Los caprichos del destino y sus imprevistos son los protagonistas de la historia de amor de Micaela y Bosco. Se conocieron en un restaurante en Madrid, por medio de unos amigos, sin embargo, Bosco, que iba de carabina, no sabía que ese día, por acompañar a su amigo, conocería a la mujer de su vida. La conexión fue inmediata. Y, tras años de noviazgo, Bosco la sorprendió con un precioso anillo de compromiso: “¡No me lo puedo creer!”, gritaba Micaela de la emoción. Tras este profundo ‘sí, quiero’, los novios celebraron su gran día en Villa Luisa: “Pertenece a mi familia por parte de padre. Tiene una connotación emocional muy grande para mí, ya que mi padre falleció hace ahora siete años y era de alguna manera estar más cerca de él. También fue bonito pensar que hace 29 años celebré mi Primera Comunión en ese mismo sitio”. Micaela no contó con wedding planner porque su hermana Olivia es la directora del lugar donde se casaron, una finca familiar donde se celebran bodas. No pudo dejar la organización de su gran día en mejores manos. Allí disfrutaron de un día cargado de emoción donde cada detalle se cuidó para crear una boda mágica de ensueño.
“Una diadema de brillantes que pertenece a la familia de Bosco, unos pendientes de la joyería Bárcena que me regalaron mis suegros y la sortija, también de Bárcena, con la que me pidió matrimonio Bosco”.
“Pertenece a mi familia por parte de padre. Tiene una connotación emocional muy grande para mí, ya que mi padre falleció hace ahora siete años y era de alguna manera estar más cerca de él. También fue bonito pensar que hace 29 años celebré mi Primera Comunión en ese mismo sitio”, explica Micaela.
Los novios también quisieron disfrutar de los elegantes interiores de la finca Villa Luisa, un lugar con mucho significado emocional para la novia. En esta foto, los novios hacen el baile nupcial, ante las miradas de sus invitados.