portada marta© Marta. Foto: Alejandra Ortiz

La boda en Segovia de Marta, la novia que se convirtió en su mejor 'wedding planner'

Nuestra protagonista tuvo que posponer la fecha pero con ayuda de su familia, y las ideas muy claras, celebró el enlace de sus sueños


Actualizado 8 de diciembre de 2021 - 19:02 CET

Todo look de novia tiene un significado aún más especial cuando está compuesto por piezas con un gran valor sentimental, recuerdos que familiares o amigos muy cercanos quisieron que la novia llevara en su gran día. Aunque lo más habitual es que haya ‘algo viejo’ o ‘algo prestado’ en forma de accesorios, algunas prometidas se atreven a añadir a su vestido ese bordado, tejido o retal que ha formado parte de la vida de otros. Esto precisamente fue lo que hizo Marta, la novia del vestido con el chaleco más especial, que confió en el el equipo de From Lista With Love. “A principios de septiembre del 2019, mi abuela, con la que tenía una relación muy especial, me ofreció utilizar el traje de bautizo de mi abuelo. Cuando me lo enseñó sabía que tenía que formar parte mi traje de novia. Tenía una batista suiza muy antigua, con jaretas a mano y una estructura deshilachada de la propia tela. Estaba muy deteriorado, pero pensamos que algo se podría aprovechar”, nos cuenta ella misma.

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© Marta. Foto: Alejandra Ortiz

"Celebramos nuestra boda el 12 de junio de 2021, después de tener que posponerla dos veces por el Covid, igual que muchas otras parejas. Siempre quisimos casarnos en los últimos días de primavera cuando empieza a asomar el verano, tanto a Javi como a mi nos encantan esos días que empieza el calor, el campo está verde y puedes disfrutar de planes al aire libre", cuenta Marta a ¡HOLA! Novias. - ¿Boda tipo cóctel o banquete? Las claves de los expertos para elegir bien

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El mejor tejido

De aquel detalle del pasado se pudieron rescatar piezas para el diseño que lució en su boda. “Cuando fuimos a ver a Maca y Zuma, de From Lista with love, les impresionó, les impuso hasta tocarlo, pero me dijeron que sí, que podríamos utilizarlo. Mi abuela falleció ese mismo mes, en octubre del 2019, por lo que me hizo especial ilusión saber que podría usar el traje de bautizo de mi abuelo, que ella me había dado”, rememora Marta. El vestido se fue construyendo poco a poco sobre el cuerpo de nuestra protagonista y fue evolucionando con el tiempo, porque el enlace tuvo que posponerse debido a la situación sanitaria. “En casa lo llamamos ‘la historia de un traje, pues empezamos a pensar en él en la primavera del 2019 y me casé en el verano del 2021”, confiesa con humor.

© Marta. Foto: Alejandra Ortiz

"Respecto al sitio, elegimos Segovia. Por tres razones: siempre nos gustó, ahí estaban la ermita y finca que encajaban con nosotros a la perfección y nos parecía el lugar ideal para organizar un plan de fin de semana completo fuera (pero cerca) de Madrid. Sobre todo lo pensamos para nuestros invitados que venían desde México: 'preboda' el viernes, boda el sábado y comida el domingo. Javi, además de español es mexicano, hemos vivido juntos seis años allí, nos prometimos en el Caribe mexicano, y a día de hoy seguimos viviendo entre Madrid y Ciudad de México". - Organiza tu boda con la ayuda de las 'apps' nupciales más recomendadas

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Las mangas, la espalda y el cuerpo del diseño salieron del traje bautismal de su abuelo. Y hubo un detalle que jamás olvidará: en recuerdo de su abuela Rosa, su madre bordó una rosa, que era ese ‘algo azul’, que terminó cosida al vestido a la altura del corazón. “El diseño del cuello y el escote surgió de una camisa que llevé el primer día que conocí From Lista With Love. Les comenté que me gustaba y pensaron que favorecía mucho. Para el cuello utilizaron el remate en cuadro bordado del faldón del traje de bautizo”, indica Marta. Después surgió la falda, de estilo vaporoso, corte recto y “dos capas de crepé de seda y la exterior de batista”, puntualiza.

Más allá de la esencia vintage y los tejidos naturales, había una tendencia por la que nuestra protagonista no quería pasar. El velo no era una opción que ella considerase, pero el destino quiso que tuviera en cuenta otra posibilidad: “cuando mi abuela falleció, mi madre encontró entre sus cosas su colcha nupcial de organdí, bordada con bodoques. De ahí salió mi chaleco-cola que usaría en la iglesia y luego me quitaría en la celebración. Mi diseño final se compuso de esas dos piezas: vestido y chaleco-cola”.

