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clara© Clara. Foto: Mar Mateu

La boda de Clara en Barcelona, la novia del vestido con encaje 'vintage' y espalda lágrima

El diseño, compuesto por algunas piezas antiguas, también llevaba la enagua nupcial de su bisabuela


Actualizado 19 de octubre de 2022 - 20:01 CEST

El proceso de creación de un vestido de novia a medida está marcado por las diferentes pruebas y las ideas que las novias ponen en común con la firma que diseña el look. No obstante, no es el único paso a paso que cuenta, pues existe la posibilidad de que la prometida lleve meses e incluso años con una idea en su cabeza para el día de su boda. Es lo que le sucedió a Clara, quien ha cautivado con una propuesta elaborada a partir de piezas vintage para su enlace en Barcelona. Su "obsesión" era el encaje, un detalle que, desde que era pequeña, tenía claro que debía estar presente sí o sí en su estilismo. Y así sucedió: fue el tejido que protagonizó su conjunto nupcial.

una boda religiosa en barcelona© Clara. Foto: Mar Mateu
"Fue el 16 de Julio con una ceremonia en Sant Vicent de Sarrià y un banquete en Cavas Codorniú, Barcelona. Él me lo pidió en septiembre y yo sabía que me quería casar lo antes posible, ¡Me moría de ganas!. Sin embargo, también sabía que quería irme de viaje de novios directa después de la boda, y por ello 'estaba limitada a verano'. Trabajo en L’Oréal en París y durante el año no me puedo coger tres semanas seguidas de vacaciones, así que esperamos al mes de julio. ¡Los dos primeros findes, ya teníamos boda de familiares, así que escogimos el 16! Fue perfecto porque el 18 es mi cumpleaños, así que tuvimos en dos días, doble celebración. La Iglesia Sant Vicent de Sarrià, fue decisión de Ignacio: Es la parroquia de su familia, donde se han bautizado todos, donde fue el funeral de las abuelas, donde vamos a misa los domingos y entonces le hacía especial ilusión que fuera ahí. Decidir Cavas Codorniú, fue la mejor decisión pero no la primera. Yo me quería casar en una finca de mi tío en la Costa Brava: siempre he sido más de bodas de campo. Sin embargo, me di cuenta de que logísticamente era mucho más complicado: montar baños, cocinas, carpas, todo desde cero, y desde París, no era lo más práctico. ¡Así que fuimos a Cavas, y nos encargamos de traer el campo a su salón!", nos cuenta la propia Clara. - Cómo organizar una boda a distancia según los expertos

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Apasionada del encaje

“Debía tener unos siete años cuando fui a la primera boda que sigo recordando a día de hoy, de una de mis primas mayores. Recuerdo perfectamente que iba con un vestido "algo flamenco" de Victorio & Lucchino, y me pareció una pasada. Estaba todo bordado de encaje, y me enamoré. ¡Ahí supe que me quería casar algún día con ese tipo de telas!”, nos explica ella misma. Desde entonces, su idea de look ideal había ido evolucionando con el tiempo, pero lo que no había cambiado era su amor por el encaje de Bruselas.

Para Clara, el encaje es su mayor pasión en materia nupcial: “es la paradoja de lo sencillo, pero a la vez trabajadísimo y elaboradísimo. Es atemporal, es romántico, es elegante… ¡Es, para mí, lo que mejor me representaba!”. Por eso no podía faltar en su gran día, aunque en un principio no había definido cómo. En el que iba a ser uno de sus primeros movimientos, decidió acercarse a L’Arca Barcelona a ver sus históricos velos de encaje: “a ver si, realmente, la idea que tenía en mente, el flechazo que sentía hacia el encaje, era real”. Y justo entonces se dio cuenta de que sí, había acertado, porque contra todo pronóstico, de aquella búsqueda de velos, saltó a idear, en la misma visita, vestidos con estas piezas antiguas. 

