Durante muchas décadas, el anillo de compromiso ha sido el preámbulo al enlace, el primer paso para poner la fecha de la boda. Para encontrar el origen de esta joya hay que remontarse al año 1477, cuando Maximiliano de Austria regaló un anillo con un diamante a María, hija del duque de Borgoña. Una joya que se convirtió en símbolo de compromiso, de amor eterno, y en la predecesora de los diseños que se intercambian actualmente en la pedida. Aquel fue, por así decirlo, el primer solitario, una elección que sigue siendo una de las más demandadas en la actualidad. “El anillo más vendido es el solitario clásico de oro blanco y diamantes. Pero los anillos de compromiso se van adaptando a las necesidades de cada cliente y a las tendencias del momento, por eso este tipo de joyas están en constante cambio y evolución”, explica Gabriel Suarez, director creativo de la firma de joyería Suarez.
El experto nos explica que “cada vez más clientes escogen crear una joya desde el principio con nuestro servicio Sur Mesure para adaptar el anillo a las necesidades y gustos del cliente y poder así crear la joya perfecta que le acompañará siempre”. Una afirmación con la que coincide Jimena Von Knobloch, diseñadora y cofundadora de Apodemia. “Cada vez más nos piden anillos más especiales, más personalizados, incluso con mix de piedras y con engarces realmente creativos, alejándose del anillo más clásico y atemporal que es el solitario. Hemos tenido casos en los que no se han hecho anillos sino otras piezas de joyería porque representaban mucho más al cliente. No existe un diseño específico, sino el perfecto para cada cliente”.
Las piedras con color quieren desbancar a los diamantes
Es innegable que vivimos en la era de la personalización. Algo que no solo se refleja en los mil y un detalles que impregnan las bodas o en los vestidos de novia que, cada vez más, beben de los gustos y pasiones de las chicas que los van a llevar. También queda claro en las joyas que sellan, en primera instancia, el sí.
Aunque los solitarios ya no son siempre la primera opción, los diamantes resisten. “Es la piedra más especial para captar ese momento único para hacerlo eterno. Cada diamante que entra en Suarez es examinado en tres fases que garantizan el origen natural de las piedras”, apunta Suárez. Sin embargo, como él mismo anticipa, las piedras con color también enamoran. “La esmeralda o el zafiro son piedras muy solicitadas. Por otro lado, tenemos cada vez más clientes que arriesgan y nos piden piedras menos convencionales como el zafiro rosa, la aguamarina…”, añade Von Knobloch.
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Uno de los motivos que ha llevado al solitario a convertirse durante años en el rey de los anillos de compromiso es que se trata de una joya clásica y atemporal. Un estudio realizado por la firma de joyería Tiffany & Co. concluye que una mujer mira su anillo de compromiso cerca de un millón de veces a lo largo de su vida. Por eso es importante que se trate de un modelo que sea capaz de permanecer en el tiempo, ajeno a los cambios de tendencia y también de gustos. Por eso los expertos aconsejan que, aunque se trate de escapar de los cánones más clásicos y modernizar la pieza, es preferible no arriesgar demasiado.
“En nuestro caso, la verdad que tenemos mucha suerte porque muchos de nuestros clientes vienen buscando el estilo Apodemia. Nos piden algo atemporal, diferente y único y eso es lo que intentamos hacer con cada uno de nuestros diseños. Eso sí, el diseño que nunca falla, es el diseño que sabe encapsular en una joya la personalidad y gusto de la persona que lo va a llevar”, apunta la cofundadora de Apodemia.
Gabriel Suarez aconseja que se apueste “por la mejor talla y color posible, ahí radica gran parte de la belleza.También deben tener en cuenta otros factores muy importantes. Por ejemplo, lo que hay detrás de la creación de una joya, de una marca, que es lo que marca la diferencia en cada pieza. Nuestros maestros artesanos trabajan artesanalmente para crear joyas únicas con la mejor materia prima y el mejor saber hacer de una marca que lleva más de 75 años acompañando a muchas personas en los momentos más especiales de su vida”.
Hay anillos de compromiso que han marcado un antes y un después en la historia. El solitario de Cartier compuesto por un diamante de corte esmeralda al que acompañaban dos piedras más pequeñas de talla baguette, que Rainiero de Mónaco regaló a Grace Kelly; la llamativa esmeralda de 19,77 quilates engarzada en una banda de oro amarillo que Eduardo VIII le dio a Wallis Simpson… “A lo largo de la historia los anillos de celebrities o royals como el de Lady Di, incluso el de Meghan Markle han sido muy deseados por muchas parejas. Es complicado venir con una idea pensada de cero, no todo el mundo se siente con la capacidad o la inspiración para crear una joya tan importante y especial, y el vérselo a un icono de moda, nos ayuda mucho a saber qué es lo que uno quiere o no quiere. De todas formas, muchos de los anillos que hemos hecho han tenido una influencia con respecto al diseño de anillos de compromiso de personajes influyentes pero siempre hacemos que nuestros clientes aporten su originalidad a la pieza para que sea única y les hacemos creer en ellos mismos. ¡Todo el mundo tiene a un diseñador dentro!”, nos cuenta Von Knobloch. “Muchas de las que lucen sus anillos de compromiso generan aspiración entre sus seguidores y marcan una tendencia clara de lo que se demanda, como es el caso últimamente de los anillos con piedras de color de la colección Big Three”, concluye Gabriel Suarez.
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