© Marta. Foto: Alejandra Ortiz

"El diseño del ramo tuvo varias vueltas. Al principio tuve una idea, pero poco antes de la boda, en una visita al vivero de Diana de Loving Lavanda vi una planta súper especial que no había visto antes que me encantó. Finalmente el ramo se compuso a base de esa planta que se llama Lunaria, avena y misccanthus. Si me casase mañana, volvería a elegir ese ramo, y a Diana". - Descubrimos a las musas que inspiran los vestidos de novia 'made in Spain' más bonitos 

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Flores preservadas y dos peinados

Encontrar el ramo de novia perfecto para un estilismo con tanta singularidad conllevó algunas dudas y cambios de opinión, pero finalmente Marta encontró en las versátiles flores preservadas la mejor de las soluciones. "Al principio tuve una idea, pero poco antes de la boda, en una visita al vivero de Diana, de Loving Lavanda, vi una planta súper especial que no había visto antes, que me encantó”, cuenta. Esa especie era la Lunaria, que incorporó con mucho estilo a su diseño floral junto a la avena y el misccanthus. ¿El resultado? Una propuesta atemporal en clave minimalista.

Minimalistas fueron, también, los dos peinados que escogió en su boda. La indecisión llevó a Marta a concretar que, con su cambio de vestido (al ser desmontable, se retiró el chaleco), iría, del mismo modo, una modificación en su recogido. “Quería llevar una coleta con trenza. Es un peinado que llevo mucho en mi día a día y creo que el día de tu boda tienes que ir cómoda, sintiéndote 100% tú. Un mes antes, en una prueba del vestido, me vi con la coleta suelta y me gustaba como quedaba, me apetecía llevarlo así también”, explica. Por ello, con la ayuda de Natalia (@natalita_hair_artist), aprovechó el cambio para incorporar la coleta al look y añadir un bonito lazo. Lo que no sufrió modificaciones fue el maquillaje, que corrió a cargo de Ana, de Bobbi Brown. La naturalidad fue la tendencia elegida con polvos bronceadores, colorete, sombras doradas y máscara de pestañas.

© Marta. Foto: Alejandra Ortiz

"Para organizar la boda no contratamos wedding planner, teníamos muy claro lo que queríamos y nos hacía mucha ilusión elegir cada detalle y proveedor nosotros. Contamos con ayuda de nuestras familias, mi madre y mi hermana pequeña se volcaron (mi hermana mayor también pero vive fuera de España y era mas complicado). Aunque para toda la organización previa no contratáramos wedding planner, para el día de la boda sí decidimos que era buena contar con ayuda. Queríamos disfrutar al máximo el día sin tener que preocuparnos de si un autobús no llegaba o si las mesas estaban bien colocadas. Cani, Marta y Mariana de Smart Weddings nos ayudaron muchísimo, siempre con una sonrisa. Fue un súper acierto contar con su ayuda ese día". - Ana Pamela, la novia que encontró el look más increíble dos meses antes de su boda

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14 años de amor

Marta estaba radiante en su gran día y dejó a todos boquiabiertos, especialmente a Javi, su ya marido. “Tanto para Javi como para mí, el momento más especial fue cuando yo entré con mi padre y él me esperaba con el suyo en el altar de la ermita. Nos miramos desde lejos mientras sonaba la canción A Thousand Years cantada por Laraland. Nos miramos como diciendo: ‘lo hemos conseguido, está pasando, ¡por fin!’”, rememora. El camino para la pareja tuvo sus complicaciones, pero después de 14 años de amor, nada era imposible.

Marta tenía 17 años cuando conoció a Javi, quien entonces tenía 19. “Los primeros años juntos vivíamos los dos en Madrid, y en 2014 decidimos ‘cambiar de aires’: dejamos el trabajo y cruzamos el charco para irnos a vivir a Ciudad de México, la mejor decisión que hemos tomado, no lo cambiaríamos por nada. Allí fundamos una agencia boutique de Marketing Digital (Entredos Agency) juntos y unos meses antes de la pandemia decidimos apostar y abrir la agencia también en Madrid”, Ahora la pareja vive entre ambos países, lo que hizo algo más densa la organización de su boda, que tuvo lugar el 12 de junio.

