Una vez desvelado el mejor secreto que una boda guarda, el vestido de novia, es el momento de analizar aquello que se esconde detrás de la elección de Tamara Falcó para dar el 'sí quiero' a Iñigo Onieva en una celebración privada en el Palacio familiar El Rincón. Darle vida al diseño que siempre has soñado llevar hasta el altar no es tarea fácil para nadie, y más si recordamos que tan solo ha tenido un corto margen de tiempo para hacerlo, pero el resultado y las horas a contrareloj ha merecido la pena. El gran equipo de Carolina Herrera tan solo ha tenido 53 días para convertirla en una princesa de cuento -¡y a distancia!- enfundada en un impecabe vestido que ocupa la portada de ¡HOLA! batiendo un récord histórico agotando los ejemplares en menos de un día.
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La protagonista ya lo anunció en varias ocasiones, su traje de novia tendría cierto sello aristócrata, y así ha sido. Bordado con una antigua técnica medieval del siglo XII, la pieza que realzaba su figura se componía de motivos florales en cristal inspirados en la tiara y en su escudo de armas. Aunque en un principio se creía que encajaría con el que llevó la princesa Grace Kelly allá por los años 50, en realidad encuentra más semejanzas con otras, ¿adivinas quién?
Con la obra que confeccionó el modista español Pertegaz para el gran día de la reina Letizia y también el de Rania de Jordania, creado por Bruce Oldfield. Pero he aquí la gran cuestión, ¿en qué se ha inspirado la marquesa de Griñón para decantarse por este modelo tan inesperado? Te lo contamos.
La inspiración que esconde su vestido de novia
Como ya sabrás, después de romper su contrato exclusivo con la marca Sophie et Voilá por no llegar a un acuerdo mutuo a la hora del diseño, Tamara no dudó en confiar en el ingenio y el 'saber hacer' de una de sus casas de costura de cabecera, Carolina Herrera, con la que además mantiene una relación personal. Seguramente que la idea inicial que tenía en mente vestida de blanco, poco se asemeja a la realidad, pero el resultado ha sido maravilloso.
El pasado mes de mayo viajó de manera exprés hasta Nueva York para reunirse con Wes Gordon, director creativo de la maison, y en aquel momento ya parecía tener un objetivo clave a pesar de tener que dar un nuevo giro a su vestido de novia soñado: personalizar un look de pasarela que le había enamorado.
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No toda experta en moda tiene la posibilidad de trabajar mano a mano como un genio como Gordon, Tamara en cambio ha tenido la gran suerte de customizar una propuesta que se paseó sobre la pasarela y adaptarla a sus gustos y necesidades. Y en este caso, a diferencia de lo que podíamos imaginar, se trata de un modelo muy reciente, pertenece a la colección otoño-invierno 2023, y vio la luz por primera vez en la Semana de la Moda de Nueva York, concretamente en la temporada de febrero.
Se trata de un imponente traje de cuello cerrado que recuerda al antiguo repertorio del vestuario de las royals europeas -como los que llevaba la reina de Escocia, María Estuardo-, con una amplia falda negra de la que nace una pequeña cola. Un atuendo digno de un museo, con corpiño ajustado y manga larga que está decorado con delicados bordados de pedrería e hilos metalizados a lo largo del diseño formando flores -hojas de madroño y flores de nardo- cosidos a mano.
La madrileña ha estrenado en exclusiva su versión nupcial, en una lujosa seda marfil, cuello más amplio y pronunciado, hilera de botones bordados, la antigua técnica de bordado artesanal, Zardozi, sin tanto volumen en la falda y luciendo cola en cascada.