Novia viral en Barcelona© Clara. Foto: Mar Mateu
"Ignacio y yo nos conocimos en segundo de ESO en clases de inglés. A partir de ahí, empezamos a ligar a tope, pero yo no quería novio, me sentía muy pequeña. Así que se convirtió en mi mejor amigo… ¡Hasta bachillerato que empezamos a salir oficialmente! Tuvimos un pequeño parón en primero de carrera y ese verano nos fuimos luego juntos de voluntariado a Colombia y ahí volvimos. ¡Y hasta día de hoy! Así que nosotros contamos desde aquel verano de 2015, cuando ya fue un sí con todo lo que venga y sin ningún paréntesis más. Desde ese verano, hemos vivido mil experiencias, Erasmus, primeras prácticas, primer trabajo, mi decisión de irme a Paris a estudiar el máster, mi decisión de luego quedarme… Y aún así nunca nos hemos vuelto a separar. Hemos sabido priorizar siempre los sueños y los planes del otro, priorizarnos y formar unos sueños comunes, crecer juntos y aprender juntos por el camino... y así ha sido. Los últimos tres años antes de la boda han sido a distancia: yo vivía en Paris y el seguía en Barcelona. Y tengo que reconocer que la distancia nos ayudó un montón a conocernos mejor, y sobre todo a querernos mejor. A querernos querer, porque hay veces que no es tan sencillo no viéndose ni estando el uno con el otro tanto como nos gustaría. Hace ya un mes que nos instalamos juntos en Paris, y estamos felices. No sabemos lo que nos deparará la vida ni cuanto tiempo nos quedaremos aquí, pero sí que estamos disfrutando muchísimo esta etapa nueva, juntos en esta preciosa ciudad". - Ana, la novia (artista) del vestido sencillo y el velo amantillado que se casó en Madrid

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La magia de lo 'vintage'

Nuestra protagonista sentía que estaba vistiendo auténticas joyas. “Envuelta de esos velos, telas que no tenían forma alguna más que la que le dábamos nosotras, me sentía yo, mucho más yo que con otros vestidos completos que me había probado. ¡No pudimos hacer mejor elección!”. Fue así como L’Arca Barcelona dio forma a un diseño muy especial, esparciendo delicados encajes históricos por puntos estratégicos de la prenda para que crearan un dibujo “como buscando encontrarse”, apunta ella.

El espectacular encaje estaba presente en el pecho, por debajo de la cintura, en el velo, en los puños y todo casaba a la perfección en un diseño sin excesos, pero al mismo tiempo romántico y personal. En este acierto de estilo, la espalda también gozó de protagonismo: aunque en un primer momento Clara la imaginaba descubierta, no se sintió cómoda con la imagen que resultaba de ello. “Fue ahí cuando Nina, de L’Arca, propuso la idea de abrirla por en medio, como una lágrima”, señala. Y, de este modo, casi sin saberlo, se sumó a una de las tendencias más aclamadas de esta temporada nupcial.

Boda católica religiosa en España© Clara. Foto: Mar Mateu
"Me encanta la música y sobre todo escuchar y analizar las letras de las canciones. La boda, es una gran celebración, es alegría en estado puro y nunca he entendido porque la gente entra con canciones un poco melancólicas. ¡Yo quería entrar con una canción alegre y que hablara de él, y así lo hice! Entré con Alguien, de Siempre así, que, en mi opinión, describe a la perfección lo que es Ignacio para mí" - Guía fácil sobre iluminación de boda: las mejores opciones para interior y exterior

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El vestido estaba completo en tan solo tres pruebas, todo un alivio para Clara, dado que reside en París y necesitaba que sus viajes fueran productivos. Ya en la segunda prueba apostaron por incorporar unas enaguas al diseño: “fue ahí cuando mi abuela recordó que ella tenia en casa unas de su madre: ¡algo antiguo y prestado!”. El equipo de L’Arca las cosió y adaptó a la falda y a ello sumaron el ‘algo azul’ de un pequeño lazo que fijaron en el interior de la prenda.

