Cuando un amor ha vencido multitud de adversidades, ¿cuál es el siguiente paso? Esta pregunta se la hacen quienes han pasado por situaciones difíciles en pareja y quienes han vivido una relación a distancia. Las circunstancias motivan a los novios a darse el ‘sí, quiero’ con la confianza de haber superado fronteras. “Empezamos a preparar nuestra boda casi el mismo día que nos prometimos. Después de más de ocho años juntos, teníamos muchas ganas de celebrar nuestra unión y reagrupar a toda nuestra familia y amigos”, nos cuenta Aurora, una novia muy elegante, que vivió una situación similar y organizó su gran día en tan solo cinco meses, mientras residía en el extranjero. Córdoba fue el lugar escogido para su boda: para la ceremonia, la Mezquita Catedral y para la celebración, el Palacio de Portocarrero.
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Dos culturas
La pareja se prometió en mayo de 2021 y comenzó entonces una deseada cuenta atrás que culminó con una gran celebración en octubre. Ahora la red ha elogiado su bonito enlace y el sencillo, a la par que sofisticado, look de nuestra protagonista. Una elección muy apropiada para otoño, la estación en la que decidieron pasar por el altar. “Siempre habíamos soñado con casarnos en la Mezquita Catedral de Córdoba, no solo porque es uno de los sitios más bonitos y espectaculares del mundo, sino por lo que simboliza para nosotros. Para un matrimonio mixto como el nuestro, el novio de confesión musulmana y la novia católica, la mezquita-catedral encarna la confluencia y convivencia de ambas culturas y es el reflejo de nuestra historia y de lo que somos”, explica.
Contra todo pronóstico, los novios vencieron al tiempo y a las adversidades que se pudieron presentar años atrás. Desde que se conocieran en 2013 como estudiantes de intercambio en Estados Unidos nada les ha separado: “cuando volvimos yo vivía en Barcelona y él en Paris. Éramos estudiantes y teníamos medios limitados para viajar y poder vernos. Tener una relación a distancia era complicado y además de eso, teníamos tradiciones y culturas diferentes y no siempre es fácil adaptarse y aceptar las diferencias del otro. Al final el amor siempre gana”. Y la suma alcanza ya nueve años de amor.
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A cada escenario, un papel
Precisamente esa fusión de ambas personalidades y visiones culturales estuvo muy presente en su gran día. Echando la vista atrás, Aurora reconoce que fue mucho trabajo y que su perfeccionismo no le permitió dejar de dudar un instante. “Sentía una presión adicional porque venía mucha gente de fuera, con culturas y gustos diferentes y quería complacer a todos”, apunta. Pero ellas se arriesgó y ganó, por eso solo guarda buenos recuerdos de su día: “el proceso fue una de las cosas más bonitas que he vivido en mi vida. La ilusión y felicidad que sientes, no solo dentro de ti, pero sino también de tus más allegados, es algo fuera de lo común”.
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Cuando se planteó la decoración de los dos grandes escenarios de su boda, se dio cuenta de que, por su espectacularidad no necesitaban extravagancias u excesos. “Solo añadí algunas flores y damajuanas en tonos otoñales que combinaban súper bien, simplemente para dar un toque a algún que otro rincón”, recuerda. Lo que sí fue fundamental para la pareja fue la combinación de tradiciones: por un lado la ceremonia católica y por otro una celebración en el Palacio de Portocarrero con matices marroquíes. “A la entrada del palacio y tal como la tradición marroquí dicta, dkaykiya (grupo de música tradicional marroquí) recibió a los invitados con música típica de las bodas marroquíes. Los invitados alucinaron y empezaron a bailar y cantar alrededor del grupo. Fue tal éxito que nos costó una barbaridad movilizarlos a otra zona”, comparte.
Más tarde y después de un grupo de música andaluz, los novios sorprendieron a todos con un cambio de look. “Sustituimos nuestro atuendo por los trajes típicos marroquíes: un kaftan la novia y jabador el novio. Mientras el grupo de música seguía cantando, a cada uno de los novios nos montaron en un trono y nos pasearon”, desvela Aurora.
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Un vestido atemporal
Si bien el segundo vestido fue el más inesperado, el primer look de Aurora es el que no ha dejado de captar todas las miradas y sumar ‘me gustas’ en la red. Al principio nuestra protagonista tuvo que hacer una gran investigación: “casi ninguna de mis amigas se ha casado aún. Me apoyé mucho en la Red y cuentas como ¡HOLA! Novias me ayudaron muchísimo con mi búsqueda”. Confiesa que ella misma realizó su propio moodboard y lo compartió con diferentes diseñadores mediante reuniones en videollamada, porque no reside en España.
Así fue como dio con Laura Viera: “aproveché una visita a España para ir a ver a Laura y encajamos muy bien, desde el primer momento hizo todo lo posible para complacerme y ayudarme a materializar mis ideas. Nos pusimos relativamente rápido de acuerdo en el concepto, vestido corsetero recto y sobre vestido transparente, y sobre esa base trabajamos progresivamente el resto de los detalles”. El diseño fue evolucionando y adaptándose a lo que ambas iban descubriendo, así completaron la idea, por ejemplo, del cuello cisne, que es tendencia.
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Accesorios clave
Dos piezas fueron fundamentales en su estilismo: “Laura Viera entendió desde el principio y a la perfección lo que buscaba y fue ella la que me inspiró con la idea del sobrevestido de tul, que me convenció desde el principio”. Con su propio sello, Aurora añadió a la propuesta unos preciosos pendientes diseñados en Baquerizo Joyeros e inspirados en un collar vintage. “Eran también muy sencillos, pero espectaculares”, indica. Además, los zapatos debían incorporar plataforma y pocos le llegaron a convencer hasta que encontró unas sofisticadas sandalias de Casadei.
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A pesar de que Córdoba tiene unos marcados códigos estéticos en materia floral, Aurora optó por un ramo en formato pequeño. “No soy, en general, muy de flores y prefiero las secas. Quería algo verde con algunos toques de color, así que me decanté eucalipto con brezo y cardos de temporada, para aportar el toque de color rojizo y violeta. Me enamoró el resultado”, nos cuenta. En línea con la sencillez del diseño, el maquillaje y la peluquería debían ser frescos y sin estridencias. “Así que le enseñé al maquillador algunas fotos para que viera cómo me maquillo a diario y él lo perfeccionó para conseguir un resultado más profesional y duradero”, dice. Un moño bajo, natural y por pulido fue la elección que la acompañó durante todo el día, también tras el cambio de estilismo. Porque la naturalidad es, en todos los casos, la mejor compañera de una novia: siempre cómoda y siempre auténtica.