La mayoría de los anillos de compromiso —se calcula que un 75%— están protagonizados por un bonito diamante. Una piedra con un brillo muy característico que enamora especialmente a las novias. Aunque el uso de los diamantes en este tipo de joyas se popularizó durante el último cuarto del siglo XIX, fue a partir de 1947 cuando la relación entre esta piedra y las bodas quedó ligada de una forma muy particular cuando De Beers lanzó su famoso eslogan 'Los diamantes son para siempre'. Pero hay mucho que desconocemos sobre esta piedra tan especial. Por eso, con la ayuda de Sara Benavente gemóloga experta en diamante y tasación y creadora de la firma de alta joyería que lleva su nombre y está especializada en joyas autobiográficas certificadas, te contamos cuatro curiosidades que deberías saber sobre ellos.
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1. ¿Qué determina su precio?
Cuando hay una diferencia de tamaño significativa entendemos que dos diamantes tengan precios muy diferentes, pero si estamos ante piezas aparentemente iguales nos cuesta más entender por qué esta variación. "El precio de un diamante viene determinado por las famosas 4 C's: color, clarity, cut y carats, es decir, color, pureza, talla y quilates", apunta Sara Benavente y nos explica en qué consiste cada una.
Color
De entrada esta cualidad puede resultar llamativa porque los diamantes (o al menos la mayoría) son incoloros. "Cuando hablamos sobre el color de los diamantes incoloros nos referimos a cuánto matiz amarillo o marrón presentan. Se gradúan según la escala alfabética introducida por el prestigioso Gemological Institute of América", nos cuenta Sara. Esta escala comienza en la letra D, siendo este el tono más puro, y concluye en la Z. "Los colores D,E y F son excepcionalmente bellos, G y H muy hermosos y los I comienzan a mostrar un matiz amarillo leve".
Pureza
Apreciar la pureza de un diamante a simple vista es complicado hasta para quienes se dedican a ello. "El grado de pureza se basa en lo que puede verse a través de una lupa de 10 aumentos. Y se valora el defecto y su ubicación", nos cuenta Benavente.
La pureza hace referencia a la presencia o no de inclusiones o defectos externos, peculiaridades que, tal como nos explica la experta, aparecen durante el crecimiento. "Pocas personas pueden apreciar ninguna diferencia visible entre los diamantes hasta que no llegan a los grados imperfectos y quiero advertir que cada salto de grado afecta significativamente a su precio".
¿Cuáles son esos grados de pureza? La experta nos lo explica:
- Flawless: sin imperfección externa ni interna.
- Internaly Flawless: sin defectos internos y sólo algunas máculas externas menores que podrían eliminarse con el pulido.
- VVS1 y VVS2: con defectos internos muy muy difíciles de ver con lupa de 10 aumentos.
- VS1 Y VS2: con defectos internos difíciles de ver con lupa 10 de 10 aumentos.
- SI1 Y SI2: con defectos que un observador cualificado verá fácilmente.
- I1 I2 I3: también llamados piqué; son diamantes imperfectos. Los I3 pueden ser incluso considerados de calidad industrial.
Quilates
Si conoces mínimamente el mundo de la joyería, seguro que sabes que, junto a la descripción de las piedras, suele indicar su número de quilates. Sara nos explica que los diamantes se venden según su peso en quilates y, un quilate, corresponde a un quinto de gramo. "El quilate es una unidad de peso y no de tamaño por lo que un diamante de un quilate y una esmeralda de un quilate no tienen el mismo diámetro puesto que tienen diferente peso específico".
Talla
Aunque todas las cualidades anteriores son importantes, la calidad de la talla puede suponer un incremento del precio del 50% o el 40%. Para que un diamante tenga ese brillo que los caracteriza debe tener una forma concreta y, cuanto más perfecta sea ésta, mayor será su calidad.
"La talla incluye las proporciones y el acabado y ambos están relacionados con el fuego y el brillo. Además, diferencian al diamante de cualquier otra gema. Y si la talla es mediocre el diamante se verá apagado y sin vida. Las diferencias de la calidad de la talla también pueden afectar a la durabilidad del diamante, pues algunos defectos en la misma lo debilitan y pueden llegar a desportillarse o romperse", apunta Benavente.
2. ¿Por qué es importante tener un certificado?
Ya nos lo advirtió Pilar Lobato, creadora de Joyas Antiguas Sardinero, cuando le preguntamos qué era lo más importante a la hora de adquirir una pieza vintage. "Primero y principal, acudir a un comercio que garantice la pieza que compras con una factura y una descripción detallada de la pieza". Un consejo que, en realidad, sirve para cualquier joya.
"Como hemos podido comprobar sólo un gemólogo experimentado podrá graduar un diamante correctamente por lo tanto vemos imprescindible exigir el certificado gemológico de la joya al completo y muy recomendable el solicitar también un certificado adicional de la gema de un laboratorio de análisis acreditado", recomienda Sara Benavente. Y es que un diamante es una inversión para toda la vida.
3. ¿Existen los diamantes de color naturales?
Estamos acostumbrados a ver joyas con diamantes incoloros, pero si recuerdas el segundo anillo de compromiso que Ben Affleck le regaló a Jennifer López, este era de color verde. "En la naturaleza sólo 1 de cada 10.000 diamantes de la extracción mundial es un diamante de color y pocas personas lo saben pero aparecen en más colores y más matices de color que cualquier otra gema", nos cuenta Sara.
Pero cuidado, no todas las joyas que incluyen diamantes de color eligen piezas naturales. "Es importante saber que hay diamantes naturales de colores tratados y son aquellos diamantes de la serie incolora poco demandados por el grado de su escala que son sometidos a tratamientos de altas presiones y altas temperaturas para obtener colores ‘fantasía’ siendo una alternativa muy económica y nada joyera", añade.
Como te imaginarás las piezas que sí incluyen diamantes de color naturales tienen un precio muy superior por su singularidad, por lo que esta podría ser la primera señal de alerta.
4. ¿Qué hay de las tallas fantasía?
¿Cuántas tallas o formas de diamantes conoces? La talla brillante es, probablemente, una de las más conocidas y, tal como nos explica Sara, la que "saca más bondades al diamante". Sin embargo, existen muchas formas alternativas: redondo, princesa, esmeralda, corazón, oval, pera, marquesa, trillion, typer… "Y formas nuevas que generan entusiasmo como la talla radiant, el quadrillion o la asscher", recuerda la experta.
Sara Benavente nos explica que el creciente gusto por las joyas vintage ha hecho que los diamantes de talla antigua sean más actuales que nunca. Sin embargo, nos advierte que hay que tener cierto cuidado con estas piezas. "Presentan defectos de talla, sus proporciones no son óptimas; suelen presentar filetín grueso o demasiado fino, culets asimétricos o desalineados y los precios deberán ser inferiores a los diamantes de tallas modernas".