Todo look de novia tiene una inspiración. De forma consciente o inconsciente, las prometidas buscan referentes y bucean en looks del pasado y en propuestas actuales para dar con aquello que realmente les apasione. Para Ángela, una novia que imaginó una mágica boda de cuento, el cine y la realeza han sido sus dos grandes puntos de partida. Un vestido de novia que miraba al de la histórica princesa de Mónaco y una celebración con reminiscencias de cualquier novela época, basada en la exitosa serie Los Bridgerton, han hecho más que especial su gran día. “Desde antes de saber que me casaba sabía qué vestido quería llevar ese día. Me inspiré en el vestido de novia de Grace Kelly, pero quise darle un toque más romántico con la falda en tul. Me hizo mucha gracia ver a posteriori que ya tenía muchas fotos de su vestido en mi Pinterest, antes de saber que me casaba”, relata a ¡HOLA! Novias.
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Un cambio de fecha
Nuestra protagonista y su ya marido se casaron el 27 de agosto de 2021 en el Castillo de Sant Marçal, un espectacular enclave en Barcelona con unos bonitos jardines; tras posponer en una ocasión su enlace (previsto para octubre de 2020) a causa de la situación sanitaria. “Vicente Alejandro me pidió matrimonio en un viaje inolvidable por la West Coast de Estados Unidos en el verano del 2019. Tras posponer la primera fecha, intentamos elegir una en la cual los invitados que venían de fuera de España tuviesen fácil cogerse unos días de vacaciones”, nos cuenta.
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Vestidos románticos
En su gran día Cristina no lució un único diseño, sino dos, ambos ideados por el equipo de Navascués. “No puedo estar más contenta de haber elegido a Cristina de Navascués, para que hiciera realidad el vestido de mis sueños. Siempre recordaré esos viajes llenos de emoción desde Londres directamente a su atelier. Fue una experiencia inolvidable”. Con encaje, corpiño, falda de tul, cuello cisne y unas bonitas flores en la cola, el primer look era romántico y majestuoso. “Para el segundo vestido hice yo misma un boceto y se lo enseñé a Cristina. Le encantó desde el primer momento. Me inspiré en un diseño rosa palo, de tul con flores alrededor del pecho de Giambattista Valli”, explica Ángela. Fue así como rompió con la tradición y se apuntó a un diseño corto y en rosa.
En ambos estilismos destacaban los complementos, tan imponentes como los propios vestidos. Unas sandalias de Castañer fueron el calzado del primer look, mientras que el revisitado modelo Hangisi Bride de Manolo Blahnik acompañó el diseño del baile. “Como joya, quitando el anillo de compromiso llevé unos pendientes largos de corazones con una perla al final. Los encontré en la joyería Pradera de Bilbao, fueron amor a primera vista”, recuerda. Junto a estos accesorios, el ramo de novia tampoco pasó desapercibido, una joya natural con rosas David Austin en color blanco roto, a juego con la decoración.
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Un peinado especial
Para romper con el clasicismo propio de un look con aires de realeza, Ángela apostó por un look de belleza poco previsible ideado por Oui Novias: un maquillaje neutral en tonos pastel y semirrecogido con trenza con una tiara especial. “La compré en Londres y me encantó porque me sentí muy yo y le dio un estilo romántico a todo el look”, señala. Con el segundo estilismo, dio un giro al peinado: “seguí llevando un semirecogido, pero soltando la trenza, quitándome la tiara y añadiendo unas horquillas con florecitas rosas a juego del vestido, que me las hicieron a mano en Mimoki”.
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Decoración majestuosa
Junto a los estilismos de la novia, la decoración fue el otro elemento con el que los novios dejaron boquiabiertos a sus invitados. Para la organización de la boda contaron con la ayuda de Bodas de Cuento: “la primera etapa la recuerdo con muchísima ilusión, en ese momento todavía estábamos viviendo en Nueva York, pero aunque estábamos lejos, teníamos muy claro el lugar donde queríamos casarnos. Una pieza fundamental en la cual nos apoyamos y vivió a nuestro lado todas las emociones, ilusión e incertidumbres por las que pasamos, aunque fuese a distancia, fue nuestra wedding planner Marina, de Bodas de Cuento. Siempre atenta y disponible para atendernos, aunque tuviéramos horarios complicados”.
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En esa conjunción de la pareja y su equipo de wedding planners surgió el concepto de la boda, una visión ‘royal’ y novelesca que era el sueño de Ángela. “Desde pequeña me han encantado las películas y libros ambientados en la época del romanticismo en el countryside inglés: Los Bridgerton, Orgullo y prejuicio, así como casi todos los libros Jane Austen me han inspirado desde siempre. Empezando por la moda, vestidos llenos de detalles medievales y renacentistas, bordados, encajes, telas vaporosas, estampados florales todo eso fue configurando el estilo que quise darle de algún modo u otro a la decoración en general”.
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Así fue como la iglesia y el castillo, espacios ya preciosos estando vacíos, se vistieron de gala aún más con la ayuda de unas rosas de David Austen en blanco roto y rosa muy claro, mezcladas con paniculata blanca. “En el salón principal también pusimos como decoración árboles con velas colgando para dar ese punto de naturaleza”, rememora Ángela. Para cumplir con las normativas y poder contar con una celebración más larga, los novios cambiaron su idea de boda de tarde por una de mediodía y ello afectó a un detalle de la decoración. “La ceremonia religiosa empezó a las 2 pm y el banquete a las 7 pm. Por eso mismo nos adaptamos a la nueva situación y quitamos cantidad de velas añadiendo más flores y color. Fue todo un acierto ya que entramos al banquete de día, por lo que las flores lucieron espectaculares y vimos anochecer mientras cenábamos, por lo que las velas también tuvieron su protagonismo”.
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Recuerdos inolvidables
En el gran día de Ángela y Vicente Alejandro hubo momentos muy especiales, que la pareja se lleva en su corazón. Por eso cuando echan la vista atrás solo pueden dar las gracias y recordar cómo empezó todo: “nos conocimos en Barcelona mientras yo estaba terminando mis prácticas universitarias en un hospital y él venía desde Madrid recurrentemente los fines de semana, ya que estaba a punto de irse a vivir a Nueva York unos años y quería estar al lado de su familia antes de irse”. Cuenta nuestra protagonista que lo suyo fue un flechazo de película y desde aquel momento no se volvieron a separar, incluso con una etapa de relación a distancia. “Ahora llevamos dos años viviendo en Londres, algo que lógicamente nos permitió coordinar los preparativos con algo más de eficacia y ayuda”, indica. Así fue como se pusieron manos a la obra para construir una boda inolvidable, demostrando, como lo han hecho durante toda su relación, que la unión siempre hace la fuerza.