Ayer por la tarde tuvo lugar en Madrid la boda de Manuela Vega-Penichet y Álvaro Taracena, un romántico enlace celebrado en la Iglesia de San Antonio de los Alemanes. La novia llegó al templo, situado en el barrio de Malasaña, en un precioso automóvil descapotable de época que era conducido por el padrino, su padre, Juan Vega-Penichet. Fue en ese momento cuando descubrimos el look que había elegido la novia para su gran día, un estilismo muy favorecedor, romántico y atemporal con toques de tendencia y alguna sorpresa.
Un corte muy favorecedor
Manuela apostó por un vestido de líneas depuradas con corte asimétrico, un tipo de corte que adoran las expertas en moda ya que despeja la clavícula y afina visualmente la zona del escote y los brazos. Estaba confeccionado en un tejido ligero de acabado satinado con mucho movimiento, y contaba con corte a la cintura, de donde partía la falda en línea 'A', con discreta cola y adornos fruncidos estilo 'nido de abeja' en la zona de la cadera, un detalle sencillo pero diferente que aportaba una dosis extra de originalidad.
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Manuela se quiso sumar a una de las tendencias nupciales en auge, la de ir velada, algo que se llevaba mucho antiguamente pero que dejó de verse tanto y ahora están recuperando novias tan estilosas como Marta Lozano o Lucía Domínguez Vega-Penichet, prima de Manuela. En su caso, ha optado por un largo velo de tul clásico que, a su llegada a la iglesia, le cubría el rostro y que, como dicta la tradición, posteriormente ha colocado hacia atrás para mayor comodidad.
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El toque de originalidad
El punto más llamativo del look de la novia fue el tocado que lució bajo el velo, un diseño muy original que contrarrestaba el minimalismo del vestido y que aportaba un aire totalmente diferente. Se trataba de una pieza de estilo vintage decorada con abaolorios y pedrería en el mismo tono blanco y que iba colocada en la zona frontal, cayendo hasta las sienes. Para cederle todo el protagonismo, recogía su melena castaña en un moño bajo, e iluminaba su rostro mediante unos pendientes colgantes de brillantes.
En cuanto al ramo, se alejaba de elecciones tradicionales como peonías, margaritas o rosas apostando por un bouquet de estilo silvestre muy desenfadado compuesto a base de ¡buganvillas! en el clásico tono morado tan típico de esta planta.