Madrid fue el encargado de unir a esta pareja. Él de Córdoba, ella de Valencia, pero los amigos en común y las cosas del destino hicieron que Sara y Fernando se conocieran mientras estudiaban en la capital. “El día que nos prometimos estuvo cargado de emoción”, nos cuenta Sara. “Fue un fin de semana de mayo, en Córdoba. El domingo, antes de volvernos a Madrid, fuimos a misa a la iglesia de San Jacinto, donde está la Virgen de los Dolores, a la que toda su familia tiene una gran devoción. Al terminar la misa, me pidió que nos quedáramos un rato más. Le noté muy emocionado, pero no fue hasta que llegamos a Madrid, donde me acompañó a mi casa a dejar las maletas, cuando, de pronto, se arrodilló y me pidió que me casara con él”. Un año después, en la misma iglesia, Sara y Fernando daban el paso más importante de sus vidas, en un día cargado de magia y que, gracias a A-Típica , consiguieron celebrar con toda su familia a pesar de las restricciones causadas por la pandemia.
La madre del novio lució una mantilla negra, el accesorio por excelencia para las madrinas españolas, y un precioso vestido verde agua, a juego con la corbata del novio.
Flores Búcaro fueron los encargados de enmarcar el entorno. “Mis colores favoritos son el rosa, el naranja y el verde, y queríamos reflejarlos en la decoración”, nos cuenta Sara.
“La tiara me la regalaron mis padres como regalo de boda y después la hemos convertido en pulsera. También llevé el anillo que me regaló Fernando y los pendientes que mi bisabuela llevó el día de su boda”.