El pasado sábado, 17 de diciembre, la estilista Cristina Reyes y Jorge Puras, su pareja desde hace dos años y medio, celebraban la que, sin duda, ha sido una de las bodas más elegantes del año . Casi un año después de prometerse, Cristina y Jorge se dieron el ‘sí, quiero’ en la ermita de Nuestra Señora de Begoña, en La Florida, Madrid. Fue un día inolvidable para la pareja, que estuvo arropada por sus grandes amigos, entre los que se encontraban numerosos miembros de la aristocracia y la ‘jet set’ española, que no quisieron perderse el enlace de una de las estilistas más reconocidas de nuestro país.
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La novia apareció radiante en la ermita con un clásico vestido de Jorge Vázquez, en línea minimal y con escote caja y espalda cerrada, y pequeños detalles de desflecados en las mangas y los hombros. “Tenía que tener ese aire atemporal, clásico, pero con un punto muy moderno”, comentaba Jorge sobre el diseño. Cristina hizo la gran entrada al banquete con ese mismo vestido y así se mantuvo durante gran parte de la celebración, hasta que comenzó la fiesta.
Después de su primer baile como marido y mujer, Cristina reapareció ante sus invitados con un segundo look nupcial. Cambió a un diseño más cómodo con el que poder bailar y disfrutar al máximo de la fiesta, pero sin perder la elegancia. Se deshizo de su larga cola de dos metros y medio y el tocado de redecilla de Mimoki y se soltó la melena, mostrando su característica long bob. La estilista lució un vestido esmoquin de Pronovias Atelier blanco, con las hombreras muy marcadas. El diseño seguía la forma de la americana clásica con un cierre de doble botonadura, a partir de la cual se creaba una apertura pronunciada en la falda.
La novia también quiso hacer un intercambio en su calzado, y sustituyó los salones de terciopelo verdes de Aquazzura por unas bailarinas joya de Adeba.