Me lo advirtieron al principio y lo cierto es que no se equivocaban. Cuando anuncié que me casaba en 2023, amigas y proveedores me avisaron de que, desde entonces y hasta el día de la boda, todo detalle de los enlaces ajenos a los que asistiera iba a ser motivo de análisis. “¿Debo añadirlo a la ceremonia?”, “¿es mejor el formato de un plato o el de dos?”, “¿cuánto tiempo ha durado el aperitivo?”, me he ido preguntando en los últimos meses. No he sido la única, pues, aunque sin quererlo en la mayor parte de los casos, son numerosas las prometidas que sacan sus propias conclusiones de estas experiencias, sobre aquello que cambiarían y aquello que se convierte en motivo de inspiración. En lo que a decoración de bodas se refiere, precisamente, he localizado detalles a mejorar que pueden ser de ayuda a quienes están organizando en estos momentos su ‘sí, quiero’ y hoy te desvelo los ocho errores que te recomendamos evitar.
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Espacios con sensación de vacío
En todas las ciudades y pueblos de este país existen localizaciones que son tendencia. Espacios que se ponen de moda y que, en ocasiones, se utilizan para celebrar bodas pequeñas o íntimas, a pesar de ser capaces de albergar celebraciones mucho más grandes. En estos casos, los decoradores recomiendan trabajar para evitar la sensación de vacío y que, con pocos invitados, los salones y exteriores se perciban como más acogedores.
Ambientes inconexos
Jugar con los ambientes de una boda para sorprender a los invitados es algo habitual. Cada uno de los espacios del enlace puede contar con un objetivo y una personalidad propia, pero dentro de un mismo escenario, en un mismo salón o un espacio exterior, conviene que exista una armonía entre los elementos, para que exista un mismo hilo conductor en toda la boda.
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Iglesias excesivamente decoradas
Este punto puede resultar controvertido. Hay bodas con montajes florales impresionantes, abundancia de verdes y un diseño con un punto salvaje, al más puro estilo bosque. Una idea romántica que, en muchos casos, se percibirá como acertada. Sin embargo, compartía una reflexión con algunas futuras novias en la que apostábamos por la naturalidad y la elección de un formato adecuado al entorno en el que se ubica el templo, para evitar esa sensación de estar en una iglesia camuflada, que es más un escenario que un lugar de culto. En el equilibrio está la virtud.
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Dejar los planos a un lado
Quizá por enamorarse de una idea, los novios pueden tender a olvidar las propias medidas del espacio y la distribución de los elementos, especialmente en el banquete. A modo de consejo, porque ya conozco algún caso, si contratas un espacio de celebración, desde una finca hasta un castillo, un palacio o un hotel, pide planos de los salones y los exteriores que vayas a utilizar. Esta es la herramienta más útil para poder realizar una decoración adecuada, porque sin tenerlos en cuenta pueden aparecer contratiempos insalvables.
Paletas de colores en contraste
Las decoradoras y wedding planners aconsejan a las parejas que escojan una gama cromática para los textiles, las flores, la cristalería y los elementos que van a componer los espacios y rincones de su enlace. Lo hacen con el fin de evitar una mezcla de colores que no se complemente, que provoque un contraste excesivo que caiga en estridencias.
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Descuidar el centro de mesa
Desde hace varias temporadas, la gran partida económica de los novios, en materia de momentos de la boda, se vuelca en el entretenimiento de la barra libre. Para conseguir una fiesta espectacular, lo que las expertas denominan wedding fest, algunas parejas renuncian a otros detalles tradicionalmente importantes en una boda. Los centros de las mesas del banquete sufren los estragos de estas decisiones y al descuidarse restan cierta importancia a la decoración del momento del convite.
Olvidar la practicidad
En busca del montaje más espectacular, los novios, en ocasiones, olvidan la practicidad y se adentran en el peligroso universo del maximalismo. Siempre que se decore un espacio, no se debe perder la vista la comodidad del invitado y una correcta planificación de cada rincón (no taponar salidas; contar con espacios con sillas, por si los asistentes se quieren sentar, evitar lugares de paso muy estrechos para enlaces con una larga lista de convidados…).
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Un ‘seating plan’ ilegible
Es el rincón que, sin duda, verán todos los invitados. Un espacio que sirve de carta de presentación cuando los asistentes a la boda disfrutan del aperitivo. Son muchos los formatos escogidos para sorprender en este córner, opciones que van desde los más tradicionales y sencillos diseños de papelería hasta las propuestas más creativas (que el propio detalle de cada mesa sea un regalo para cada convidado, beber un chupito para averiguar la ubicación en el banquete o paneles de gran formato para las parejas más modernas, por ejemplo). Pero una cuestión se convierte en indispensable, algo que han recalcado desde el primer momento los expertos y que recuerdan, especialmente cuando sale mal, los invitados a un enlace. Los nombres e indicaciones para averiguar el lugar en el convite deben ser legibles. El uso de tipografías elaboradas o de tamaños inadecuados obliga a forzar la vista y puede llegar a provocar incómodas colas alrededor de un escenario planteado, en realidad, para lucirse.