Mencía y Carlos se conocen desde pequeños: “Mis padres se mudaron a Madrid cuando yo tenía nueve años. Carlos vivía en ese edificio con su abuela, y le encantaba escribir obras de teatro y representarlas en su casa. Nada más llegar a la nueva casa, me preguntó si quería participar. Ahí fue cuando conocí a Carlos por primera vez, yo representando a Morgana y él a Merlín”. Después, volvieron a coincidir y el resto es historia, sellando su amor en una espectacular boda en Morón de la Frontera, en la casa de Mencía.
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Ella eligió a Jorge Vázquez como diseñador de su vestido.“La verdad es que nunca me había imaginado vestida de novia y tampoco había fantaseado con ello. Fui al atelier con dos ideas muy distintas y Jorge se encargó de guiarme y pulirlas”. ¿El resultado? Un impresionante diseño de gazar de seda natural y del cual tomaron la inspiración del vestido de novia de la madre de Mencía: “He disfrutado siempre viendo sus fotos, así que me hacía una ilusión enorme verme vestida como ella”. Nos cuenta Mencía que una de las anécdotas más divertidas fue el momento en el que se dieron cuenta de que se les habían olvidado las alianzas. “Conseguimos que todos los asistentes se rieran. Al día siguiente fuimos a que nos las bendijeran”.
Era un diseño de Jorge Vázquez: “Me encanta como diseñador y es superprofesional. He vestido mucho de él como invitada y lo que más valoro es que tiene una capacidad enorme para transformarse”.
“La principal fue la tiara familiar. Es antigua, de brillantes y perlas, y estilo art déco. También la llevó mi madre, mis hermanas y mi abuela el día de su boda”.
La boda se celebró en Morón de la Frontera, bajo los rayos del sol andaluz, y adornada con detalles muy originales, como este coche de época que transportó a los novios hasta el lugar del banquete.
Los más pequeños lucían conjuntos a juego, en tonos mostaza y blanco, muy sencillos pero ideales, y las niñas llevaban de adorno una colorida corona de flores.
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