Salida de la iglesia de los novios© Clara. Foto: Mar Mateu
"Le expliqué a una amiga cómo me imaginaba las minutas, los dibujos de la invitación, el libro de la iglesia, los meseros... ¡Y me dibujó todo ella a mano! No pudo venir a la boda (solo a la iglesia) porque estaba a punto de dar a luz, pero nos acompañó y estuvo ahí con toda su papelería (@blancatruebacolon)". - La historia de Inés, la novia sevillana del look de corte imperio y la diadema familiar

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Accesorios con historia

Con un look perfectamente definido a nuestra protagonista solo le hacía falta definir los complementos. En materia de joyas, postó por la alianza que le regaló su ya marido, Ignacio; el anillo de pedida con el que le obsequiaron sus suegros y unos pendientes de perlas y diamantes talla brillante de su madre. “Para el baile, me los cambié por unos pendientes que me regalaron mis abuelos por los 18 años, que son unas tiras dobles de diamantes. Una maravilla también, pero más fiesteros, por eso no me los puse para la ceremonia”, nos cuenta.

Ramos de novia y réplicas© Clara. Foto: Mar Mateu
"Como entregas hicimos cuatro novios en una misma canción. Fue un poco un reto, pero sentamos a todos estratégicamente: dos parejas por mesa. Tenemos tan buenos amigos que creemos serán los siguientes, que queríamos darles a todos. ¡Fue un momentazo! Mi ramo original se lo dejé en la iglesia a la Virgen, pero luego hicimos réplicas y los dimos a las madres con la canción de I Will Survive. ¡Fue brutal! Hice también réplicas de mi ramo para Blanca y Clara de Aspic, y para Nina y Julia de L’Arca, que se los di el mismo día, ya que me vinieron a vestir a casa. A Elisa de Flores Bertrán, le compre una pulserita de agradecimiento: ¡nada como buenos proveedores!". - Las tendencias en decoración de bodas que enamoran a las 'wedding planners'

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Sus zapatos de Serena Whitehaven eran de color verde e iban a juego con el ramo de novia, una creación que definió con claridad el día de su pedida. “Aquel día nos llegaron unos 30 ramos a casa y uno de ellos fue de los que iban a ser los padrinos de boda, los mejores amigos de Ignacio. Y ese ramo me llegó tanto y fue tan, tan bonito y tan acertado, que me sirvió de inspiración al que sería el ramo que me acompañaría al altar”. 

Para Clara el ramo era una pieza fundamental en su gran día: “a través de él me acompañaban la abuela de Ignacio (Nuria), a quien queríamos muchísimo y falleció hace un año y medio, y mi bisabuela Clara, que en casa siempre la hemos querido mucho y ha sido un referente”. ¿Cómo lo hizo? Ella misma nos lo explica: “el ramo llevaba una cinta verde agua del mismo tono que los zapatos, un pañuelo bordado antiguo con una C, que pertenecía a mi bisabuela, y una medalla de la Virgen, que fue la medalla de bautismo de la abuela de Ignacio, y que me regaló su madre el día de la pedida. La abuela Nuria fue para mí una segunda abuela, así que me hizo una ilusión enorme poder tener algo suyo entrando conmigo en la Iglesia en el que sería el día más importante de mi vida”.

Baile nupcial en interior© Clara. Foto: Mar Mateu
"¡El baile con Ignacio… no fue menos! Él sabe que yo soy una loca del baile, y a él le gusta menos. Yo, de broma, siempre le decía que me moría de ilusión de que en el baile me 'hiciera volar', me cogiera en el aire, pero era algo imposible en mi cabeza. ¡Pero lo hicimos! Una amiga nos recomendó una profesora de baile que nos montó una súper coreografía y fuimos un par de veces, y la verdad es que fue muy divertido. ¡Nunca me hubiera imaginado tener un baile así! Y de nuevo, mi madre tenia otra sorpresa preparada: en medio del baile nos tiraron cañón de confeti, y nos quedamos los dos alucinando. Ahora, han pasado tres meses y seguimos bailando nuestro baile en el salón de casa: sin confeti y sin vestido de novia, pero disfrutándolo igual o más". - Las mejores ideas para unos puestos gourmet que nadie olvidará en tu boda

