El fin del estado de alarma fue el momento en el que el destino tenía preparado un plan maestro para Paula y Bosco. Y tras un día en el pantano de San Juan con amigos en común supieron que pasarían el resto de su vida juntos. ¿El resultado? Una boda de invierno en Madrid, cargada de estilo y mucho amor. Se comprometieron en un viaje a Tenerife: “Bosco es muy detallista. El día anterior del viaje, dimos un paseo por Madrid y, en una tienda, vi una taza que me encantó. Por la tarde se escapó a comprarla y me la regaló esa misma noche.
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Al día siguiente, cuando llegamos al hotel colocó la misma caja de la taza encima de la cama y me la encontré al entrar en la habitación. En ese momento, pensé que me había comprado otra taza más, y no lo entendí muy bien. Al abrirla vi el anillo… ¡No me lo podía creer! Me quedé en silencio bastante rato, Bosco dice que fueron los segundos más angustiosos de su vida”. Sin embargo, tras el ‘sí’ de Paula la aventura comenzó y vivieron un día rodeados de amigos y seres queridos.
Paula destacó por una espectacular tiara: “Pertenece a la familia paterna de mi marido. La esmeralda perteneció a la reina Isabel II. La han llevado prácticamente todas las mujeres de la familia desde hace muchísimo”.
Fue una de las partes fundamentales de la organización: “Mi suegra, Sonsoles, es influencer (@pideporesaboca) y, gracias a su creatividad y su conocimiento del sector de la gastronomía, nos facilitó todo”.
Era un diseño de Navascués. “Quería que fuera muy sencillo, de manga larga y con hombreras. Siempre había querido llevar una cola larga, pero no me apetecía sujetarla durante toda la boda. Por eso, me hice un chaleco de tweed, con la cola incluida. Me lo quité después de comer”.
“La celebración fue en la Finca las Tenadas. Es la finca familiar de mi marido. Allí ha pasado toda su infancia y es un lugar donde tiene muy buenos recuerdos.”
“Tienen dos brillantes y un rubí. La abuela paterna de Bosco tenía una pulsera de brillantes, los repartió entre sus nietos en la herencia. Por tanto, en mi anillo de pedida, están los dos brillantes que le correspondieron a Bosco y un rubí que añadieron mis suegros”.
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