La pandemia cambió el orden de los factores de Patricia y Ovier, pero no el amor y las ganas que tenían de casarse: “Nos íbamos a casar un año antes, pero por la Covid la retrasamos y, entre medias, nos quedamos embarazados, así que tuvimos la suerte de que nuestra hija, Macarena, pudiera venir a nuestra boda”. Se conocieron en Pekín, mientras ambos trabajaban allí, y tras 6 años de noviazgo decidieron dar el gran paso de comenzar una vida juntos. Madrid fue el lugar elegido para el día de su boda y Roma, donde se produjo la pregunta más esperada: “¿Quieres casarte conmigo?”. Lo de Patricia fue un sí, rotundo.
Los novios protagonizaron uno de los momentos más especiales de la boda: el baile. En la imagen, un detalle del vestido de la novia, con la espalda al descubierto y unos delicados bordados que recorren parte del vestido.
Al aire libre, mesas alargadas, lámparas colgantes y coloridos centros de mesa, el espacio creado para celebrar el banquete fue pura inspiración y parecía sacado de un cuento de hadas.