Contaba la diseñadora Raquel Ferreiro a ¡HOLA! Novias que a la hora de seleccionar el tejido para un vestido nupcial a medida resulta fundamental conocer el clima y la temperatura. “No solo para no ‘congelarnos’ o a’chicharrarnos’, si no, también, para transmitir y tener una concordancia con la estación del año y con el resto de asistentes al evento”, explicaba. Los materiales empleados en los diseños de verano difieren de los utilizados en invierno y cada zona de nuestra geografía cuenta con sus propios códigos. Descubrimos, junto a dos de los diseñadores más sonados, los tejidos que más veremos esta temporada, en los meses calurosos del año.
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Propuestas fluidas
“Para una novia de verano mi recomendación es un crepé fresco, ligero, que no sea pesado ni caluroso. Se puede utilizar a la vez junto a transparencias en tul y pedrería que dejan entrever a la imaginación, pero siempre son bastantes sofisticadas”, nos explica el sevillano Nicolás Montenegro. El que es uno de los diseñadores revelación de los últimos meses apuesta por detalles que son imprescindibles en sus vestidos, mientras que rechaza opciones propias de meses más fríos, que ya no son tendencia: “los tejidos menos apropiados son los pesados como flecos, pelosos o capas de piel. Hay crepés excesivamente pesantes no recomendados para estas fechas de enlaces de verano”.
Luis Infantes, sin embargo, confía en el que considera el tejido estrella de su colección, una propuesta fluida y atemporal. “Se trata de la bambula de seda, un tejido que aporta movimiento y ligereza, perfecto para crear looks frágiles, aunque siempre, en nuestro caso, contrastando con líneas depuradas dentro del mismo diseño, para crear así un estilismo fuerte, moderno y delicado”, señala. El creador reconoce que es un material que requiere de un gran destreza para colocarse adecuadamente: “se vuelve tan ligero que es difícil incluso, a veces, percibirlo al tacto mientras lo coses. Nosotros solemos utilizarlo en muchas capas, creando degradado de blancos preciosos”.
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Poco aconsejables, indica Luis Infantes, son las propuestas más gruesas, “como evidentemente son los crepes con más gramaje o con composición lanosa”. Para el verano, el experto descarta, al mismo tiempo, otras telas como los mikados o el raso duquesa: “no es sólo una cuestión de composición y grosor del tejido si no que ópticamente tiende siempre a crear una imagen más armada y pesada. Por nuestra filosofía de marca siempre buscamos la limpieza y la frescura, por lo que los jacquards serían otras opciones a dejar para otras épocas del año”.
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Boda de verano en el sur
La colección Bridal 2023 de Montenegro, titulada Abril, juega con el contraste de tejidos en diseños que responden a las necesidades de las novias actuales. Precisamente por esa conjunción de materiales, el diseñador es todo un experto en qué es apropiado para los enlaces veraniegos que tienen lugar en provincias del sur de nuestro país. “Lo importante es ir cómoda y sobre todo tener la segunda opción visible. En primer lugar, poder asistir a la iglesia de una forma más "cubierta", y hacer un cambio a estilo midi en el evento o fiesta. Considero una opción sin mangas, con espalda al descubierto, un punto fresco y perfecto para el calor del sur”, confiesa.
El nuevo talento del minimalismo moderno en la moda nupcial, Luis Infantes, coincide con la necesidad de buscar la practicidad de las prometidas y profundiza en esos tejidos que conoce a la perfección. “La mejor opción sería utilizar tejidos transpirables y más orgánicos, como sedas y algodones finos. Un vestido realizado en alguna batista bordada combinada con tules sedosos o conjuntos de camisa en organza de seda y falda en crepe serían propuestas perfectas para una novia en Andalucía o Extremadura, por ejemplo. Su trama de lino o seda crea piezas muy frescas y naturales para una novia que huye de sufrir por el calor”, aclara.
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Para la costa
La temporada estival propicia la proliferación de bodas junto al mar, por eso conviene ahondar en los códigos estilísticos de estas celebraciones. Infantes desvela que las bambulas, las muselinas, los georgettes y los tejidos piel de ángel son sus favoritos en estos escenarios. “Elijo tejidos en los que el principal atractivo del vestido sea, de nuevo, el movimiento. Que crean preciosas ondas cuando se levantan al viento; y en las zonas costeras este efecto es constante creando siluetas muy románticas y femeninas. Hay que resaltar también la importancia de que sean tejidos con muy poco peso, creando así un vestido 100% cómodo”, apunta. Fiel a su esencia, pero en línea con esa fluidez en el diseño, Nicolás Montenegro recomienda vestidos con base de tul: “que son mucho más ligeros; de algodón fresco, que recuerden a ese mundo ibizenco, sin perder el punto glam del sur marbellí”.
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Enlaces estivales en el norte
La elección es otra si la boda tiene lugar en las comunidades autónomas del norte de la península, en las el termómetro es más suave y el frío puede dar la sorpresa en pleno verano. “Para esta zona de nuestro país, donde las temperaturas no permiten con tanta facilidad todo lo nombrado anteriormente, podríamos usar damasco, un crepé más pesado o apostar por las capas, que dan un toque chic al vestido”, señala Nicolás.
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Por su parte, Luis Infantes prefiere tejidos ligeros que abriguen sutilmente, como el crepé Cadi. “Es un crepe con muchísima caída debido a sus composiciones de seda y acetatos, que crean el equilibrio perfecto para una prenda algo más gruesa de lo que puedas conseguir con otros tejidos de verano, a la vez que es ligero, pudiendo ser utilizado por lado brillo o mate. Además, de querer llevar mangas, no es un tejido que cree sensación de agobio o genere calor. Resaltar también que en muchos casos lleva sello de tejido ecológico, algo muy importante para nosotros, ya que genera menos residuos para el ecosistema”, desvela. Porque la sostenibilidad es un detalle cada vez más importante en los vestidos de novia y el resultado siempre es igual de espectacular.