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Belleza muy natural

El otro accesorio que a priori no se ve es el maquillaje y nuestra protagonista renunció prácticamente a él. No acostumbra a ponerse capas y capas de producto, por lo que en las pruebas no se sentía ella misma y tampoco el día de su boda; cuando se maquillaron su hermana, su madre, su cuñada, su prima, su tía y su abuela junto a ella. “Una vez maquillada, pedí que me lo quitaran y me hicieran aún menos”, reconoce. Simplemente aplicó una ampolla y una sombra sutil en los ojos y así se fue hacia el altar. 

Boda en Barcelona

No obstante, en su exitosa boda no fue el look el único factor que sumó para acertar, también una organización (a cargo de la madre) digna de la mejor wedding planner. El enlace tuvo lugar el pasado 16 de julio en la iglesia de Sant Vicent de Sarrià y el posterior banquete fue en Cavas Codorniú, en Barcelona. "Yo me quería casar en una finca de mi tío en la Costa Brava: siempre he sido más de bodas de campo. Sin embargo, me di cuenta de que logísticamente era mucho más complicado", admite. Y al final escogieron este enclave: "El sitio por sí solo es una maravilla, forma parte del Patrimonio Histórico Nacional".

Decoración de bodas en Cataluña© Clara. Foto: Mar Mateu
"Fue brutal cuando los padrinos llegaron a casa, y muy especial. Eran los tres íntimos amigos de Ignacio, que con el tiempo, se habían vuelto también los míos. Me hicieron un verso larguísimo relatando la larguísima relación. Cada uno, relataba la parte que había vivido más de cerca: Javi, los años de colegio, pues iba con nosotros a clases de inglés, y fue testigo desde el principio de lo que ya entonces empezamos. Luis, el año de ruptura y la reconciliación: fue nuestro equilibrio y albacea ese año, aguantándonos a los dos y haciendo de psicólogo a ambas partes, hasta venir con nosotros a Colombia, donde vio y fue testigo de como volvimos. Y finalmente, Álex, nuestro íntimo amigo y quien nos ha acompañado todos los años de carrera: los tres íbamos a la misma clase de derecho y ADE. ¡El discurso fue tan divertido como emotivo, y nada mejor que viniera de ellos!". - Una flor para cada estación del año: las tendencias de los próximos meses

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“Nosotros nos encargábamos de buscar los proveedores que queríamos, y tenía siempre una primera reunión online desde Paris para hacer el ‘fit’. La verdad es que tuve muchísimas videollamadas, porque yo creo que no solo te tiene que enamorar el servicio o el trabajo final del proveedor, sino que también tienes que encajar a la perfección a nivel personal, compartir una visión… Y, en especial, en nuestro caso, tener flexibilidad”, nos confiesa Clara. En Cavas Codorniú y en el catering Aspic encontraron a los mejores profesionales para un enlace de ensueño. 

Decoración silvestre

En lo relativo a la decoración, buscaban transformar el espacio para que fuera como un campo. “Nuestra prioridad era todo el rato ‘traer el campo a Cavas’: Y con esa idea fuimos a todos, a la florista, al menaje, al catering”, apunta. Los tonos verdes y beis fueron los elegidos para el menaje, contaron con sillas de bambú (“excepto las de la mesa presidencial que escogimos unas antiguas de hierro”) y se jugaron todo a la carta de la velas. “Montamos más de 18 árboles con ‘velitas’ colgando entre las mesas, y dando aún más sensación de verde y calidez. La gente cuando entró al salón se pensaba que estaba en un cuento. ¡Fue mucho mejor de lo que podría haber soñado yo!”, señala.

