Pasaban casi quince minutos de la una del mediodía, cuando, como se suele decir, por fin se desveló el secreto mejor guardado de la boda de Teresa Baca: el vestido de la novia. Del brazo de su hermano Guillermo, que ejerció de padrino, la modelo desfiló radiante hacia su encuentro con Álvaro Torres.
El vestido, “una joya, que ha superado todas mis expectativas”, como nos comentó la propia novia, es una creación de los hermanos Antonio y Fernando García, el tándem de diseñadores sevillanos que está al frente de la firma Antonio García. Especializados en moda nupcial, “es nuestro fuerte”, aseguran, también visten a numerosas actrices y celebrities en las alfombras rojas: desde Eva González, Nieves Álvarez o Inma Cuesta a la influencer neoyorquina Olivia Palermo, que impactó con un vestido camisero de los andaluces en la última edición de la feria flamenca SIMOF.
En una conversación al alimón, Antonio y Fernando nos cuentan que para crear el traje de la modelo sevillana se inspiraron ligeramente en el vestido de novia de Grace Kelly, pero actualizado, una idea que les comentó la propia Teresa. “Nos dijo que desde pequeña soñaba o tenía la referencia del vestido con el que Grace se casó con Rainiero de Mónaco. A nosotros nos encantó la idea, evidentemente, porque ¿hay algún traje más icónico que el de Grace Kelly? Pocos. Es estiloso, es elegantísimo… así que el punto de partida fue sobre esa idea”, señala Fernando, que además de trabajar codo con codo con su hermano mayor en la firma de moda, tiene una amplia trayectoria como figurinista de cine, faceta que ya le ha valido dos premios Goya al Mejor Diseño de Vestuario: el primero por La isla mínima, en 2015, y el más reciente, por Modelo 77, en la ceremonia de este año.
“La inspiración también venía un poco por la propia Teresa: tiene un cuerpazo, un cuello espectacular, unas proporciones y unos hombros que había que aprovechar. Y su trayectoria como modelo y el que tuviéramos como referente a Grace Kelly, que ha sido un icono del cine y de la moda absoluto, nos abría puertas a diferentes ideas”, añaden.
Antonio tenía muy claro que querían que el vestido “respondiera absolutamente a nuestra filosofía: ese contexto clásico que tenemos pero con un punto absolutamente actual y contemporáneo. Líneas depuradas, de un diseño muy claro, pero con un factor que le diera un puntito más de sofisticación, más de boda”.
El resultado es un traje de línea entallada, con un cuerpo interior con cuello alto en chantilly y un vestido superpuesto en gazar de seda natural, con escote curvo, manga larga y cola incorporada al traje, de color marfil. “El gazar —nos recuerda Antonio— es un tejido que fue creado expresamente para Balenciaga, en los años 50, por la casa de tejidos italiana Abraham. Él pidió que le hicieran un tejido de organza pero con una trama más tupida. Ahí nació el gazar, que es un tejido que a mí me ha fascinado siempre. Me encanta cómo se mueve, el grosor que coge, es muy de alta costura y la factura del vestido de Teresa es muy de alta costura”.
Antonio describe minuciosamente la construcción de esta pieza para el día más especial de la modelo sevillana: “Es muy entallado, con la cintura muy marcada, y la parte de arriba es como si un escote palabra de honor subiera mucho hacia el cuello; tiene una forma ondulada hacia arriba y sigue por la manga, que es larga, como si llevara unos guantes largos, crea ese efecto. La parte superior es un canesú en chantilly, como una segunda piel. Ese canesú no lleva costura en el hombro, que queda precioso, y luego remata en un cuello alto”.
La parte posterior, tiene también un detalle especial: “Es como si le abriéramos el vestido —prosigue Antonio—, se queda abierto y se ve todo el interior de esa espalda casi entera en chantilly, desnuda, súper bonita. Luego a nivel de patronaje, la zona del pecho no está trabajada con costadillos, sino de otra forma, que es muy mía, muy personal y es muy gráfica…”.
“A Teresa le gusta siempre ir muy pibón, y va pibón pero elegantísima. Es un vestido de costura”, añaden los diseñadores, que se han encargado también de asesorar a la novia en todo su outfit: el peinado, un recogido limpio y alto —”para que luzca a tope ese cuello que ella tiene”—, los pendientes, que son de Bárcena, el ramo… “Teresa lleva unos zapatos de Aquazzura, que son unos stilettos muy marcados de línea, con el tacón muy fino, forrados en satén de seda natural al mismo tono del traje; en el talón, además, llevan un detalle, como una lazada colgante en swarovski”, explica Fernando. En cuanto al ramo de flores, el creador sevillano comenta que le sugirieron a la novia que estuviera compuesto de peonías rosas. “Nos apetecía muchísimo en ella que fuera de color rosa. Nosostros solemos decirles a las novias que lleven flores blancas y algo de verde, pero en este caso, con ese vestido, nos encantaba que fuera así”.
Antonio y Fernando confiesan que poder haber creado el look nupcial de la modelo ha sido para ellos, “un regalazo”. Por su trayectoria en el mundo de la moda, “ella conoce a todos los diseñadores españoles, ha hecho muchas cosas en Nueva York con Oscar de la Renta, también en París… Además, ha confiado plenamente en nosotros, se ha dejado guiar y todo el proceso ha sido muy fluido, muy coherente, sin altibajos ni sorpresas, como nosotros trabajamos siempre. El estilismo ha quedado muy redondo y estamos muy contentos”.