Una buena inspiración es el mejor de los ingredientes para hacer de un vestido de novia un fenómeno que deje a todos los invitados a la boda boquiabiertos. Ese diseño nupcial espectacular es capaz de reflejar la personalidad de la protagonista del gran día, a través de siluetas y detalles especiales. Para Cristina, una de las novias más impresionantes del año, la mejor idea partió de María Antonieta para su estilismo y Grace Kelly para su look de belleza. “El vestido fue la culminación de todo lo que siempre había soñado. Mi madre me contó que cuando era pequeña me volvían loca las películas ambientadas en Versalles, porque me encantaba ver a las mujeres con aquellos vestidos encorsetados y voluminosos, con telas ricas y complementados con guantes bordados a mano. Quería que mi vestido reflejara ese estilo, pero en clave moderna y atemporal”, nos cuenta ella misma.
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‘Beauty’ a lo viejo Hollywood
Para estar radiante en su gran día, Cristina preparó su piel con tratamientos que mejoraron su textura y su luminosidad. Buscando ese mismo resultado deslumbrante, escogió su maquillaje y peinado, al más puro estilo viejo Hollywood. “Me inspiré en Grace Kelly durante la Gala de los Premios Oscar de 1956. Era un look elegante, clásico y atemporal. No quería aparecer ante mis invitados distinta, sino yo misma, pero en mi mejor día. En cuanto al peinado, tuve siempre claro que sería un moño estilo bailarina, que dejaría al descubierto los hombros y la espalda”, nos explica.
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Despejar el rostro era fundamental para exprimir al máximo las posibilidades y estética de su vestido nupcial, una creación, realizada en tafeta de seda natural color blanco roto, con corsé, escote Bardot, silueta princesa con volumen, abertura en la falda y guantes largos de seda natural. “Tuve la suerte de encontrar a Ze García. Un día, tras mil pruebas con otros diseñadores, fui a ver a Ze. Le expliqué dónde nos casaríamos, y le conté lo que no quería: 'el típico vestido de novia'. Recuerdo que me mostró una serie de vestidos que había utilizado en su desfile. El último que me probó era un top de color verde Tiffany con unas mangas redondas abullonadas y una falda con un nudo en la cintura. Me dijo que me fiara de él, y que tuviera imaginación. Cuando salí del probador y me vi, sabía que sería él sería el diseñador de mi vestido de novia, porque había captado a la perfección el estilo que quería”. Y logró dar en el clavo: “era más bello de lo que jamás hubiera podido imaginar”.
El glamuroso diseño estaba pensado para estar en sintonía con el entorno, un elegante castillo francés: “su estilo María Antonieta casaba perfectamente con el lugar”. Sucedió igual con otros ingredientes del look, piezas de tendencia, en clave minimalista y tan sofisticadas como el propio diseño nupcial. “Mis accesorios preferidos fueron un juego de pendientes de perlas de agua dulce de Sophie Bille Brahe, y mis zapatos, unos slingbacks blancos de René Caovilla Maison, bordados a mano sobre tul con pedrería, inspirados en el icónico zapato de cristal de Cenicienta”, revela Cristina.
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Ramo de una misma flor
Para nuestra protagonista, elegir el ramo no fue baladí y optó por darle un papel destacado a la variedad más solicitada del verano, en un diseño floral compuesto de un único tipo de flor: “elegí un ramo de peonías blancas grandes, brillantes y de hojas abiertas, atadas con una cinta de seda blanco perla. Recuerdo que olían a rosas, nenúfares y cítricos. Me decanté por esta flor porque representa la riqueza y el honor, encarna el romance y el amor y se consideran presagio de buena fortuna y de un matrimonio feliz”.
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Lujo de boda
Tan espectacular como cada uno de los elementos de su estilismo nupcial fue la organización del enlace, que tuvo lugar en la Provenza, en Francia, el pasado 18 de junio. Su gran día contó con una ceremonia religiosa y un posterior banquete, todo ello en un palacete del siglo XVIII, rodeado de viñedos y campos de lavanda. “Teníamos muy claro el estilo de nuestra boda, así que lo que hicimos fue crear un moodboard en Pinterest, con las ideas estilísticas y el Pantone que queríamos para nuestro día. Las palabras clave que definían nuestra idea de enlace eran: elegante, clásico, dramático y romántico, con un toque María Antonieta en clave moderna. Nos inspiramos en la boda de Onassis y Jackie Kennedy, así como en el matrimonio de Grace Kelly y el Príncipe Rainiero III”, apunta.
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Detalles palaciegos
El objetivo de la pareja era no renunciar a la propia belleza del escenario, buscando siempre una decoración atemporal, que reflejara su personalidad, por ello decidieron ser ellos mismos los que se encargasen de la dirección creativa y estilística del enlace. “Contratamos únicamente el servicio de producción y coordinación del evento, para garantizar que todo saliera a la perfección. Y así fue”, indica Cristina. Su exclusivo gran día estuvo repleto de sorpresas y también contó con una estudiada visión decorativa. “Lo más importante para nosotros era reflejar nuestro estilo en cada detalle, respetando las características del château, con el fin de potenciar la belleza natural del lugar. Por ello, optamos por colores que combinaran con la fachada, las estatuas, el parque natural y la vegetación autóctona. A partir de ahí, definimos el Pantone, que se basaba en colores tierra, salmón, amarillo claro, nude y beis”.
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Mesas, rincones y espacios estaban decorados evocando la época de Luis XIV, desde una perspectiva renovada, lo que se tradujo en muebles de madera de roble tapizados con telas de color piedra, una gran mesa en forma de serpiente con un mantel de gasa abullonada, detalles de pétalos de flores frescas y candelabros dorados vintage. “Durante el aperitivo, recreamos un espacio Versalles al aire libre, con sofás, sillones, y mesas de roble, adornadas con manteles de lino natural. En cuanto a la cubertería, elegimos un set de plata envejecido y unos platos clásicos de Richard Ginori”, recuerda.
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Todo estaba medido para construir una elegante armonía, dado que la pareja midió al milímetro cada detalle, gracias a un timing cuidadosamente elaborado. “No queríamos olvidarnos nada, y queríamos que todo fuera perfecto, así que, para cada momento, íbamos anotando los proveedores y personas involucradas, los elementos decorativos, la música e iluminación, y todos aquellos elementos necesarios para que cada segundo fuera inolvidable”, confiesa Cristina. Y ese es uno de sus consejos para los futuros novios, aunque por supuesto, no se deja atrás el más importante: “no olvidar nunca que, al fin y al cabo, se trata de una fiesta, de modo que, en los momentos de tensión, es mejor parar y retomar cuando sea posible. Lo importante es disfrutar el proceso en pareja, ya que los preparativos serán de las cosas que más echarán de menos cuando todo termine”.