El pasado sábado, 24 de junio, será un día que ni Aymeric Laporte ni Sara Botello podrán olvidar. Después de diez años juntos, el futbolista y la bailarina dieron el ‘sí, quiero’, pero no había nervios, más bien todo lo contrario: “Estamos muy felices y tenemos muchas ganas de dar este paso juntos”, nos contaban. La pareja ponía así broche a su noviazgo en un escenario con siglos de historia: el Castell de Sant Marçal , situado en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), que en la actualidad pertenece al XXII Marqués de Serdañola.
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Sara nos confiesa que si algo tenía muy claro era cómo serían sus dos vestidos de novia, y que ambos debían incoporar pedrería. “Apenas me probé cuatro o cinco y elegí el primero. El segundo es, por otro lado, una pieza muy especial”, destaca.
Si en la ceremonia lució un vestido de Pronovias de corte sirena y escote corazón, en la fiesta posterior sorprendió con un look totalmente diferente.
La novia dejó atrás este diseño más clásico y deslumbró con el que, según nos cuenta, es su “vestido soñado”, y que confió a Alicia Rueda .
Con la ayuda de la diseñadora creó un modelo que reflejaba totalmente su personalidad a la hora de vestir: “elegante, pero muy sexy a la vez”. Y el resultado no pudo ser más rompedor: un vestido con un escote asimétrico que dejaba al descubierto uno de sus hombros.
El otro hombro estaba cubierto por plumas, que también adornaban la parte baja del modelo.
Su melena, ondulada y recogida hacia un lado, completaba su look nupcial en este día en el que, para ellos, lo más importante era “reunir a todos nuestros seres queridos en un evento tan especial… Es algo que nos hace mucha ilusión”.