Cada vez somos más conscientes de lo que implica ser sostenibles y tratamos de adaptar nuestros comportamientos para conseguir este fin. Por eso, si leemos las etiquetas de los productos que compramos y elegimos alimentos de temporada, no es extraño que, a la hora de organizar nuestra boda, pensemos en proveedores que compartan estas inquietudes. Aunque los expertos advierten que organizar un enlace cien por cien eco-responsable es una labor todavía muy complicada, sí es posible tomar decisiones que ayuden a lograr este propósito. Pero, ¿por dónde empezar? Por un vestido de novia sostenible.
La industria de la moda es una de las más contaminantes del planeta. Según datos de la ONU ocupa el segundo puesto del ránking -produce más emisiones de carbono que todos los vuelos internacionales- y aunque el fast fashion, por su velocidad, tiene gran parte de la culpa, cada vez son más las firmas comprometidas con el medio ambiente y con la denominada moda lenta.
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Cuando la diseñadora Inés Lacasa creó su atelier, tuvo claro que su trabajo debía estar ligado a este concepto. "Mi familia siempre ha estado muy concienciada y me inculcaron ese respeto por el medio ambiente, por eso siempre tuve claro que quería aplicarlo también a mi profesión y, en la medida de mis posibilidades, aportar un poco de claridad a este asunto. En lo laboral, aprendí mucho de mi paso ECOALF, una de las empresas pioneras del mundo en moda sostenible. También pasé un tiempo en Tailandia colaborando con una ONG en un proyecto de integración de mujeres refugiadas birmanas a través de la costura. Todas estas experiencias fueron sumando en mi trabajo como diseñadora", nos explica.
Y es que, como ella misma nos recuerda, la sostenibilidad no solo está relacionada con la elección de los materiales. "Va más allá y supone cuidar muchas más cosas: los procesos de producción, las cantidades o la parte más social, las personas que forman parte del equipo, los colaboradores o nuestro entorno más próximo", asegura Inés. Una afirmación con la que coincide José María García González, director creativo de Ze García. "No tiene sentido comprar en una firma fast fashion una prenda sostenible cuando esta misma prenda llega en un avión desde su lugar de producción y se produce de manera masiva y con una mano de obra que opera en pésimas condiciones. Hay que valorar siempre todo el contexto".
Las dificultades de ser sostenible
Ser sostenibles no es sencillo para los diseñadores. Tanto Inés como Jose María aseguran que dar con los materiales más adecuados para confeccionar sus diseños resulta bastante difícil. "Muchos de los tejidos que utilizamos para novia todavía se encuentran en desarrollo para producirlos de manera sostenible. Y no hay mucha oferta ya que se necesitan unos pesos y caídas específicos", explica el creador de Ze García. "También es complicado encontrar compañías que cuenten con certificados de sostenibilidad que avalen su trabajo y que puedan darme la confianza de que también ellos han cuidado cada parte del proceso. Más aún si tratas de trabajar siempre que puedes con tu entorno más cercano para evitar impactos relacionados con la logística o el transporte, porque a veces las opciones se reducen", asegura Inés.
Aun así cada uno de ellos pone todo lo que está en su mano para seguir creando de forma consciente. Desde Ze García, por ejemplo, consumen únicamente los materiales y tejidos necesarios para confeccionar cada vestido de novia o invitada. "De este modo no generamos stocks ni residuos. Además, la buena calidad de nuestros tejidos materializa un vestido que dura de por vida, perfecto para reutilizarse con los años o pasar de generación a generación. Y la gran mayoría de los tejidos siempre son de cercanías. Sobre nuestros procesos, producimos localmente en nuestro atelier de Barcelona con un equipo de profesionales increíbles tengo que decir".
Para Inés, la sostenibilidad está presente en todos los pasos y decisiones de su firma, desde los tejidos a las etiquetas de algodón reciclado, pasando por la compañía eléctrica que los suministra. "Soy siempre coherente con mi discurso y con lo que ofrezco y cuido hasta el último detalle para que así sea".
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Las novias cada vez lo tienen más claro
Todavía queda mucho trabajo por hacer tanto en España como en el resto del mundo, pero la buena noticia es que cada vez más novias apuestan por un vestido sostenible para su gran día. Una de ellas es Elena, que se casó el pasado mes de agosto con un diseño de Inés Lacasa.
Elena nos explica que, cuando llegó el momento de pensar en su vestido de novia, tenía claro que quería un diseño a medida. Buscaba una pieza única, con una espalda diferente. Pero se sentía un poco agobiada por todo lo que implicaba elegir esta prenda, sobre todo a nivel de sostenibilidad. "Un vestido de novia es una inversión de mucho dinero, y siempre que lo hablaba con mi madre, comentábamos que nos daba mucha pena, entre otras cosas, todo el tejido que se desperdiciaba. Me agobiaba mucho". Por eso cuando descubrió a Inés Lacasa y su concepto de alta costura al servicio de la sostenibilidad todo empezó a cambiar.
La novia nos asegura que no solo le gustaron las propuestas de la diseñadora o su trato exquisito, también su forma de entender la confección. Relata que Inés, por ejemplo, le explicó que reutilizaba la toilé -el tejido que se utiliza para realizar las pruebas del vestido- en otros proyectos. También que sus tejidos eran naturales y, por tanto, de una calidad extraordinaria. Además, le explicó que algunas de las partes de su vestido podía volver a utilizarlas. "Yo llevaba un sobrevestido que puedo volver a ponerme. Incluso me facilitaba la opción de teñirlo. Me gustó mucho que esas prendas que habían costado tanto tiempo y tanto gasto -no solo económico, también de materiales- pudieran tener una segunda vida", asegura.