mi madre, que también eligió a Inés para hacerse el vestido. Cada prueba eran risas, nervios pero siempre con la sensación de 'casa' y eso, es brutal".
Un look 'beauty' con anécdota
Laura nos explica que le da mucha importancia al aspecto de la piel y, por eso, el maquillaje era una parte fundamental de ese día. "Quería unos ojos marcados y una piel luminosa, sin que se viera cargado pero que resaltara la mirada. El peinado fue bastante divertido, llegué a Raúl con un S.O.S, quería algo sencillo, sin darle demasiado protagonismo, no muy cargado. En la prueba me rizó el pelo a lo Tina Turner, algo que nunca se me hubiera ocurrido, pero me encantó". Aquella base rizada sirvió para crear un bonito recogido y conseguir un efecto wow lleno de volumen cuando se soltó la melena en el baile. "Todo el mundo quedó impresionado de verme así, hasta yo misma".
Un ramo sencillo
El complemento que más claro tuvo Laura desde el primer momento fue el ramo. La novia nos explica que la manzanilla es una de sus flores favoritas y quería que estuviera presente en toda la decoración de la boda. Eso unido a que el enlace se celebró en la playa hizo que la sencillez de la flor fuera perfecta para el día.
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Una historia de amor
La historia de Laura e Ignacio comienza, como todas las buenas historias, en un bar. Pero no fue hasta años después cuando la vida hizo que coincidieran de nuevo en la celebración de una fiesta de Nochevieja. En 2015 empezaron su relación, pero no ha sido hasta ocho años después, cuando han decidido dar el paso. En realidad hablaron de casarse justo antes de la pandemia, pero tuvieron que posponer sus planes.
"Fue entonces cuando decidimos ampliar la familia y llegaron nuestros mellizos Iñaki y Lucía, que nacieron en marzo de 2021. Tras el nacimiento decidimos esperar, exactamente dos años para que tampoco ellos se perdieran la fiesta que iban a organizar sus papás".
Laura e Ignacio se dieron el 'sí, quiero' el 17 de junio de 2023, en el Parador del Mar Menor, donde disfrutaron de un precioso atardecer en la playa de La Manga (Cartagena). "Siempre he querido casarme como lo hice, nunca me han gustado las bodas en las que veo a los novios preocupados, agobiados por los invitados o sin poder parar a tomar algo. Queríamos disfrutar, reír, bailar y estar con toda nuestra gente, eso es algo que teníamos claro".
Para que todo saliera como ellos querían contaron con la ayuda de Sara y Olga, las wedding planners de Valisse. "Fueron estupendas. No puedo decir otra cosa, sin ellas no hubiese sido posible. Sara y Olga no solo hicieron posible nuestra locura, también le dieron el Chow (como así lo llaman ellas) que necesitábamos. Sencillez, elegancia y mucho amor en lo que hacen, es la clave para que todo fluya", asegura la novia.
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De aquel día todo son recuerdos especiales y momentos inolvidables, pero Laura se queda con ver la emoción de sus familiares y amigos. "Me emocioné mucho al entrar y ver a todos, pensé 'ahora sí, están todos' y se me caían los lagrimones. Nuestras familias estaban radiantes, nuestros amigos super disfrutones, todos teníamos muchas ganas de celebrar y cada uno fue una pieza clave para que fuera tan especial".
Cuando le pedimos a Laura que dé un consejo a los futuros novios, ofrece cuatro: "Que disfruten. Que dejen todo lo que puedan el protocolo a un lado, al final, te quedas con lo que disfrutas, nos quitaron todo menos lo bailao. Que da tiempo, que no se metan en la vorágine de 'no llegas', tienes a la persona que quieres y a tu gente, lo demás es secundario. Eso sí, dos fotógrafos, me parece clave para no perder ni un momento, ya que una boda está llena de sorpresas".