Cuando Alessandra apareció, blanca y radiante, del brazo de su padre y padrino, Felipe de Osma, ante la mirada expectante de los cientos de curiosos que se agolpaban fuera de la basílica de San Pedro, en el ambiente se podía respirar la misma sensación: había nacido una auténtica princesa. El espectacular vestido, obra del diseñador Jorge Vázquez -con el que, además, la novia tiene una bonita amistad-, pasaría a la historia por su estilo romántico cuajado de delicados bordados florales. “No fui consciente del momento en el que estaba formando parte hasta que, meses después, vi la repercusión que había tenido… Definitivamente, este vestido ha sido uno de los más importantes que siempre formarán parte de la historia de la casa”, nos cuenta el diseñador, quien recibió este encargo tan especial con muchísima alegría, no solo por la relación que le une a la novia, sino, también, por todo lo que suponía.
Desde el principio, la idea del vestido estaba bastante definida, pero al tratarse de un modelo a medida, nos explica el diseñador, se fueron trabajando muchos detalles en las diferentes pruebas, en busca del vestido ideal y de lo que más favorecía al cuerpo. Para su creación se necesitó más tiempo del habitual, por todo el trabajo y detalle que llevaba el diseño. “Normalmente, es un proceso que dura seis meses, pero, en este caso, en base a la complejidad del vestido, el reto que suponía y todo el trabajo de taller, empezamos con ocho meses”, explica el modisto. Además, al tratarse de una boda real -desde su matrimonio con el príncipe Christian de Hannover , Alessandra de Osma es Alteza Real y comparte el título de princesa de Hannover y duquesa de Brunswick-Lüneburg con la princesa Carolina de Mónaco y sus cuñadas, Alexandra y Ekaterina-, hubo que tener en cuenta muchos otros detalles. Por ejemplo, “parte fundamental fue la idea de una cola muy grande, apropiada para una boda así, y la tiara floral de los Hannover”, que se remonta al siglo XIX y que perteneció a la princesa Victoria Luisa, abuela de la Reina doña Sofía y bisabuela del novio.
Un slip dress, un diseño de seda con falda princesa y un abrigo de tweed fueron los otros looks que eligió la novia para decir ‘sí’
¿El resultado? Un diseño de inspiración clásica , que presenta una línea princesa, realizado en chantilly francés, gazar de seda tripe y bordado sobre el propio dibujo del encaje con hilo de seda, abalorios y pequeños pétalos en organza. En definitiva, un vestido de novia que pasará a la historia por su elegancia, su romanticismo y por la riqueza de sus encajes, y que Jorge Vázquez recuerda con especial cariño: “Fue una experiencia maravillosa que nos permitió formar parte de un momento muy especial. Alessandra es una novia icónica para la firma, de esas que marcan un antes y un después por lo que representan”.
El vestido
“De línea princesa, realizado en chantilly francés, gazar de seda triple y bordado sobre el propio dibujo del encaje con hilo de seda, abalorios y pequeños pétalos en organza”, nos cuenta su creador, el diseñador Jorge Vázquez, quien, además, nos desvela un pequeño detalle que escondía el interior del vestido: “Bordamos una frase muy especial. Una frase relacionada con las grandes historias de amor, para una novia muy especial”.
La tiara
El “algo prestado” de Alessandra de Osma fue la tiara floral de los Hannover, del siglo XIX, que perteneció a la princesa Victoria Luisa, abuela de la Reina doña Sofía y bisabuela del novio. La joya está realizada en platino con cientos de diamantes y presenta un diseño floral con motivo de madreselva, símbolo de amor eterno.
“Alessandra es una novia icónica para la firma, de esas que marcan un antes y un después por lo que representan” (Jorge Vázquez)
La cola
Fue una parte importante del diseño del vestido de novia, sobre todo, por tratarse de una boda real. “Parte fundamental fue la idea de una cola muy grande, apropiada para una boda así”, nos cuenta Jorge Vázquez. La sujetaban su cuñada Alexandra de Hannover y su mejor amiga, Alejandra de la Puente, que también fue testigo en el enlace civil, que se celebró en Londres unos meses antes de la ceremonia religiosa.
Una boda real
En su Lima natal, Alessandra de Osma dio el ‘sí, quiero’ al príncipe Christian de Hannover en la basílica de San Pedro. Fue una boda real: la novia es, desde entonces, Alteza Real y comparte el título de princesa de Hannover y duquesa de Brunswick-Lüneburg con la princesa Carolina de Mónaco y sus cuñadas, Alexandra y Ekaterina.
El ramo
El toque primaveral fuero el hilo conductor de todo el look, desde la tiara floral de los Hannover a los pétalos en organza del vestido. Fiel al estilo clásico y romántico del diseño, la novia eligió para completarlo un sencillo pero elegante bouquet de flores blancas , que casaba a la perfección con la idea primaveral del look nupcial.
La ceremonia civil
En una celebración íntima, a la que asistieron alrededor de unos treinta invitados, Alessandra de Osma y Christian de Hannover se dieron el ‘sí, quiero’ en Londres, en noviembre de 2017. Para este emotivo día, la novia eligió un abrigo en tweed en tonos crema, de Chanel, y zapatos, de Aquazzura.
Los otros vestidos
Tras la ceremonia religiosa y el almuerzo, llegó la hora de la fiesta. Para esta cita tan especial, la novia llevó un vestido lencero de raso que ‘coronó’ con una gran diadema de flores. Y como broche final a las celebraciones, los novios organizaron una fiesta de largo, en la que Alessandra deslumbró con un traje en seda blanca, de Oscar de la Renta.