© Marta. Foto: Alejandra Ortiz

"Cuando iba a empezar el baile con mi padre, ya los dos en la pista rodeados de todos los invitados, empezó a sonar la música, pero al segundo se paró, la mesa del dj se calentó por el calor y nos quedamos en silencio. En ese instante no conseguían que volviera a sonar, todos los invitados empezaron a cantar a capela la canción que tenía que estar sonando (Ojalá que llueva café en el campo), y mi padre y yo improvisamos un baile en el momento. Al inicio, cuando se cortó la música, mentiría si no dijera que pensé “no puede estar pasando esto”, pero en cuanto la gente se puso a cantar y mi padre me empezó a dar vueltas riéndose, lo disfruté yo creo que más incluso que con el baile que teníamos preparado". - Un vestido sostenible y desmontable para la boda de María en Asturias

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Boda en Segovia

Los novios se prometieron en mayo de 2019 y tuvieron que posponer su gran día hasta en dos ocasiones. “Había personas que para nosotros era importante que nos acompañaran ese día y no queríamos poner en riesgo su salud, por lo que decidimos esperar a que toda la situación estuviera mejor. Elegimos junio de 2021 y, honestamente, nos gustó incluso más la nueva fecha que la original en mayo. En junio nos asegurábamos más ese día de calor, con el campo verde y disfrutar el día al aire libre”, indica nuestra protagonista. La Ermita de la Virgen de la Adrada, en Otero de Herreros (Segovia) acogió la ceremonia, mientras que la celebración tuvo lugar en Finca Lasmargas. Además, contaban con invitados llegados desde México y por eso hicieron una preboda el viernes y una comida post-boda el domingo.

© Marta. Foto: Alejandra Ortiz

"La finca Lasmargas es espectacular. Para la decoración de las mesas quisimos mantener ese mismo aire campestre, que los invitados se sintieran como en una comida de inicios de verano, con amigos, elegante pero con un toque desenfadado. Nos decantamos por manteles de cuadros vichy verdes, bajoplatos de ratán, vasos verdes y sillas de bambú de Ciboulette Catering, acompañados por unos caminos de eucalipto, limones y unos pequeños jarrones con flores que puedes coger cualquier día en el campo: margaritas, avena, craspedias, trigo… de Loving Lavanda. Las minutas, meseros, seating plan y las invitaciones las diseñé junto a mi amiga Pati, de Waterpats. Ella pintó las acuarelas (es una artista) y yo me encargué de maquetar". - ¿Qué es una ‘elopement wedding'? Te contamos los detalles sobre las bodas del momento

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En lo que a la organización de su gran día se refiere, Marta y Javi se pusieron manos a la obra sin la ayuda de ninguna wedding planner (sí con el apoyo de sus familias), porque querían disfrutar de todo el proceso y estaban convencidos de sus proveedores. “Para el día de la boda sí decidimos que era buena idea contar con ayuda. Queríamos disfrutar al máximo el día sin tener que preocuparnos de si un autobús no llegaba o si las mesas estaban bien colocadas. Cani, Marta y Mariana, de Smart Weddings, nos ayudaron muchísimo”, agradece.

© Marta. Foto: Alejandra Ortiz

La pareja no quiere olvidar a sus proveedores, a los que están muy agradecidos: Vestido de Marta: From Lista with Love. Traje de Javi: Old Jeffrey. Flores y ramo: Loving Lavanda. Peluquería: @natalita_hair_artist. Fotografía: Alejandra Ortiz. Vídeo: Liven Photography. Finca: Finca Lasmargas. Catering: Ciboulette Catering. DJ: Hey Mickey! Music & Events. Wedding Planner: Smart Weddings. Acuarelas de Minutas, meseros y seating: Waterpats.

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Alta calidad

Los profesionales y empresas que trabajaron en su boda se dejaron la piel y fueron cuidadosamente seleccionados. Para la ceremonia, buscaron un coro que fuese diferente, a medio camino entre lo clásico y lo moderno. “Descubrimos a Laraland. Lara nos invitó a uno de sus ensayos y nos encantó. Era mucho mejor de lo que imaginamos”, relata Marta. A ellos se sumaron otros muchos proveedores y una decoración muy especial, que nació de la batuta de la propia novia, que es arquitecta de interiores. Buscando no recargar la zona, optaron por el verde en la ermita: “decoramos con toques de eucalipto y plumeros en damajuanas, alternadas con faroles en el pasillo, guirnaldas en las barandillas del altar y un arco semi abierto vegetal increíble en la puerta de la ermita”.

En el banquete, los manteles de cuadros vichy verdes, los ‘bajoplatos’ de ratán, los vasos verdes y las sillas de bambú fueron los grandes protagonistas. Se unían así a detalles florales como los caminos de eucalipto, los limones y unos pequeños jarrones con variedades florales, como recién cogidas del campo (margaritas, avena, craspedias y trigo). La idea era teletransportar a los invitados a una comida de verano: “con amigos, elegante, pero con un toque desenfadado”. Y lo consiguieron durante toda la boda. Un gran éxito para una gran pareja; porque no hay nada más acertado para que otros disfruten que una reunión natural, como las de siempre.