Alex Rivière y Christian Sieber se han casado en Venecia en una ceremonia romántica, llena de estilo y glamour, y muy emotiva, celebrada en el exclusivo Palazzo Padapopoli, del siglo XVI, asomado al Gran Canal y en cuyas estancias se puede dormir bajo los frescos pintados por Tiepolo. En el día más especial de su vida, la directora creativa y empresaria, todo un referente de moda y estilo, quería ser más que nunca ella misma y no sentirse disfrazada.
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Su vestido de novia no podía reflejar mejor los atributos que mejor la definen: buen gusto, elegancia y sofisticación. Alex confió en Dior, la firma que precisamente apostó por ella muy al principio de su carrera y que siempre ha estado presente en momentos importantes. Es una gran fan del trabajo de Maria Grazia Chiuri y la maison no podía faltar en una ocasión como esta. Y Alex se convirtió en una auténtica princesa en su palacio veneciano, protagonista de una boda única e inolvidable.
El que siempre es el secreto mejor guardado quedó desvelado a primera hora de la tarde del sábado 5 de noviembre cuando la novia entró en el salón del hotel Aman donde tuvo lugar la ceremonia. Velas, cientos de flores blancas y en algunos momentos del recorrido también el verde para crear una atmósfera de bosque encantado, recibían a la espectacular novia. Creado especialmente para ella, el vestido está confeccionado en gasa de seda plissé, con el hombro asimétrico y cinturón centrado. Llevaba además una capa transparente de gasa anudada al cuello.
Completo su look con joyas de Chaumet, pendientes y gargantillas de oro blanco y brillantes, y zapatos de Aquazzura, customizados por Edgardo Osorio, muy buen amigo de la pareja. Alex llevaba su “algo” azul en el calzado, ya que las suelas eran de este color. Maquillada también por Dior, eligió la naturalidad y como peinado un sencillo y elegante moño de bailarina.