La petición de matrimonio es ese gran paso que confirma la cuenta atrás para los novios. Si bien muchos optan por la vía sencilla y discreta, otros apuestan por puestas en escena impresionantes. En nuestro recuerdo quedan las pedidas de mano de Chiara Ferragni y Fedez o la de Josephine Skriver y Bohnes. A esa lista se suman nombres de anónimas como Carlota, una novia valenciana que se casó en Sevilla y que nunca pensó que de un ‘roadtrip’ en autocaravana por Australia y Nueva Zelanda saldría su propia boda.
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“Germán y yo somos dentistas. Nos conocimos en Francia donde los dos fuimos de Erasmus y acabamos quedándonos a trabajar. Vivimos allí cinco años juntos. En 2019 decidimos dejarlo todo y volver a España, pero antes hicimos un viaje de tres meses en autocaravana por Australia y Nueva Zelanda. En ese viaje Germán me pidió matrimonio. Fue un momento increíble, una excursión en kayak a una isla en medio de un gran lago en Nueva Zelanda”, nos cuenta ella misma.
Boda en Sevilla
Comenzó así una etapa contrarreloj hasta su gran día en Sevilla. La valenciana escogió este enclave porque el novio es de la capital andaluza y había mucho interés por visitarla: “aunque es más común que se celebré la boda en la ciudad de la novia, yo estaba encantada porque Sevilla tiene unos cortijos espectaculares y a la gente le hacía mucha ilusión venir a pasar un fin de semana”. La céntrica Iglesia de Santa Cruz acogió su ceremonia y más tarde en el Cortijo La Caprichosa tuvo lugar la celebración.
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Look tendencia
Si algo ha llamado la atención de su enlace viral, ha sido el look de la novia, que recogía varias tendencias en un mismo diseño y resultaba de lo más favorecedor. Un vestido de novia midi, con lazada trasera y muchos detalles, realizado por Luis Rocamora. “Tengo muy claro lo que más me favorece. Sabía que quería cuello halter y corte tobillero. Cuando veía a las novias cargando con la cola en el aperitivo, el baile... Tenía claro que yo quería ir cómoda”, explica. Por eso se hizo una cola corta para el aperitivo y el baile, diferente a la que utilizó en la iglesia. “Mi madre me dio la idea del encaje bordado y la lazada y Luis Rocamora me ayudó a definir el resto de detalles del vestido e hizo su magia para que quedara perfecto”, apunta Carlota.
De aquellos días de preparativos, nuestra protagonista solo guarda buenos recuerdos. “La realización del vestido fue uno de los mejores momentos de la boda, cuando pasó la boda eché mucho de menos esas mañanas de pruebas con mi madre en el taller de Luis”, revela. Y es que después de diversas visitas a ateliers, en el diseñador valenciano encontró la confianza que necesitaba. “Lo que más me gustó es que en cada reunión demostraba que era un experto en la costura. Me encantó el equipo que formamos los tres ( mi madre, Luis y yo). Además me emocionó mucho el detalle que tuvo de venir a Sevilla a traerme el vestido y vestirme el día de mi boda”, confiesa.
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La magia de los accesorios
El estilismo no estaba completo sin los complementos adecuados y Carlota lo sabía. “Llevé unos pendientes de mi abuela paterna, que falleció hace unos años”, dice. Tampoco faltaron el anillo de pedida que le regaló su ya marido y el que le hicieron los padres de este. “También llevé un ‘brillantito' que me regaló mi abuela materna, súper especial para mí, porque fue el regalo de mi abuelo a ella cuando nació mi madre y fue la forma de que mi abuelo estuviese presente conmigo ese día, que sé que le habría encantado”, reconoce.
Llamativos fueron, del mismo modo, sus zapatos, un diseño a medida inspirado en unas sandalias de Yves Saint Laurent que estaban descatalogadas. Y por último, un detalle indispensable: “el ramo lo encargué el día de antes en una floristería de Sevilla, quería algo sencillo, pero que diese un toque de color y me decanté por cinco rosas de un tono rosa palo”.
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Belleza natural
Para completar el look, Carlota confió en los pinceles de Doble Make Up y en el trabajo de peluquería de Rocío Gori. “La anécdota con el maquillaje y peluquería es que yo no le daba demasiada importancia y luego resultó ser lo que más me costó encontrar. Por la forma de mi vestido elegí un moño bajo clásico y un maquillaje muy natural, ya que no me suelo maquillar en mi día a día”, explica.
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Organizar en otra provincia
A un vestido de novia de ensueño se sumó un espacio, un menú, una fiesta y una decoración a la altura de las circunstancias. Dar con todo ello no fue tarea fácil para Carlota y Germán que tuvieron que enfrentarse al reto de organizar una boda en otra provincia. “Lo hicimos nosotros solos. Al principio fue un poco complicado porque yo no conocía nada de este mundo en Sevilla. Gracias a ¡HOLA! Novias, a páginas web y a Instagram encontré mucha información y nombres de proveedores que desconocía y así pude acabar eligiendo lo mejor”, desvela.
Su enlace en octubre fue todo un éxito, porque tenían algunas ideas muy claras. “Quería celebrarla en un sitio con mucho verde y el cortijo tiene un jardín espectacular así que no hizo falta mucho”, indica. Una gran amiga de la novia le inspiró para decorar con naranjas, limones y flores de azahar: “algo que une a las dos ciudades, Valencia y Sevilla, y Mirka Eventos lo hizo realidad”.
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De un día tan espectacular, Carlota guarda muchos momentos especiales, recuerdos que no podría olvidar. “En la preboda me emocioné muchísimo al ver a todos nuestros amigos de Francia, que habían venido desde los distintos lugares donde viven por nosotros”, rememora. Tampoco puede borrar de su memoria el paseo en coche de caballos hasta llegar a la iglesia con su padre, los discursos de sus tres hermanos y el baile sorpresa que prepararon sus íntimos amigos. Porque una boda es eso: un cómputo de escenas que no se volverán a repetir y que siempre quedarán guardadas en el corazón. Carlota y German ya lo han vivido.