Las relaciones entre las novias y los diseñadores de sus vestidos nupciales suelen ser muy especiales. Sucede, en ocasiones, que el cariño y la confianza que se crea entre las partes se mantiene por los años, perdura entre hermanas y generación tras generación. Es el caso de Carlota, una novia madrileña que ha causado sensación gracias a su abrigo bordado y que confió en una firma con la que ya triunfó su familia. “Visité el Atelier de Valenzuela porque Cristina ya había diseñado anteriormente el vestido de novia de mi hermana y les expliqué la idea que tenía. No quería un vestido de novia tradicional”, nos confiesa. Por ello optó por un tejido con historia que le cautivó: “me enseñaron una tela de alta costura que tenían reservada para una novia que se atreviese a llevar algo tan especial. Era chantilly con hojas de organza bordadas”.
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Un look con personalidad
Carlota cuenta que ni siquiera se lo pensó. Se decantó por esa pieza especial para construir un look con personalidad: “tenía claro que quería llevar dos piezas, un vestido sencillo debajo con un abrigo o algo más original encima”. Así fue, porque optó por un diseño minimalista de tirantes y el espectacular abrigo. Como otras muchas novias, optó por un estilismo desmontable: “para el baile me quité el abrigo y me puse en el cuello una caída de tul para darle un toque, algo diferente”.
Los accesorios fueron también un ejemplo claro de que hay clásicos con los que nunca se falla. “Los pendientes que llevé a la boda fueron un regalo de mis suegros de Joyas Sardinero. De anillos llevé el de pedida de Alberto junto con una alianza de brillantes que me regaló mi madre por el enlace”, apunta. El otro detalle imprescindible a juego con el look era el ramo de Loving Lavanda, que tampoco resultaba estridente: “al visitar a Diana, me fijé en que tenía sobre la mesa un jarrón con lunaria. Me recordó muchísimo a las hojas de organza que tenía la tela del abrigo y decidimos hacer algo con esa flor. Quedó precioso”.
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Maquillaje natural
La misma frescura y sencillez que transmitía su vestido, la quiso nuestra protagonista para su look de belleza. Confió en una de las maquilladoras nupciales más populares de nuestro país: “Elegí a Yael Makeup, ella se encargó de maquillarme. Los trabajos que había visto de ella encajaban a la perfección con lo que quería, un maquillaje natural que es lo que siempre suelo llevar. El peinado que llevé fue un moño trenzado, me lo realizó Eugenia, también de su equipo”.
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Un día repleto de sorpresas
El enlace estuvo marcado de momentos para el recuerdo. “Dije a mis hermanas que solo daríamos ramos a los novios que se casaran próximamente, ya que si repartía muchos, nos extenderíamos demasiado y había que aprovechar. La sorpresa fue que entregué ramos a cada una de ellas al ritmo de la canción Super hermanas, de Pereza. Fue muy divertido”, recuerda. Carlota y Alberto se casaron en septiembre, pero su boda ha cautivado a los expertos en las últimas semanas. “Teníamos claro que queríamos celebrarlo en la Finca Las Margas y nos avisaron unos meses antes de que la fecha había quedado libre. No nos lo pensamos ni un segundo, en cuanto nos llamaron confirmamos la fecha de boda”, señala.
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La ceremonia religiosa tuvo lugar en la Real Colegiata de la Granja de San Ildefonso, un templo precioso y en el que había espacio para todos sus invitados, aunque algunos de ellos no pudieran asistir como en un principio tenían planteado. “La fecha inicial del enlace era el 7 de noviembre del 2020, pero debido a la pandemia tuvimos que posponerlo”, nos explica. Sin embargo, de su gran día solo tiene grabados en su memoria buenos y grandes momentos. “La experiencia de preparar todo fue muy bonita aunque teníamos mucha incertidumbre en todo momento por la pandemia”, cuenta.
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Decoración estudiada
La pareja no contó con wedding planner para la organización de su boda, pero todo salió redondo. “Teníamos clara la idea de boda que queríamos y sabía que con la ayuda de mi madre y mis tres hermanas quedaría todo perfecto”, revela. En línea con los preparativos nupciales, la decoración fue uno de los factores mas importantes para los novios. "Cuando visitamos la Finca Las Margas y vimos el patio central cubierto con la estructura de metal y vidrio tuvimos claro que queríamos que la cena y el baile se hicieran allí. Al ser la boda de tarde pensamos en que el patio luciría muchísimo con pequeñas luces en los arbolitos y burbujas de cristal con velas dentro, colgando de la estructura”, apunta. Así lo hizo Elena Suarez & Co en esta zona, mientras que la fuente central fue obra de Loving Lavanda, lo que permitió un resultado digno de cuento, dice la protagonista.
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La guinda del pastel la puso una estudiada decoración del interior del templo, elegante, discreta, pero sofisticada. “En la entrada de la Colegiata de la Granja Diana de Loving Lavanda se encargó de poner dos copas enormes con cestos y flores de temporada”, concluye. Porque cada época del año tiene unos elementos clave, unas flores adecuadas y cada pareja un estilo propio, Carlota y Alberto encontraron su estética estrella e hicieron de su día un reflejo fiel de su amor.