Hablar de un solo vestido de novia, para muchas prometidas, es insuficiente. Con la gran variedad de diseños que existen (desmontables, piezas que se pueden reutilizar en otros estilismos, trajes de dos piezas y monos…) es difícil resistirse a hacer un cambio de look antes del convite o del baile. Esto le sucedió a Rosa, que celebró su enlace el pasado 15 de octubre en Valencia (después de posponerlo en dos ocasiones) y que se ha convertido en una referencia de estilo nupcial en las redes sociales. “Es genial la tendencia de llevar dos vestidos en el día de tu boda. Nos regala la posibilidad de disfrutar dos versiones de una misma. En mi caso me decanté por estilos opuestos con los que me siento igualmente identificada”, comienza a contarnos. Una de esas propuestas virales estaba diseñada por ella misma.
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Estilo sofisticado
Rosa es la directora creativa y alma máter de Womance, una firma centrada en vestir a invitadas perfectas en ocasiones especiales. La suya era una de esas citas señaladas y por ello quiso que su equipo participara en el diseño para el baile. “El vestido de la ceremonia, de Ramón Herrerías, era un dos piezas de organza de seda natural, con mucho volumen en mangas y falda cuya cola, pese a ser importante, era ligera y me acompañaba en el movimiento”, apunta. Nuestra protagonista reconoce que la conexión con la firma de su look vaporoso fue inevitable: “con el primer vestido me decanté por algo romántico, dulce y barroco. Esto último lo encontré en Ramón Herrerías, con quien fue muy gratificante trabajar”.
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Sin renunciar a su esencia minimalista, sexy y festiva, Rosa apostó por la estética lencera en su cambio de estilismo. “En cuanto al segundo vestido, Womance se caracteriza por los tejidos fluidos y cómo no, los flecos. Por lo que elegí seda natural en un blanco perlado con el que forraron un corsé y confeccionaron una falda envolvente con caída. El efecto es de silueta en V, la cual, además de liberar el calzado para bailar libremente, estiliza y realza la forma femenina”, indica. El detalle más delicado eran unas mangas de tul transparente, cosidas de forma discreta al corsé, que dejaban ver flecos en pedrería en la zona de la muñeca. Rosa buscaba, con ambas propuestas, sentir que no necesitaba más, que no tenía que analizar nada. “Que sin procesar nada te salga la sonrisa al verte. Es verdad lo que dicen, cuando es tu vestido, lo sabes”, nos confiesa.
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El ramo más elegante
Para completar el look de la ceremonia religiosa, nuestra protagonista no renunció a un bonito ramo, que supusiera un contrapunto a su vestido con volumen: una creación con rosal en miniatura, obra de El Taller de Clo. “Buscaba algo discreto en equilibrio con el traje. Una composición fluida que siguiera la línea de la frescura que buscaba en el look. Clau me pidió ver mi vestido y lo tuvo claro al verlo. ¡Qué importante es elegir a profesionales en quienes delegar!”, reconoce.
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El otro detalle que tampoco pasó desapercibido fue el bonito recogido elegido para la ocasión, con el que Rosa dejaba ver su belleza natural. Diana García se encargó de idear la propuesta ‘in extremis’. “No tenía peluquería ni maquillaje hasta el día antes de la boda, que fue cuando hice la prueba. Quería algo natural, con lo que me sintiera familiarizada, por lo que, a priori, tampoco estaría mal hacerlo yo misma. Hasta que una modelo y amiga me recomendó a Diana”, nos cuenta. A la experta le pidió un moño peinado hacia atrás, algo despeinado y acertó de lleno: “me gusta ese efecto en las niсas cuando vuelven de la escuela despeinadas habiendo salido de casa perfectas”.
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Decoración con sello viajero
Además de todos los detalles que dependían de ella, la protagonista y diseñadora reconoce que la organización de la boda fue toda una aventura, pero tanto ella como Salva, su ya marido, contaron con el apoyo de Ángela, de Las Bodas de Araventum. “Nos prometimos en noviembre del 2019 y, aunque la primera fecha de nuestra boda iba a ser el 10 de julio del 2020, decidimos esperar a que todo se normalizara para poder celebrarla como nosotros deseábamos”, relata. A diferencia de otros novios, la pareja fue de menos a más: primero pensó en una boda discreta y sencilla y luego decidió que la ocasión merecía detalles aún más especiales. “La experiencia superó nuestras expectativas y gran parte de esto fue gracias a la energía que trajeron nuestros seres queridos, que sentimos tan involucrados como lo estábamos nosotros mismos”, apunta.
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En lo relativo a la decoración, la pareja se inspiró en aquello que uno de sus destinos favoritos les evocaba: “Salva me pidió la mano en Hyde Park, Londres, en 2019. Habían pasado ocho años desde que viajamos juntos por primera vez allí para ver un concierto de los Black Eyed Peas (Bruno Mars estaba de telonero, ¡imagínate!)”. Y fue esta ciudad la que los animó a construir su propia paleta cromática. “Londres son jardines de hierba fresca, son black cabs, hombres en metro con traje y pajarita, musicales, clubes, tomar champán en la cuarta planta de Harrod´s mientras escuchas tocar un piano de cola. También el perfume Love, don´t be shy, de Kilian, que olvidé ponerme el día de la boda… Lo cierto es que Salva diseñó una escapada inolvidable para ambos que definitivamente inspiró el estilo de nuestra celebración, donde la elegancia del blanco-negro y la diversión fueron los puntos de partida”, nos cuenta.
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Siempre agradecimiento
Los novios solo pueden recordar este día con cariño, como el más maravilloso hasta la fecha y por eso en sus recuerdos, lo más importante es la compañía. “Nos convertimos en unos testigos que observan todo desde una posición extraordinaria, la de reunir a todos nuestros seres queridos en el mismo día y lugar. Las imágenes y gestos que nos llevamos son un privilegio. Hubo un momento concreto, en el que nos incorporábamos al banquete tras el cóctel de bienvenida, que para mi fue especialmente emocionante. Allí estaban todos 'los nuestros'”, explica Rosa. Un día que todas las parejas no pueden borrar de su memoria, por su gran significado y por los allí presentes, por lo que nuestra protagonista aconseja: “los días después querrán revivir su día una y otra vez. Lo mejor que pueden hacer es arrancar con actitud de disfrute, confiar en el equipo que han elegido para coordinar la celebración, dejarse llevar y estar presentes en lo que está ocurriendo”. ¡Y a soñar!