Sucede, más a menudo de lo que se piensa, que los sueños que se imaginan en la infancia se hacen realidad. Esas pequeñas aspiraciones que parecen simples fantasías de niña, pueden terminar convirtiéndose en la gran boda que siempre se había deseado. Es lo que le ocurrió a Noemí, en su ‘sí, quiero’ con Elias, una novia viral que este verano ha visto como su enlace entre Galicia y Portugal se hacía posible y triunfaba en la red. “Nos casamos el día 2 de julio. Mi familia es de Galicia y de Portugal y me hacía ilusión casarme en los dos sitios, así que la ceremonia fue en la Catedral de Tui, en España y la celebración en Lanhelas, Portugal, donde el hermano mayor de mi madre tiene una casa muy bonita en el río Miño, en la que siempre me he querido casar”, nos desvela ella misma.
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Organizar desde cero
Tan solo tenía 10 años cuando vio aquella casa por primera vez. Ya, en aquel momento, le dijo a su tío que algún día se casaría allí: “y desde entonces lo he tenido clarísimo”. Su cuenta atrás comenzó en septiembre de 2021 y fue entonces cuando se puso en marcha, sin wedding planner y con la ayuda de su entorno, a idear la boda que imaginó, siempre disfrutando del proceso.
De todo ello guarda un recuerdo en el corazón, por el que anima a las futuras parejas a volcarse en esta celebración. “Les aconsejo que disfruten de cada preparativo y de cada detalle de la boda. Es mucho más especial cuando lo haces tú. Es como dar un regalo, hace mas ilusión cuando lo das y lo haces tú que cuando te lo dan. Una boda es lo mismo: que llegue ese día, después de un año y poder ver cómo los invitados disfrutan de cada detalle que has trabajado, es la mayor recompensa”, explica.
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Decoración sobria y minimalista
Otro de sus motivos de orgullo fue la decoración del enlace. Fiel a ese amor por Galicia y Portugal, Noemí y Elias se decantaron por flores de cercanía, que enamoraron a la pareja: “la Catedral de Tui es muy bonita, así que tampoco queríamos nada muy recargado. Mucho verde junto con hortensias, ya que es la típica flor de esa zona”. Sin caer en el exceso, tampoco, añadieron su toque al espacio de celebración porque, reconocen, no hacía falta añadir mucho.
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No obstante, no renunciaron a la magia de una boda de tarde. “Hicimos una carpa de luces a modo circo, donde estaban las mesas de la cena, junto al río. Las mesas tenían jarrones de todo tipo de colores y tamaños con flores de colores. Me gusta mucho el color. La decoración, por lo general, era muy rústica, ya que acompañaba a la casa, un castillo del siglo XVI rodeado por el río Miño”, describe Noemí.
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Los lazos: la gran tendencia
Para un enlace con tintes majestuosos, Noemí quiso estar a la altura con un look que está dando mucho que hablar. De corte princesa y con una gran lazada, al mismo tiempo desmontable, su vestido ideado por Jorge Acuña es uno de esos fenómenos virales que han conquistado a expertos y amantes del sector nupcial. “Tenía claras muchas cosas, como que quería una cola larga de catedral, manga larga, espalda abierta, mucho vuelo, cambio de falda… Pero el que le dio el toque más especial fue Jorge Acuña”, reconoce nuestra protagonista.
Aunque en un principio pensaba ser una novia de aires clásicos, el diseñador encontró un punto en común con ella y le dio un matiz más actual. “Se fue a París y me hizo ocho diseños. Se guardó el que pensó que más me gustaría para el final y efectivamente, cuando lo ví, era ese. Yo quería ser una novia al uso; quería un vestido blanco, con mucho vuelo, cola larga de catedral e ir velada. Pero, Jorge le dio un toque muy moderno y muy yo, que fue el lazo”, relata.
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La gran sorpresa llegó en el baile, cuando dio un giro de 180 grados a su look gracias a que era transformable. “Me cambié la falda a una ajustada tubo con una abertura en la parte de atrás y un fajín muy bonito. Y siempre con el lazo. No me lo quité hasta llegar al hotel”, apunta. Tampoco renunció a unas joyas espectaculares, repletas de simbolismo: “llevé la tiara y los pendientes hechos de un broche de mi bisabuela y un anillo de Ansorena que me regalaron los padres de Elías por la pedida”.
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Accesorios elegantes
Para completar el estilismo, Noemí escogió unas sandalias de Aquazzura, de las que se encaprichó mucho tiempo antes, que le regalaron sus testigos. Tampoco defraudó el ramo, que le regaló una de sus mejores amigas, sofisticado y sencillo, de peonías blancas, estilo bouquet. “El ramo llevaba una cinta de Pick Up Solidaridad (la asociación fundada durante la pandemia por el novio) y dos medallas de la Virgen del Rocío. Casualidad, ya que mi amiga me regaló esa por que es de Sevilla y mi cuñado por mi cumple me regaló la misma. Por algo será… Así que llevé las dos”, señala.
En términos de belleza, optó por un maquillaje sencillo, con el que quiso verse natural, fiel a sí misma. Oui Novias consiguió el resultado que ella buscaba, desde el momento de la prueba, también para el peinado. “Me suelo hacer siempre moños bajos cuando voy a bodas o a eventos, porque es lo que mejor me queda, así que no quería experimentar con el día más especial de mi vida. Siempre, al final de la noche, me lo termino soltando, porque el moño se me deshace, de manera que hice lo mismo en la boda. Me hicieron unas ondas al agua y con ellas el moño. Para el baile, me lo solté con un semirecogido”, describe.
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Esta elección ‘beauty’ puso la guinda al estilismo de su día, una jornada marcada por los momentos inolvidables: “lo más especial fue la ceremonia: el paseo al altar con mi padre, ver las caras de la gente viéndome de novia, ver a Elías a lo lejos emocionado mientras una íntima amiga mía, Alex Maxwell, cantaba How Long Will I Love You. Tener a mis mejores amigas en el altar conmigo”, recuerda. Y es que son esos pequeños momentos, casi instantes, los que seguro Noemí y Elías guardan en su memoria (y desde hace ya dos meses, por siempre en su corazón).