Encontrar la verdadera esencia de la novia y plasmarla en un vestido que rezume su personalidad es tarea de las firmas que diseñan a medida. Y es precisamente cuando se da en el clavo cuando surge una suerte de magia que deja al novio y a los invitados con la boca abierta. Es lo que le sucedió a Carmen en su gran día en Córdoba: que su look de novia no podía ser más especial y no solo terminó por conquistar a los asistentes, también a los expertos y a la red. Su diseño desmontable, obra de Inuñez, era moderno y romántico al mismo tiempo y destacaba por unas margaritas bordadas de lo más favorecedoras.
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Bordados florales
Al principio, Carmen no tenía claro lo que buscaba, pero en su primera visita, a Inuñez fue consciente de que allí encontrarían el estilismo perfecto para ella. “El día que la conocí me empezó a preguntar sobre mí y lo que me gustaba y yo, que hablo muchísimo, le conté mi vida entera”, apunta nuestra protagonista. Fue entonces cuanto le explicó que ella se definía como un poco cursi y teen. “De hecho, antes trabajaba como compradora en Pull&Bear y algo que uso de este estilo son los cropped tops y vestidos con bordados, y mis favoritos son los de margaritas (¡si hay algo con margaritas, me lo compro!)”, desvela.
A todos estos detalles, sumó un conjunto de fotografías de sus looks de invitada, que compartió con la firma, en las que había un denominador común: mangas abullonadas o voluminosas. “También le dije que soy muy animada: me encanta saltar, bailar y muy probablemente quería acabar en Converse (me encantan y tengo muchas de colores y estampados y las uso a diario)”, señala.
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Diseño desmontable
Días después, Inuñez le presentó tres propuestas para comenzar el proceso de su vestido a medida. “Me dieron ganas de darle un abrazo y decirle me conoces mejor que yo a mí misma. ¡Me gustaban los tres, pero elegí rápido el que lo tenía todo”, comparte. Y fue así como su diseño desmontable, realizado con organza, confeccionado con largo midi y con una torera con margaritas bordadas se hizo realidad.
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Todo un reto que casó con su estilo princesa y su idea de poder llevar zapatillas deportivas en la fiesta. Al transformar la prenda para el baile, se convertía en un slip dress cómodo y práctico. “Aproveché ese segundo look para meterle accesorios rosas (quien me conoce, sabe que me encanta el rosa). Me puse unos zapatos rosas y una diadema de piedras naturales preciosa, del mismo tono, que me hizo Supertocadas y al final me cambié los zapatos por unas Converse de purpurina rosa”, cuenta.
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Accesorios que suman
De ese amor por el rosa surgió la idea de los detalles para las invitadas. “Se pusieron todas zapatillas rosas, calcamonías de margaritas y coronitas rosas, y diademas de luz con una corona”, explica Carmen. El rosa también estuvo presente en las joyas de su gran día: ligeramente en su anillo de pedida con un rubí y diamantes y en sus pendientes, de kunzita rodeada de diamantes. “Tanto los piercings como los pendientes principales me los regalaron mis testigos: ¡las mejores amigas del mundo! Y todas las joyas son hechas por Spaliu. Sin palabras nos quedamos por las maravillas que hace, joyero de toda la vida de Córdoba, la ciudad de España con mayor tradición joyera”.
Ni uno, ni dos, ni tres… ¡Cuatro fueron los zapatos que Carmen llevó en su gran día! Zara firmaba tres de ellos y el cuarto lugar fue para sus citadas Converse. Unas sandalias de aguja con detalle de strass fueron las primeras, unas sandalias blancas de tacón bajo después para el convite y unas rosa fucsia satinadas para el baile.
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Ramo a juego
El ramo no se quedó atrás y también tuvo un papel destacado, al completar el look de margaritas con más margaritas. “Quería meterle algo más y Santa Marta (que me hizo el ramo), me enseñó algunos con lavanda que me gustaron mucho, así que le metí lavanda rosa, para darle un toque rosa también a mi primer look. Le puse una cinta de terciopelo mostaza como el centro de las margaritas de la torera del vestido, en la que introduje la medalla de la Virgen de mi colegio”, recuerda.
Un rostro radiante
Carmen confiesa que donde podía ser más insistente y exigente era en materia de belleza. “Creo que he sido una novia bastante fácil, sin poner pegas, ni caer en indecisiones, pero Ángel, de Mac Estilistas, era el que tenía la parte mas complicada de mí”, cuenta. Como amante del universo ‘beauty’ y al tener experiencia en L’Oreal, nuestra protagonista sabía lo que quería conseguir: “era sencillo de apariencia, pero difícil de ejecutar, porque yo iba al detalle sin duda. Quería un moño bailarina perfectamente peinado que luego pudiese quitarme para el baile y un maquillaje efecto glow”. Buscaba que no se intuyese el maquillaje, pero que estuviera ahí. Y lo consiguió: un resultado sin efecto mate y en tonos cobrizos.
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Enlace en el sur
Y fue al iniciar el día y a su llegada el pasado 8 de octubre a la Real Colegiata de San Hipólito de Córdoba cuando su sonrisa hizo el resto. “Soy de Madrid, pero Córdoba siempre ha sido mi ciudad favorita. Iba mucho, ya que tenía muchos amigos de allí y de ahí que conociese a Javier, que es cordobés. Siempre tuve claro que quería casarme en Córdoba”, apunta. A una ceremonia emotiva, se añadió un espacio recién restaurado y especial para la posterior celebración: Bodegas El Tejarejo.
“Cuando nosotros vimos este espacio estaba aún en proceso de reforma, pero tenía tan buena pinta que nos animamos: ¡y qué acierto! De hecho, fuimos la tercera boda que se celebraba ahí, somos unos aventureros. El sitio nos lo enseñó Bodegas Campos, que fue el primer proveedor al que acudimos en cuanto tuvimos fecha para la ceremonia en San Hipólito”, dice Carmen. Porque este catering, también restaurante, es sinónimo de garantía en la ciudad de los califas y las flores. “Es un restaurante en una antigua bodega, muy típico de Córdoba que, además, tiene un catering espectacular de rico y hace bodas por toda España. ¡Son unos cracks y, a parte de tener el mejor servicio del mundo, nos ayudaron a decorar el sitio, que si ya era bonito, quedó aún más!”. En sus propias instalaciones, incluso, confiaron en celebrar su preboda: “en un salón con patio cordobés lleno de antiguos carteles taurinos”.
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Y de ese menú concebido para la ocasión, al igual que de cada uno de los momentos, Carmen y Javier guardan un recuerdo imborrable. Por eso animan a los futuros novios a adentrarse e involucrarse en el universo de su gran día, porque después llegará la tristeza de que no se volverá a repetir. “Les diría algo que suena típico: disfrutar al máximo todo, tanto la organización como la boda. Es el día más divertido de vuestra vida y yo no quise perderme un detalle. Por nada del mundo”, concluye.