Los Medinaceli han congregado este sábado a la alta sociedad en Sevilla con motivo de la boda de Sol de Medina Orleans-Braganza, condesa de Ampurias y primogénita de los duques de Segorbe, y el ingeniero Pedro Domínguez-Majón. Fue en la iglesia de San Esteban, ubicada en el sevillano barrio de San Bartolomé, y posteriormente en Casa Pilatos para la celebración, donde acudieron personajes célebres, como Isabel Preysler o Alfonso Díez, todos felices de atestiguar la unión, así como el majestuoso look de la novia, que está repleto de guiños al linaje familiar.
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El vestido de la novia está confeccionado con una base de organza de seda champán y una capa superpuesta de gasa en un tono más opaco que cae drapeada sobre el cuerpo, pero se ciñe sobre su abdomen, plegada por un simbólico sol bordado, en honor a su propio nombre. Este diseño exclusivo de Victorio & Lucchino, de escote redondo con mangas cortas de sutiles volantes y conjuntado con unos guantes de ópera satinados, sigue una de las tendencias punteras entre las novias modernas, que optan por rescatar los estilos de las cortes decimonónicas en línea con la estética de la Regencia vista en la serie Bridgerton, todo un fenómeno de moda nupcial.
En el caso de Sol, sin embargo, el linaje nobiliario de la casa Medinaceli aporta un especial sentido, más allá de cualquier tendencia, a esta evocación de estos atavíos. La cola del vestido, de aproximadamente tres metros de largo, iba rematada por una puntilla antigua, la misma que adorna su bonita mantilla, a tono con el traje.
Sobre ella reposa el gran talismán de este estilismo nupcial: la tiara familiar de diamantes y perlas que Laura Vecino, duquesa de Feria, y María de Prado, duquesa de Tarifa, también lucieron en sus respectivas bodas, ambas celebradas en el palacio de Tavera.