La boda campestre de Rocío, la novia valenciana del vestido troquelado y la coleta de tendencia

En el amplio abanico de tipos de boda que existen, cada pareja encuentra en su personal fórmula la perfecta representación del ‘sí, quiero’ que mejor encaja con sus gustos. Y es que sobre enlaces no hay nada escrito. Junto al mar, en plena ciudad, en las montañas… Las opciones son casi infinitas y la que más convenció a Rocío, una novia valenciana que ha cautivado a la red, es la de tintes silvestres. “Nos casamos el 20 de mayo de 2023. Pablo y yo no vivimos en la ciudad y nos gusta mucho la naturaleza, así que cuando buscamos iglesia y sitio de celebración tenía que ser cerca de nuestra zona, donde viven también nuestras familias y amigos, y lo menos urbanita posible”, nos adelanta ella misma. La pareja se decantó por la Parroquia de Santa Bárbara (en Rocafort), rodeada de un precioso entorno y por Campo Aníbal para la celebración: “porque habíamos estado en varías bodas ahí y a los dos nos gustaba muchísimo tanto la comida como los jardines”.

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Un vestido de novia troquelado

Para una celebración tan esperada e inspirada por el campo, nuestra protagonista quiso un look en sintonía con el escenario del festejo. Encontró a la firma perfecta para su vestido de novia, Aleste Atelier, que comprendió sin fisuras la idea de boda que tenía Rocío. “En una de las primera pruebas estuvimos viendo tejidos, me probé varios por encima pero no lo tenía claro. Cuando Alicia salió y entró con la tela de algodón, no dudé ni un minuto, era yo. Una vez elegimos la tela, dimos forma al vestido. Quería un estilo provenzal y campestre, que se integrara con la parroquia donde nos casamos y el estilo de la boda. Una de las cosas que más me gustó fue el volante encolado desmontable, cuando empezó la fiesta me lo quité para bailar y estuve comodísima. ¡Me pondría el vestido cualquier otro día!”, nos cuenta.

El resultado fue un delicado diseño realizado con un tejido perforado que presentaba una silueta recta, escote cuadrado (delantero y trasero), mangas farol y un volante sin volumen en el bajo. Sin embargo y lejos de lo que pudiera pensarse, Rocío no fue con una idea clara a la sede de la firma, sino que fue moldeándose con el tiempo. “Cuando me imaginaba vestida de novia me inspiraban estilos muy diferentes. No soy de las que lo tenían claro desde el principio. Sin embargo, sabía perfectamente lo que no me gustaba. Fui a conocer a Alicia, de Aleste Atelier, para contarle mi idea. Desde ese día supe que me haría el vestido con ella, aunque no teníamos claro aún cómo sería, hasta que vi la tela y no dudé”, explica.

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Lo más importante en un vestido de novia

Cuenta nuestra protagonista que para dar con el look más representativo para una prometida, esta debe dejarse llevar por lo que siente: “hoy en día hay muchísima inspiración de vestidos de novia, pero aunque tengas una idea y mil imágenes guardadas, cuando haces clic con un vestido o una tela, ve adelante. Para mí lo más importante es sentirte tú misma y estar cómoda, dejándote aconsejar, pero siguiendo siempre tu propia intuición”.

A este acertado diseño, Rocío le sumó unas sandalias de Lola Cruz, sencillas y bonitas, que adquirió a última hora. “Fui a probarme modelos y elegí uno pero no lo tenían en color blanco así que lo tuvieron que hacer a medida y llegaron unos días antes de la boda”, reconoce. Y unas joyas con un gran valor sentimental para ella: el anillo de pedida que diseñó su entonces futuro marido y unos pendientes que le regaló su madre. “En mi día a día no suelo llevar joyas, así que no me quería ver rara. De hecho, tenía hasta los agujeros cerrados de las orejas y tuve que insistir para ponerme los pendientes”, señala.

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Un ramo de novia silvestre

La valenciana buscaba un ramo de novia de corte silvestre, con movimiento, desenfadado y en tonos verdes y blancos. “En el ramo enganchamos un trébol que siempre llevaba mi abuela materna puesto y quería que me acompañara ese día”, confiesa. Las mismas flores que utilizaron para el diseño floral, repletas de significado, fueron protagonistas en la decoración nupcial y en el forro de las invitaciones de boda. “La idea de que todo tenga un sentido es muy yo”, dice Rocío.

