Tras darse el “sí, quiero” en una finca sevillana, sellando así una historia de amor que comenzó tras el confinamiento, mientras Teresa Baca y Álvaro Torres Calderón daban paseos a la orilla del Guadalquivir, los recién casados disfrutaron de una espectacular celebración con sus familiares y amigos.
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Llegaba el momento de la fiesta, del flamenquito, de la música de un Dj... pero antes, como es tradición, los novios tenían que abrir el baile. Para ese momento, la modelo y periodista sevillana, que con su fabuloso vestido de novia dejó a todos los presentes con la boca abierta, aún tenía reservada una sorpresa.
Cada vez son más las novias que optan por llevar dos looks distintos para su gran día o se suman a la tendencia de los vestidos transformables. En el caso de Teresa, prefirió cambiar totalmente de estilo, confiando de nuevo en la firma Antonio García, que creó para ella un fascinante segundo traje.
Siguiendo el mismo hilo conductor de tomar como referencias el cine y el mundo de la moda, Antonio y Fernando García se inspiraron en las imágenes de Lauren Hutton en los años 70, y “esa época dorada de un diseñador americano que yo admiro profundamente, Halston”, nos comentó el mayor de los hermanos sevillanos.
Teresa hizo una aparición de impacto con un vestido en satén de seda color marfil claro, cortado totalmente al bies, con cuello foulard efecto drapeado y caída hacia espalda.
“Ya pasamos a una idea mucho más festiva y con el tipazo que tiene Teresa, le queda de cine. Y es un look más moda, un poco más arriesgado, pero sigue siendo super estiloso”, apuntan los diseñadores, que describen el detalle del cuello, como “si fuera un asimétrico, pero ese asimétrico lo moldea el foluard en el cuello”.
La modelo cambió también su peinado y dijo adiós al recogido alto y pulido que llevó en la ceremonia. Para la fiesta se soltó, literalmente, su característica melena rubia, que lució peinada hacia un lado, con la raya en medio, y que combinó con otras joyas de Bárcena. Para poder bailar sin descanso, la sevillana optó por unos zapatos de plataforma de Mascaró, que más tarde, cambió de nuevo por unas cómodas alpargatas de Cloouii.