Desde que se conocieron, Reyes y Jaime supieron que pasarían el resto de sus vidas juntos. “El hecho de pasar el confinamiento separados aceleró los acontecimientos, ya que no queríamos volver a pasar tanto tiempo separados. Un día entre semana, Jaime se presentó por sorpresa en mi casa y me pidió matrimonio con una sortija que sabía que me encantaba”. Decidieron casarse en la finca familiar de Jaime, la Dehesa de Fresneda de Arriba: “¡No podía ser en otro sitio! Nos conocimos ahí dos años antes y nos hacía especial ilusión”, nos cuenta Reyes.
Para el gran día, la novia eligió un vestido de INuñez: “Desde el primer momento tenía claro que quería algo sencillo. No quería arriesgar con el diseño, pero sí darle un toque más original con los tejidos”. ¿El resultado? Un vestido escote halter, con el que Reyes estaba deslumbrante, y con el que dijo “sí”, a la nueva aventura de su vida.
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La ceremonia
“La ofició mi primo Eduardo Ortiz de Zugasti, que se desplazó desde Roma, donde se encontraba terminando su doctorado. Tengo una relación muy cercana con él y se lleva fenomenal con Jaime, por lo que la misa fue muy especial para nosotros”.
Las joyas
Para su gran día, Reyes eligió una tiara de su familia: “Era de mi abuela, con la que se han casado mis primas, y la tenemos especial cariño”.
El look de la madrina
El novio, acompañado por su madre, que lució con mucha elegancia un largo vestido rojo y una mantilla negra, un accesorio muy tradicional en las bodas religiosas.
Las fotografías
Se encargaron Peyalo y Carmen de Plata.forma: “Son muy buenos amigos y se casaron el fin de semana anterior a nuestra boda y nos hicieron el favorazo de retrasar una semana su luna de miel”.
Un lugar especial
El lugar escogido para el banquete fue la finca familiar de Jaime, la Dehesa de Fresneda de Arriba, donde se conocieron hace dos años.