Una boda en Barcelona© Clara. Foto: Mar Mateu
Las últimas palabras de la pareja son para destacar a sus brillantes proveedores: "Flores Bertran: ¡Junto con el catering fue la mejor decisión! Elisa se volcó en mi boda desde el primer día. Viviendo fuera, me ponía todo tipo de facilidades para poder ir a su taller: nunca tuve un no por respuesta de su parte. Hubo un momento que no sabía cómo quería los centros del aperitivo porque los manteles eran ya muy cargados y ella se puso en contacto con los del menaje, consiguió el mantel y con el mantel de las mesas de aperitivo, me hizo diferentes propuestas, y luego ella misma devolvió el mantel. ¡Y como esta, mil!  ASPIC: No fue solo la mejor decisión en cuanto a la calidad (todo el mundo sigue hablando de lo buenísimo que estaba el aperitivo, lo bien que cenaron y lo brutal que fue la comida), también porque tienen el mejor equipo. ¡Se encargaron de todo! Mis tiempos, las entregas, los detalles,… Yo trabajé hasta el jueves antes de la boda y me montaron una reunión rápida a la hora de comer para rematar detalles, para que les diese los regalitos que quería dejar en las mesas, las entregas, y lo llevaron todo ellas a Cavas Codorniú. ¡Son las mejores! LOS ANTONIOS: Rumberos que nos animaron el aperitivo tanto que la gente ya estaba completamente en modo fiesta, y cuando tocaba bajar a cenar, la gente se había olvidado. Ya estaban en modo discoteca y fiesta a tope, ¡y eso que ni siquiera había empezado! DJ ALEX PERMANYER: ¡El mejor! Nos montó la mejor fiesta. LOS AMIGOS DEL NOVIO: ¡Grupo de música con el que empezó la fiesta! Fue brutal porque tocan música estupenda para todas las edades, tanto padres como jóvenes, así que todo el mundo estaba animadísimo y dándolo todo al máximo. TU MUSICA EVENTS: Los trajimos de sorpresa de tres a cinco de la mañana, que iban haciendo intervenciones con la batería, el 'saxo', el violín… Fue increíble, nos dejaron momentazos. MAR MATEU: Fotógrafa. JORDI SLOW: Vídeo. NUOVO PIATTI: Menaje. BLANCA TRUEBA COLÓN: Papelería". - ¿Una boda sin autobús? Espacios muy céntricos para celebrar el gran día

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Este recuerdo emocionante es tan solo uno de los muchos que Clara guarda en su corazón, porque hubo otras escenas memorables y si tuviera que destacar alguna, la suya sería, sin duda, la ceremonia. “Dar el sí quiero para toda la vida a mi mejor amigo, a la persona que más quiero, más admiro, más me hace reír y con quien quiero pasar el resto de mi vida. Éramos unos 400 en la iglesia e Ignacio y yo nos sentíamos solos. Él y yo con el sacerdote y Dios”, nos dice. La celebración religiosa fue muy entretenida, nos desvela, porque el sacerdote conoce a la pareja a la perfección. 

De aquellos momentos íntimos y haciendo balance de su día, ella solo puede mandar un mensaje de tranquilidad a los futuros recién casados. “¡Tengo muchas amigas que siempre cuentan que el año de la boda ‘es el peor’! Que salen mil peleas a nivel organización, que uno hace más que otro y lo echa en cara, que si la suegra impone, que si el suegro pide, etcétera. ¡Creo que es una pena! Claro que la boda es de los novios, (¡y si nos ponemos exquisitos, de la novia!) pero, al final, es una organización en la que todos quieren sentirse involucrados y si a alguien le hace ilusión algo, cede si no es un gran drama. El día de la boda, vosotros no os daréis ni cuenta, y ellos estarán felices”, aconseja. Porque, concluye, no merece la pena entrar en discusiones ni tampoco agobiarse por imprevistos. Lo verdaderamente importante ese día: “no es ni el tiempo, ni el DJ, ni la florista…¡Son los novios y su actitud! Que nada os la chafe”.

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