Pocas novias pueden resistirse al encanto de lucir un recuerdo personal y vintage en su gran día. A un diseño espectacular, le suman accesorios y detalles, de familia y amigos, que convierten en más especial, si cabe, un estilismo tan importante. Para Patricia, la novia más viral del momento, que ha dejado a todos sin palabras con un vestido midi y una pamela sencilla, sus seres queridos tenían que estar presentes en su look. “Llevé una cadena con un corazón que me regaló mi madre, muy especial, porqué se la compró con su primer sueldo y unos pendientes de oro que me había regalado mi abuelo paterno. Siempre han sido mis pendientes favoritos, porque tienen magia”, nos cuenta ella misma. Con sus palabras viajamos por los detalles de su enlace de cuento, para adentrarnos en el hechizo de una boda en Asturias.
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El mejor escenario
Su historia es la de muchas otras parejas que tuvieron que posponer su gran día, por lo que de su fecha inicial, el 6 de junio de 2020, todo se pospuso al 4 de junio de 2020, un viernes. “Elegimos la Capilla de Nuestra Señora del Carmen, muy especial para mí como Canguesa. Mis padres viven muy cerca de la capilla e ir caminando desde casa con mi padre del brazo es de los recuerdos más bonitos y especiales que tengo. Hubo quien lo definió como una escena digna del mejor Neorrealismo Italiano, y creo que lo describe perfectamente. También teníamos claro que el convite sería en el Parador del Monasterio de Corias, porque era el sitio que más nos gustaba. Es un Monasterio declarado Monumento histórico-artístico nacional, que además de ser un lugar increíble, tiene un restaurante que es un lujo”, apunta.
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Un vestido midi
A todos estos detalles se sumó un diseño espectacular, que se ha hecho viral, y nos acertados complementos para completar el estilismo. “Las líneas básicas las tenía claras, debía de ser un vestido que mantuviese mi esencia, estilo, con el que poder estar cómoda y que fuese corte midi. Es un vestido muy sencillo y, a medida que se iba materializando, él mismo nos iba pidiendo los complementos”, explica Patricia. Precisamente porque sabía lo que buscaba, después de visitar las colecciones de numerosas firmas, prefirió contactar a Lucía Incera y se convenció de que era la diseñadora adecuada.
“Después de investigar un poco por las redes sociales, contacté con Lucía y ya fue todo coser y cantar”, revela. Y continúa: “me ayudó a poner en orden todas las ideas que llevaba anotadas y en esa línea siguió aconsejándome hasta acabar de confeccionar el vestido. A la hora de decidir contar con una diseñadora o diseñador para confeccionar un vestido, es muy importante que ambas partes estén en sintonía, y nosotras lo estábamos”. Así fue como dieron vida a su diseño con mangas largas, falda de tul al tobillo, corte princesa y cuello a la caja.
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Del ramo a los zapatos
La nota más fascinante la pusieron los accesorios que completaron el look. Más allá de las mencionadas joyas, la gran protagonista fue una pamela en color blanco roto: “la llevaría a diario si pudiese. Le planteé la idea a Lucía Incera y me animó. Fui a ver a Macarena de Atelier EMEA y lo vio tan claro como yo”. Añadió, a sus pies, unos granny shoes de tacón sensato realizados por Salo Madrid e inspirados en el popular modelo Slingback de Chanel.
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Tampoco pasó desapercibido el ramo escogido para la ocasión. “No lo vi hasta el día de la boda. Tenía plena confianza en Kiti, de Flores La Plaza y llegó a la habitación del Parador con tres ramos preciosos elaborados por Flores la Plaza y la Trastienda de Alberto. Fue difícil, pero al final la elección fue un ramo muy bonito de matricaria y flor de cera”, señala. El último gran éxito del look era en clave beauty. Ana, de Las Horquillas de Anita se encargó de peinar con una coleta a nuestra protagonista, mientras que Reyes Tabarés se encargó de las brochas. “Elegimos un maquillaje sesentero discreto que creo que iba perfecto con el resto del look”, define Patricia.
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Decorar desde la sencillez
En los espacios de su gran día, también se intuía la impronta de los novios, que buscaban seguir las máximas de sencillez y calidad. “Hemos tenido mucha suerte con los proveedores. Cuando contacté con Kiti, de Flores La Plaza, le dije que me gustaban las cosas sencillas y que mi color favorito era el verde. Como vio que no daba mucha más instrucción, me preguntó: '¿me dejas vía libre?’ A lo que mi respuesta fue un sí rotundo, confiaba en ella al 100% y me sorprendió. No podría haberlo imaginarlo más bonito y especial”, recuerda. El banquete tuvo lugar en el claustro del Parador y el resultado dejó boquiabierta a Patricia.
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La pareja no contó con wedding planner y estuvo trabajando hasta dos días previos a su boda. “Teniendo en cuenta que no vivimos en Cangas del Narcea, necesitamos destacar que nada de esto hubiese sido posible sin María José, Jefa de Recepción y eventos del Parador, a la que estaremos siempre agradecimos por su ayuda y por hacerlo todo tan fácil”, reconocen. Los novios acertaron con los proveedores, después de una exhaustiva búsqueda que aconsejan a futuros recién casados: “les recomedaría que, en la medida de lo posible, escojan lugares con los que tengan un vínculo emocional positivo especial y que inviertan tiempo en seleccionar a los proveedores, son muy importantes en ese día y es necesario confiar en ellos”.
Todo salió redondo y por eso esta jornada inolvidable estuvo marcada por la ilusión de los reencuentros, después de una temporada separados tras la pandemia. “Se podía ver en las caras de los invitados la felicidad y las ganas de disfrutar”, desvela Patricia. En línea con ese sentimiento, uno de los regalos para los asistentes era pura emoción: “en un detalle laborado por nuestro amigo Ómar Fernández incluimos una célebre frase de Jean-Paul Sartre: ‘No perdamos nada de nuestro tiempo; quizá los hubo más bellos, pero este es el nuestro’”. Y así lo hicieron, exprimieron su amor, su boda y su alegría hasta el último minuto del día.