Hay una cuestión que siempre ha preocupado a Laura Madrueño y que ha servido de hilo conductor en sus dos enlaces. La presentadora de Telecinco ha convertido la sostenibilidad en el centro de todos sus propósitos y esa conciencia ambiental no podía faltar en las dos bodas que ha celebrado este verano, por las que ha dado el ‘sí, quiero’ a Álvaro Puerto, su pareja desde hace cinco años. “Llevamos juntos ya muchos años y era un paso natural en la relación. Durante los dos últimos años el proyecto que estamos llevando a cabo de nuestra casa sostenible (mi marido es arquitecto) nos ha unido muchísimo y hemos decidido formalizarlo este verano con estas dos celebraciones: una a bordo de unos veleros, el sueño de mi vida, y otra campestre, para poder celebrarlo con todos nuestros amigos y familiares”, nos explica ella misma.
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Sus enlaces no han pasado desapercibidos, no solo por su originalidad y delicadeza (dado que todo estaba estudiado al milímetro), también por ser fieles a la filosofía ecológica que defienden los novios. Celebraron una primera boda el 18 de junio, con sus familiares y amigos íntimos y otra con más invitados el pasado 17 de septiembre. “Elegimos esos días por la proximidad a nuestro día de aniversario y número favorito, el 16”, nos confiesa.
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La magia del mar
Laura pudo ver su sueño hecho realidad. La meteoróloga siempre había imaginado que se casaría a bordo de un barco en el mar Mediterráneo y aquello se hizo realidad a principios de verano: “siempre he navegado y buceado con mis padres, desde que era un bebé. Y además tenía la ilusión de que mis invitados pudieran pasar un fin de semana a bordo (durmiendo en los veleros), lo que para mí es el plan más maravilloso del mundo”. El camino, reconoce, ha sido duro, pero ha merecido la pena.
En su recuerdo queda un plan que, para sus 35 invitados, no pudo ser más apetecible. “Estuvimos un fin de semana completo en Formentera a bordo de cuatro preciosos veleros, con nuestros familiares y amigos más íntimos. Pero, claro, teníamos que hacer otra ceremonia para todos aquellos que no podían ir a esta celebración, y decidimos hacerla en el campo rodeados de vacas y ovejas, que es donde nosotros pasamos gran parte del año”, apunta Laura.
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Y esa gran fiesta campestre llegó tres meses después, después de estar todo el año preparando ambas bodas. "Especialmente la de Formentera fue muy complicada, a la hora de organizar los viajes y camarotes de todos los invitados, comidas, etcétera. Aunque conseguimos que fuera un fin de semana inolvidable para ellos, que la mayoría no habían dormido nunca a bordo”, señala. Para la segunda celebración, confiaron en Miluca Eventos, que coordinó todo a la perfección: “fue de las mejores decisiones, ¡son un equipazo!”.
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Un enlace con notas silvestres
Como cabía esperar, el enlace en pleno campo estuvo estudiado al milímetro, desde la decoración hasta el dress code que marcó la pareja. Los novios pidieron a sus convidados que, a modo de etiqueta, fueran vestidos estilo Balmoral, en tonos pardos. “Fue una maravilla ver a todos nuestros invitados tan guapos, se tomaron el look muy en serio y las fotos quedaron preciosas”, nos cuenta Laura. Ese concepto estaba en línea con el menú del enlace, muy bien definido, puesto que los novios y sus familiares son grandes amantes de la cocina.
Se decantaron por productos de proximidad y platos clásicos, que siempre funcionan.“Elegimos a La alhacena de Laura, con quien hicimos un menú totalmente a medida y casero, con nuestros aperitivos favoritos de toda España: desde patatas revolconas con torreznos de Gredos, por mi madre, hasta las gildas de San Sebastián que tanto nos gustan”, explica la comunicadora audiovisual. El jamón fue de Guijuelo, de La Abadía Ibéricos y el queso de Valle de Ossau. ¿Lo más divertido a nivel gastronómico? La recena: “pusimos migas con huevos del pastor, todo un acierto cuando ya refrescó por la noche”.
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En línea con su visión sostenible, el menaje no fue de un solo uso y se decantaron por materias primas de temporada. “De la bodega se encargó mi padre, ya que tenemos la tienda de vinos y destilados más antigua de Madrid: Licores Madrueño. Vermut, sidras, vinos de hasta diez denominaciones de origen diferentes, destilados premium de todo tipo y su cóctel estrella: las margaritas”, nos explica.
