Hay chicas que son unas enamoradas del mundo nupcial y, mucho antes de estar comprometidas, guardan en una carpeta de inspiración todos los vestidos de novia que les gustan. Generalmente, cuando ya tiene fecha para el gran día revisan todo lo que habían almacenado y se dan cuenta de que tienen un estilo concreto. Alba nos explica que en su caso eran los diseños de patrones clásicos y los que a lo largo de los años habían llevado las royals los que más se repetían. Por eso, cuando llegó el momento de elegir su look nupcial tuvo claro que estas líneas debían estar presentes.
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Un vestido desmontable
Pero había algo que, en cierto modo, le preocupaba. Alba imaginaba su vestido de novia con una imponente cola, pero tanto a ella como a Jorge, su actual marido, les encanta bailar y no concebía la idea de cambiarse de vestido para poder disfrutar del baile. Por suerte, navegando en redes sociales dio con la solución: una preciosa sobrefalda que, además de aportar al vestido elegancia y majestuosidad, se podía retirar de forma muy sencilla. "Me guardé ese vídeo y cuando nos comprometimos, me vino a la cabeza esa diseñadora. Era Laura Monge. Esa fue mi primera toma de contacto con la diseñadora que haría mi vestido de novia", nos explica.
Alba no visitó ningún otro atelier ni optó por probarse otros diseños de colección antes. Cuando llegó el momento de empezar con su vestido de novia visitó a Laura. "Me transmitió mucha confianza y pilló al vuelo el tipo de novia que quería ser. Dibujó un vestido de crepe de seda de corte recto, con escote en pico, media manga y hombreras, un patrón que me encanta porque suelo llevar muchas americanas en looks de mi día a día y también de noche. Esta era la base sobre la que se colocaría una sobrefalda de organza con volumen en la cintura y una cola de tres metros y medio de largo", apunta.
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"El vestido se fue perfilando y los detalles marcaron la diferencia. Tanto la cintura de la sobrefalda como el remate de la manga tenían un bisel con la tela de crepe de seda usada por su reverso que daba una apariencia satinada. Marcaba la cintura y rompía la figura viéndome muchísimo más estilizada. La espalda se abría en forma de lágrima y en la última prueba, a Laura, se le ocurrió poder recoger la sobrefalda a modo de capa, en cada lado del hombro se colocaron dos botones sobre los que se sujetaba. Así, tanto en el cóctel al aire libre como en la entrada al banquete podía estar más cómoda y no pensar en pisotones inesperados", nos explica la novia.
Alba añade que disfruto mucho de todo el proceso creativo y de cómo fueron añadiendo pequeños detalles en cada prueba. Una semana antes de la boda, por ejemplo, decidieron que llevaría un velo de tul blando, de cinco metros, colocado hacia atrás.
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Algo prestado
Los diseñadores no solo suelen aconsejar a las novias sobre el vestido que mejor encaja con su tipo de cuerpo, también sobre los complementos que le ayudarán a crear un look equilibrado, en el que nada parezca colocado al azar. Alba, por ejemplo, quería combinar su vestido con los zapatos joya de Manolo Blahnik, el modelo Hangi en color azul, que en la ficción tenía Carrie Bradshaw. "Rápidamente desechamos esta idea porque como me dijo Laura, al llevar ese detalle joya, podría engancharse fácilmente el vestido al caminar y tener un susto".
Alba se enamoró del diseño que Laura y su hija Adriana le dejaron para las pruebas, unos zapatos de Jimmy Choo que estaban descatalogados. “Me compré otro modelo de la firma pero eran de tejido brillante en color hielo platino y efecto empolvado con puntera puntiaguda. Tanto Laura como Ari me dijeron que no lucían tanto y me ofrecieron llevar los suyos”. Un calzado que a lo largo de la celebración cambió por unas sandalias de Flordeasoka, para poder bailar hasta el final de la noche.
Sentirse una misma
No sentirse disfrazada es una de las recomendaciones que más repiten los diseñadores cuando las novias tienen dudas con su vestido. Pero este consejo no solo debería hacer referencia al vestido, también al resto de elementos que componen el look nupcial y, muy especialmente, al maquillaje y al peinado. Alba tenía claro que recoger su melena sería extraño, siempre la lleva suelta. Por eso optó por un semirrecogido con ondas al agua no demasiado marcadas obra de Miriam Souto Peluqueros, que también creó su maquillaje natural, con efecto buena cara.
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Alba llevó una tiara creada a medida por Carmen María Mayz, un diseño para el que investigó y buceó en los joyeros de la realeza europea. El resultado por una pieza joya con eslabones de cristales Swarovski creada mediante técnicas de bordado, no metálica, adaptable, ligera y, tal como apunta la novia, muy cómoda. Completó el look con una gargantilla de oro blanco con un brillante y unos pendientes con tres diamantes que le había regalado Amparo, la madre de Jorge.
Un ramo muy romántico
La fecha en la que se celebra la boda no solo marca el tipo de vestido, también otros detalles como las flores. Alba nos explica que le gustaban mucho las peonías para su ramo, de estilo bouquet, pero como el enlace se celebraba en septiembre no suele haber. "Barajamos otras flores del mismo estilo y, Mari (de Soriales) me aconsejó optar por rosas Austin y así fue. El lazo del ramo era de organza blanca al igual que la sobrefalda de mi vestido".
Y llegó el gran día
El número 17 tiene un papel muy especial en la relación de Alba y Jorge. Fue un 17 cuando se conocieron y, tres meses después, también ese día cuando iniciaron su noviazgo. "Cuando fuimos a fijar el día de nuestra boda, teníamos claro que queríamos agendarla en el mes de septiembre por eso de volver relajados de las vacaciones de verano en agosto y tomarnos un respiro en medio de las últimas gestiones. Cuando vimos que había un sábado 17, no nos lo podíamos creer y tuvimos claro que ese tenía que ser nuestro día".
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La celebración fue en Lugo, la ciudad donde nació y creció Alba hasta que se mudó a Madrid para estudiar periodismo. El 17 de septiembre se dieron el 'sí, quiero' en la Catedral, en una ceremonia muy emotiva. "En el momento de la entrada sólo recuerdo la cara de Jorge, ni siquiera escuché la canción que había escogido para el camino al altar", apunta la novia y nos explica que para su entrada había elegido el Canon de J. Pachelbel en Do mayor.
"Ahí estábamos, los dos, decididos a comprometernos y dar el sí más importante de nuestras vidas. No podía estar más contenta, estaba con mi marido, nuestros amigos, nuestra familia y seres queridos dispuestos a seguir avanzando en un proyecto de vida común. Salimos de la Iglesia con el sonido de las gaitas de fondo de Son de Lugh. El resto del día fue rodado", rememora Alba y añade que se trasladaron al Pazo de Casa Grande para la celebración.
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Por último, los novios quieren destacar el brillante trabajo de los profesionales que los acompañaron en su gran día:
Vestido: Laura Monge
Zapatos novia: Jimmy Choo y Flordeasoka
Corona novia: Carmen María Mayz
Peluquería y maquillaje: Miriam Souto Peluqueros
Chaqué Jorge: Scalpers
Floristería, ramo, coche y decoración: Floristería Soriales
Música interior misa: Camerton Eventos
Gaitas: Son de Lugh
Lugar celebración: Pazo de Casa Grande
Decoración mesas y zona baile: Perfect Day Eventos
Vídeo: Enrique Pena
Fotos: Alejandra Ortiz
DJ: Javier Vilariño