Nadie sabe mejor que la propia novia qué tendencias, siluetas y detalles definen su estilo, por eso, ellas mismas deben decidir quién diseña su vestido para el gran día y con qué se sienten más cómodas. Adela, una de las recién casadas más estilosas, tuvo claro desde el principio un requisito imprescindible en su look, que terminó haciéndose viral. “Solo sabía que me gustaba la idea de llevar los hombros al aire, ¡pero nada más! Trabajar con un profesional que sabe ver lo que te gusta y lo que te favorece y con el que puedes contar al cien por cien, para mí lo fue todo en el proceso”, cuenta a ¡HOLA! Novias.
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Hecho a medida
Nuestra protagonista, que se casó en Sevilla, confió en el trabajo de un reconocido diseñador madrileño que entendió a la perfección lo que necesitaba en un día tan destacado. “En mi opinión, es casi más importante que tener una idea de diseño elegir bien a tu diseñador. En mi caso, Jorge Vázquez supo ver mi estilo y lo que me gustaba desde el minuto uno y sin tener mucha idea previa, acabé con el traje que siempre había querido”, desvela la sevillana. Con mangas largas, silueta línea A, escote off-the-shoulders, un volante y tejido ligero, la propuesta nupcial de Adela no ha dejado a nadie indiferente.
“El proceso fue increíble. El vestido lo fuimos construyendo poco a poco en cada prueba, superando todas mis expectativas a medida que íbamos avanzando. En mi caso, con Jorge Vázquez fue todo fácil y nos entendimos fenomenal desde el principio. Supo ver y comprender lo que quería (y eso que no se lo puse fácil, porque estaba bastante perdida con la idea)”, apunta. Confiesa, además, que cada una de las pruebas era más emocionante que la anterior. En ellas podía imaginarse con el estilismo completo y sentía que había dado con la firma correcta.
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De las joyas al ramo
Al aplaudido vestido a medida, Adela le sumó unos pendientes y una gargantilla vintage que rompían con la sencillez y la monotonía del diseño. También sumó un ramo silvestre, de gran tamaño y en diferentes alturas, que es pura tendencia: “lo hice con Pétalo Flores. Tenía claro que quería mucho verde, flores pequeñitas blancas y buen tamaño. Estas fueron las indicaciones que les di y no me volví a acordar de él hasta el día de la boda. No me pudo gustar más. Son unas cracks”.
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Más allá del romántico ramo de novia, el otro gran elemento destacado del look fue su elección de belleza. “Para mí era fundamental no sentirme disfrazada ese día y lo más natural posible. Elegí un look de peinado y maquillaje con el que me sentía cómoda y yo misma y que no dista mucho de lo que suelo llevar en mi día a día”, nos explica. La maquilladora sevillana Julia Hidalgo se encargó de sacar la mejor versión de nuestra protagonista, mientras que el peinado, un semirrecogido de aires desenfadados, recayó en las manos de Maribel Green Hair.
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Una boda en Sevilla
Con este estilismo tan especial, se casó, tras tres años de amor, en uno de los lugares más emblemáticos de la capital andaluza: la capilla de la Real Maestranza. “Elegimos casarnos el día 30 de Octubre de 2021 en la Real Maestranza de Sevilla y hacer la posterior celebración en la Hacienda la Soledad. Elegimos octubre porque tal y como estaban las cosas preferimos esperar unos meses (nos comprometimos en agosto del 2020) para poder planificar con más tranquilidad y tener la posibilidad de hacer una boda sin restricciones y más segura”, indica.
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Por suerte para Adela y Juan, el proceso fue algo más sencillo, porque la situación sanitaria estaba mucho más controlada. “No tuvimos prácticamente ninguna complicación a la hora de organizar, de hecho, lo que complicó la logística fue el temporal, ¡no el Covid!”, recuerda. La lluvia y el viento obligaron a cambiar los planes de la pareja, que en un principio quería celebrar su gran día al aire libre. Por suerte, todo salió bien, gracias a la ayuda de su entorno: “tuvimos una persona que nos ayudó el día de la boda, ¡pero la que de verdad ha estado al pie del cañón de los preparativos ha sido mi madre!”. La nota decorativa de toda la boda la puso el equipo de Espacio Carmen Brujó, que supieron adaptarse a los contratiempos surgidos del cambio de exterior a interior.
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Anécdotas para el recuerdo
Más allá de la estética de un día inolvidable, la pareja no olvida los momentos más significativos: “lo más especial fue la ceremonia religiosa, es lo que le da sentido a ese día y por ello lo que más disfrutas. Por supuesto, también disfrutamos muchísimo de toda la celebración”. Entre escena y escena, nuestra protagonista se ríe al recordar un acontecimiento de última hora, que apenas se percibió durante la ceremonia. “No fue tan divertido en el momento, pero ahora nos reímos al recordarlo. En el coche, llegando a la iglesia con mi padre, nos dimos cuenta de que se nos había olvidado mi alianza en casa. Por suerte, mi padre me dejó la suya, ¡y nadie se dio cuenta! Aunque tengo que decir que me quedaba bastante grande…”, rememora entre risas.
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Son esas sorpresas de última hora las que añaden espontaneidad a una jornada que marca un antes y un después en la vida de los novios. “Nosotros tuvimos claro desde el principio que independientemente de la situación nos íbamos a casar ese día, aunque fuese solo con nuestras familias”, recalca. Por ello, con algo de distancia y tiempo desde aquel día y la experiencia vivida, Adela se atreve a hacer una recomendación: “el consejo que daría es que se concentrasen en que lo importante es casarse”. Y el amor siempre vence.