En toda historia de amor hay lugares significativos para una pareja. La esquina del primer beso, el viaje más especial, el enclave en el que tuvo lugar la pedida de mano… Son sitios marcados en la vida de los novios. Ana Pamela y Eloy regresaron a uno de sus espacios mágicos para cumplir un deseo: casarse donde siempre habían querido. “Para nosotros era un sueño poder casarnos en La Sagrada Familia ya que allí, frente a la fachada del Nacimiento dos años antes, un 13 de octubre, Eloy me pidió que fuéramos novios”, explica a ¡HOLA! Novias. Barcelona acogió su boda, que tuvo lugar el pasado 3 de octubre, un día en el que la novia brilló con luz propia gracias a un look convertible con capa.
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La pareja se conoció en 2019, en la fiesta de compromiso de un amigo. Ella, natural de Costa Rica, quedó fascinada con el humor del catalán. “Dos semanas después nos hicimos novios y se conocieron nuestros padres. Un par de meses más tarde en marzo del 2020 tomamos la decisión de confinarnos juntos, en el estudio de 40 metros cuadrados en el centro de Barcelona donde yo vivía con mi perrita Victoria. Fue una situación de todo o nada”, recuerda Ana Pamela. Con la vuelta a la normalidad, empezaron una nueva fase, que superaron a la perfección y se comprometieron en Costa Rica, con el primer vuelo que salía al país desde España, en pleno agosto de 2020.
Hasta que llegó su gran día, ambos tuvieron que vencer algunos contratiempos. “Nos comprometimos en medio de la pandemia y teníamos claro que lo ideal era esperar a que la situación sanitaria mejorara, pero tenemos la dicha de tener a cuatro de nuestros abuelos con vida y no nos imaginábamos celebrarlo sin ellos”, relata Ana Pamela. Por eso decidieron, a finales de marzo, que se casarían lo antes posible. Fue poco después cuando optaron por prepararlo todo en España: “la solución fue bastante fácil, mi familia es más pequeña y mis abuelos son un poco más jóvenes y aman viajar, así que cruzar el Océano Atlántico para ver casarse a la nieta era una idea que los llenaba de ilusión, en medio de tanta incertidumbre".
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Sus invitados, llegados de Costa Rica, pero también de Canadá e Inglaterra, aterrizaron una semana antes de su maravillosa celebración, que se extendió durante tres días. “El jueves 30 de septiembre se celebró una preboda, que consistió en un cóctel en la terraza del Museo de Historia de Cataluña, en la Barceloneta y luego hubo un afterparty en Carpe Diem. El viernes 1 de octubre tuvimos nuestras respectivas despedidas de solteros con todos los invitados y, finalmente, el domingo 3 de octubre fue el gran día”, cuenta nuestra protagonista.
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En el momento de su enlace y una vez terminada la ceremonia religiosa, trasladaron a sus invitados a una espectacular finca, Bell Reco, que estaba cuidadosamente decorada con las flores de Flors Bertran. Eloy es un amante de las plantas: “por ello, quisimos poner el mayor número de flores y plantas posibles, además de aprovechar el lugar donde hicimos el banquete que nos permitía participar de un increíble bosque”.
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Un vestido de novia especial
Para un enclave idílico tenía que haber un look de altura. Ana Pamela acertó con su vestido de novia con capa que se ha convertido en todo un fenómeno más allá de nuestras fronteras, una creación sencilla con sello made in Spain. “Solo sabía que quería algo clásico, atemporal y muy ‘yo’, con lo que estuviera cómoda y pudiera bailar toda la noche. En mi tablero de Pinterest tenía un estilo muy claro y varios vestidos guardados, pero terminé enamorándome de la maravillosa capa de JESUS PEIRO y todo lo que tenía en mente cambió”, reconoce. Su concepto inicial dio un giro de 180 grados cuando las medidas sanitarias impidieron que su madre y su hermana la acompañaran en las pruebas del look de novia.
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“A mi primera prueba fui con Lidia Ruiz (wedding planner), quien además de darme ánimos estuvo las dos horas transmitiendo la prueba por Zoom, para que pudiera sentir a mi mamá y a mis hermanas ahí conmigo. En julio con la apertura de fronteras, dos de mis hermanas vinieron a visitarme y como sólo quedaban dos meses para la boda y yo no tenía vestido, decidieron agendarme una cita en la tienda de Barcelona de JESUS PEIRO, por recomendación de una amiga”, nos explica. Y tan solo en la primera prueba de la firma supo que había dado con su look ideal: una pieza sencilla de escote Bardot y manguitos, con una capa con capucha, a juego.
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La gran tendencia
Las tendencias del momento llegaron también a su estilismo nupcial, en forma de un bonito ramo de rosas de jardín, hortensias, delirium y orquídeas blancas. Pero, también, a su maquillaje nupcial, que corrió a cargo de Agustina de Veras, quien se encargó de mantener la naturalidad en el look en todo momento. “En mi día a día no utilizo maquillaje y en mi gran día no me quería sentir disfrazada. Con la ayuda de Agustina de Veras creamos un look muy natural, casi al estilo de no make up make up y un peinado versátil”, apunta. De aquella combinación han salido grandes fotografías que se han convertido en toda una fuente de inspiración para una nueva generación de novias.
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Recuerdos imborrables
Aunque su look siempre ha sido protagonista, de su boda Ana Pamela recuerda esas anécdotas que permanecerán por siempre en su corazón. “Mi tía y mi abuelo materno nos prepararon una sorpresa muy especial. En la entrada de la Sagrada Familia, a cada invitado, junto con el misario, le entregaban un pañuelo blanco de tela que tenía grabado un poema que nos hizo mi abuelo materno especialmente para nuestro gran día”, indica. Haciendo balance, nuestra protagonista solo puede volver a la esencia de este día tan señalado, aconsejando dejar atrás los protocolos: “recomiendo a futuros novios que vivan el día de la forma más natural. En conclusión, que hagan lo que quieran en cada momento, que hagan suyo su día”. Porque pocas veces tendrán la posibilidad de reunir en un mismo lugar a tanta gente a la que quieren y en una jornada de la que no se olvidarán.