Sucede en muchas ocasiones, más de las que se debiera y de las que aconsejan los expertos, que elaborar la lista de asistentes a una boda se pone complicado. Más allá de los familiares y amigos con los que la pareja disfruta, aquellos que están deseando que llegue el gran día, puede producirse que figuren otros nombres no tan deseados, que de alguna manera los novios sienten que tiene que estar, aunque no sea su expreso deseo. Hablamos de losinvitados ‘compromiso’, esos que generan algunos quebraderos de cabeza. “Podríamos decir que son aquellos que no tienen una relación demasiado estrecha con la pareja, pero sí, quizás, con sus padres u otros familiares cercanos. Puede ser también una persona del entorno profesional de la pareja o de su familia, y con la que no se tiene mucho trato, pero a la que se considera correctoinvitar a la boda”, nos explican desde Bodas de Cuento.
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En la teoría, nos cuentan la wedding planner de Los Sueños de Nona, el verdadero convidado disfruta y se emociona con los protagonistas. “Ser invitado debe ser directamente proporcional a sentir una sensación de alegría, tanto del que invita, como del que es invitado, en el caso de no ser así, aquí tenemos a un invitado compromiso, esa persona que, de una manera u otra, no debería asistir al evento, pero que en muchas ocasiones acaba estando y en un pequeño porcentaje, a veces no tan pequeño, es inevitable. Hay que decidir cuándo es aconsejable invitarles y cuándo no lo es”, recuerda.
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La duda no ofende
Sobre si es correcto contar o no contar con este tipo de perfiles hemos consultado a ambas expertas y encontramos dos visiones diferentes, aunque marcadas por los mismo matices. “Es una decisión muy personal de la pareja”, introducen desde Bodas de Cuento. “La clave es hablar de este tema y tomar la decisión de forma conjunta. Hay parejas que tienen clarísimo que quieren hacer una boda íntima, solo con sus familiares y amigos más cercanos y no aceptan este tipo de compromisos. Y también hay parejas para las que su ilusión es hacer una boda más grande y abierta a un círculo más extenso y aceptan contar con la presencia de este tipo de invitados”, señalan. Desde su perspectiva, ambas situaciones son válidas y vendrán marcadas por el tipo de enlace y familia en la que se encuentren los novios.
¿Cómo saber entonces la manera de proceder? Elsa, de los Sueños de Nona, recomienda partir de una lista base en la que se incluyan los imprescindibles y una segunda en la que aparezcan únicamente los dudosos. “Es en esta en la que se dibujan algunos invitados a los que nos cuesta emocionalmente decidir si se les invita o no, estos son los que nos pueden causar indecisión de inicio. Lo que aconsejamos a nuestras parejas, es que entre los dos consensúen evitando conflictos, siempre poniendo en la balanza los criterios que son importantes para ambos. En el caso de que el compromiso no fuera alto, nuestro consejo es no incluirlos en la lista”, matiza.
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¿Una decisión de dos?
Se plantea entonces el dilema de decidir, ¿quién o quiénes deben hacerlo? ¿Es cosa de los novios o de terceros? Abrimos debate. “Creemos que los dos miembros de la pareja deben estar de acuerdo. Si hay discrepancias hay que tener en cuenta todos los puntos de vista. Puede darse el caso de que uno de los miembros de la pareja tenga una familia muy pequeña y un círculo muy cerrado de amigos, y a la inversa el otro miembro, tenga un círculo mucho más amplio. Llegar a ese consenso puede ser complicado. Por otro lado, a veces los padres consideran que la pareja tiene que aceptar a esos invitados que los novios no invitarían si dependiese solo de ellos, pero hay que entender que en muchas familias hay cierta presión social y/o profesional y para los padres que estas personas formen parte de la lista de invitados es muy importante”, apuntan desde Bodas de Cuento.
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En este aspecto, Los Sueños de Nona coincide con sus compañeras: “pensamos que la decisión final es de los novios, aunque es cierto que en muchos casos existe una presión familiar, compromisos de los padres, o social, que puede generar conflicto, en este caso y siempre que sea posible, aconsejamos valorar y si es viable, incluirlos en la lista”.
La ubicación
El otro gran contratiempo es pensar en ubicar a estos perfiles dentro del banquete, puesto que muchas veces se quedan descolgados. En el caso de que asistan consultamos a las expertas: ¿dónde ubicarlos? ¿serían estos los perjudicados si tenemos una zona de baja visibilidad o de más incómodo acceso, por ejemplo o deberían ser tratados igual que un amigo o familiar muy cercano? “Siempre al hacer los planos de ubicación y elseating plan los novios deciden tener más cerca a los invitados más queridos, sin la intención, de perjudicar a los que puedan ser de compromiso. El protocolo marca unos criterios, pero cierto es, que es el día de la pareja, un evento dibujado por ellos, en el que inevitablemente, ladiscriminación natural sea tener más cerca a los que nunca han sido un compromiso”, cuenta Los Sueños de Nona.
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En línea con esta visión, Bodas de Cuento reconoce: “lo ideal en todas las bodas a la hora de valorar el espacio es elegir uno en el que la visibilidad en el banquete sea lo más óptima posible desde todos los ángulos. Lo lógico es que sean los amigos y familiares más cercanos los que se sienten más cerca de la presidencial. De esta forma, los compromisos es posible que queden más alejados. Pero, insistimos que lo ideal es que sigan teniendo visibilidad; cuidar de estos detalles hace que sea más especial el ambiente del banquete ya que todos los invitados lograrán sentirse parte importante del mismo”.
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Compromisos, una cuestión no resuelta
A pesar de que puedan seguir produciéndose este tipo de invitaciones comprometidas, lo habitual, cada vez más, es que los protagonistas apuesten por bodas reducidas. “También depende mucho del círculo social de la pareja. Seguimos haciendo bodas más grandes y no por eso son menos emotivas. La clave está en la actitud de los novios y en que tampoco se les ‘vaya de las manos’”, apunta Wendy, de Bodas de Cuento. Y es que pesan factores como el coste económico del evento, la limitación de aforo de algunos espacios, la propia filosofía de vida de la pareja y el pensar también, en la repercusión que puede tener el invitar a alguien, dice Los Sueños de Nona. Aunque: “inevitablemente, por instinto, intentamos que nadie se sienta mal por no ser invitado y que debe de haber un criterio consensuado por ambas partes, por lo que no es tarea fácil, pero la mayor parte de parejas intentan que las bodas sean mayoritariamente de imprescindibles y cada vez menos de compromisos”.