En materia de belleza, la coleta fue el peinado de tendencia elegido, porque, nos cuenta la novia, ella siempre lleva el pelo recogido. “Estuve dudando entre moño o coleta pero en la prueba con Sandra (@coolandchic) cuando me vi con coleta me gustó tanto que no probé más peinados”, recuerda. Su maquillaje fue obra de Lorena Guzmán, quien le proporcionó mucha tranquilidad desde el primer momento. “Mis amigas que se habían casado antes, me la recomendaron, y a mí si me preguntaran haría lo mismo. En mi día a día, me suelo maquillar, así que estoy acostumbrada a verme así. El día de la boda opté por una piel limpia y una mirada más intensa, me encantó el resultado. Además, Lorena maquilló también a mi madre, estaba guapísima”, apunta.

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Cinco años de amor

Estos y otros muchos fueron los ingredientes de un día inolvidable, un enlace que llegó tras una bonita historia de amor que nos desvela la propia Rocío. “Pablo y yo nos conocimos hace cinco años, aunque somos vecinos desde siempre y nuestros hermanos son amigos. Además, teníamos mucha gente en común y habíamos coincidido varias veces, ¡incluso en viajes!, pero en esa época los dos teníamos otras parejas y nunca nos habían presentado. Desde la primera vez que quedamos, no nos hemos separado hasta hoy”, indica.

Y el pasado mes de mayo tuvo lugar su gran día, que organizaron ellos mismos con ayuda de sus familiares. La pareja sí confió en una wedding planner para coordinar toda la jornada: “contratamos a Raquel (@invitadapastel), ya que nos queríamos despreocupar de si ese día fallaba algo y poder disfrutar al 100%”. Los meses de preparativos, los novios se inspiraron en los enlaces de su entorno. “Los dos trabajamos y teniendo un bebé se reducen mucho los momentos que puedes dedicarle a la organización, pero con ilusión y cariño todo se puede. Nuestra familia nos ha ayudado mucho para conseguir llegar a todo, la verdad que los ratitos que le dedicaba a la boda los disfruté muchísimo y lo volvería a hacer todo igual”, comparte Rocío.

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La anécdota de los preparativos

"A una semana de la boda no tenía bata, me enamoré de una de Namur y estaba fuera de existencias. Estuve buscando otras, pero ninguna era de mi estilo. Escribí a Namur para preguntarles, a ver si había suerte, ¡y me dijeron que sí! En dos días la tenía en casa.

Por otro lado, Pablo llevó una corbata de mi padre y se la puso de sorpresa, me pareció un gesto muy cariñoso".

Decoración de una boda en interior

Para la celebración en Campo Aníbal, los novios dudaron entre decorar los interiores o los exteriores, pues amenazaba la lluvia. “Al final, la hicimos en el comedor interior y quisimos simular un bosque combinando centros bajos sin base ni macetas, otros con base y altos tipo árbol. Además, decoramos las lámparas y vigas de verde. Estaba espectacular, cuando lo vimos no nos lo creíamos. Steven, de El Taller de Clo, entendió desde el principio nuestra idea y confiamos y delegamos 100% en él. Qué importante es tener feeling con los proveedores de tu boda”, aconseja.

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Hecho por la novia

"También me gusta mucho el diseño, así que me encargué de diseñar la papelería de la boda, ensayé con el bautizo de nuestra hija y salió de 10, así que me tiré a la piscina. El resultado fue justo lo que quería y quedó increíble con la decoración floral".

Lo más especial del día

"Los días anteriores a la boda Pablo y yo comentábamos la ilusión que nos hacía poder reunir a todos nuestros amigos y familia ese día. Fue muy emocionante. Pero lo más especial fue poder compartir ese día con nuestra hija Rocío que nació el año pasado. Ella le ha dado sentido a todo y es un recuerdo imborrable para todos".

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Tantos recuerdos se agolpan en el corazón de Rocío y, con ellos aún frescos, solo puede recomendar a las parejas que se encuentren preparando su boda que disfruten de todo. “Ese día vives muchísimas emociones y los días posteriores a la boda aún sigues en una nube, aprovechad ese tiempo juntos y ya contestareis a los mensajes más adelante”, cuenta entre risas. Si tuviera que quedarse con una sola cosa, la novia tomaría nota de las palabras de su párroco: “un matrimonio son dos personas, no dejéis que nadie se entrometa y luchad por vuestra unión”. 

Rocío no se olvida de todos los proveedores que trabajaron en su enlace e hicieron del día una jornada que nunca podrá olvidar:

Fotos: Kiwo.

Vestido: Aleste Atelier.

Zapatos: Lola Cruz.

Peluquería: Cool and chic.

Maquillaje: Lorena Guzmán.

Bata: Namur.

Flores: El taller de clo.

Coordinación: Invitada pastel.