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Detalles ecológicos
Las sorpresas no se quedaron ahí, dado que los novios regalaron a los asistentes cremas solares sostenibles de Biotherm y una encina mini de Arbolitos: “para que puedan plantarla en su casa, verla crecer a lo largo de los años y acordarse de nosotros”. Además, como buenos amantes de la arquitectura, el paisajismo y el interiorismo, Laura y Álvaro se encargaron de la minuta y la invitación, realizadas con papeles ecológicos, reciclados y de semillas de Sheedo Papers. “Haciendo alusión a mi huerta ecológica, en la tarjeta de visita elegimos semillas de tomate para que los invitados pudieran plantarlo en casa y tener una pequeña tomatera”, recuerda. Otras semillas, sin embargo, de césped, fueron las que los invitados tiraron a los novios tras la ceremonia.
Decoración rústica
Al igual que para los detalles, en términos de decoración, el campo fue la mejor de las inspiraciones. Diseñado en clave rústica, en las mesas y los rincones del espacio se respiraba naturaleza. Pusieron cestas de manzanas recién cosechadas por la pareja, también plantas de temporada con tonos otoñales, como el brezo. “Una de las mejores decisiones que tomamos es no hacer sitting, para que la gente pudiera sentarse cuando y con quien quisiera. Para ello colocamos unas mesas muy largas de madera maciza en las que los invitados se sentaban en fardos de paja que cubrimos con unas telas preciosas de nuestros amigos de Ecoplen, de tejido inteligente (¡se limpian solas y son antibacterias!)”, reconoce la presentadora.
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Además, las mesas las completaban los bajoplatos de mimbre, las servilletas de vichy rojo y los centros de mesa realizados por Fronda, con ramas de olivo y de laurel, de manzanas rojas y frambuesas. Estas mismas flores estuvieron presentes en su ramo, que incorporaba, además, margaritas: "porque nuestras madres se llaman así, y las frambuesas por mi amor por la huerta donde tengo un montón de frutos rojos. En el pelo llevé también un tocado de olivo y frambuesas, y mi marido un prendido similar”.
El look de la novia
Con una estética tan armónica y coherente, el look de la novia debía estar en línea con el concepto de la boda. En un primer momento, Laura no encontraba nada como lo que imaginaba hasta que dio con Yolancris, una firma que captó su idea de vestido cómodo: “pudimos ver cómo trabajan de forma artesanal en su taller de Barcelona”. En su enlace en el campo, buscaba un look nupcial de dos piezas. “Al principio me lo había imaginado como traje de pantalón con una chaqueta de estilo austriaco, un traje de campo, pero en tonos blancos. Pero cuando vi los bordados de esta falda, de corte antiguo, que recuerda un poco a las faldas tradicionales, fue amor a primera vista. Creo que es un vestido único y muy elegante”, reconoce.
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Así fue como su estilismo, compuesto de un cuerpo sencillo y cómodo en tono blanco roto se convirtió en su vestido de novia. A ello le sumó unos accesorios de inspiración silvestre: unas botas de caza de caña alta, estilo british, hechas a medida para la ocasión en piel española y a juego con las de su marido, de Rey Pavón; unos pendientes de diamantes y un anillo de la colección Alhambra, de Joyería Yanes (al igual que las alianzas) y el otro gran aliado: el look de belleza.
Tan favorecida como acostumbra, la madrileña confió en un maquillaje fresco, elegante y en tonos tierra, realizado por su maquilladora de confianza, Sonia Lobo, con productos de Shiseido. El resultado fue más que acertado porque previamente preparó su piel con los tratamientos de Maribel Yébenes, para una piel tersa y luminosa. ¿Y su característica melena rizada? “El pelo lo llevé natural, como siempre, y me lo arreglé yo misma con el tocado floral”, matiza.
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Recuerdos imborrables
No fue solo su look, sino el conjunto de detalles, lo que ha hecho que la boda de Laura Madrueño cause sensación en la red. Su confianza en firmas y proveedores españoles, casi todos pequeñas y medianas empresas, es otro compromiso con su visión sostenible. Una forma de ser y de ver la vida que le han valido para contar, no solo con el cariño de su familia, que la emocionó en su gran día, también con el de todos los espectadores. “Llevo muchos años trabajando para mantener más limpios y sanos nuestros océanos, la ecología es uno de los motores de mi vida y creo que hemos conseguido hacer unas bodas sostenibles y sencillas”, concluía la presentadora. Y eso, seguro, ha sido lo que ha terminado por conquistar a sus seguidores. Los que se enamoraron de su huerto ecológico, los que la acompañan en sus aventuras en la red y quienes, como ella, tienen una conciencia ambiental y aman la naturaleza, en todas sus versiones.