Hoy, diez meses después de darse el 'sí, quiero' en una íntima ceremonia civil celebrada en la estación de Saint-Moritz, a casi dos mil metros de altura, el príncipe Philippos de Grecia y la heredera suiza Nina Flohr celebran su boda religiosa en la Catedral de Atenas, evento que ha reunido a gran parte de la realeza europea. Los festejos comenzaron ayer y la novia lució ya dos estilismos de inspiración nupcial, ambos firmados por Chanel, casa francesa a la que también pertenecía el elegantísimo dos piezas que llevó en su matrimonio civil. Por lo tanto, todo parecía apuntar a que Virginie Viard, directora creativa de la maison, sería también la encargada de confeccionar el cuarto look, quizás el más importante, y así ha sido. Pasadas las cinco de la tarde hora local y después de que finalizara el desfile de elegantísimos invitados, por fin se ha desvelado el secreto mejor guardado y hemos podido descubrir el gran vestido de Nina.
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Un look nupcial de princesa
Para esta segunda boda por todo lo alto, ha elegido un vestido a la altura de las grandes celebraciones reales, una pieza de corte princesa con escote barco en 'V', estratégicos drapeados a la cintura y gran falda de cola XL. Está confeccionado en un tejido satinado con mucho cuerpo que permite generar ese efecto teatral y majestuoso tan fiel a su estilo. Aportando el toque de originalidad, agrega un lazo bajo el pecho, un tipo de ornamento que parece encantar a Nina puesto que también lo llevó en su enlace civil (aquella vez a modo de pasador en el pelo). Además, había dejado más que patente que le encantan los juegos de volúmenes, por lo que no ha sorprendido que haya apostado por una falda tan impresionante.
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El vestido punk que se transformó en royal
Como era de esperar, Chanel ha sido la firma encargada de crear este vestidazo, que se trata de una modificación exclusiva de un diseño que pudimos ver sobre la pasarela como parte de la colección otoño 2020 de la línea de Alta Costura. En la versión original, era negro y contaba con bajo asimétrico, detalle que se ha eliminado para conseguir una estética más tradicional. Además de confeccionarse en blanco impoluto, se le ha agregado más cola y una sobrefalda bordada con motivos florales que parte de la espalda y ejerce como capa para potenciar aún más ese efecto voluminoso.
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Una tiara con historia familiar
Como cabía esperar, ha seguido el ejemplo de sus cuñadas y ha coronado su look con la conocida como tiara del corsario, la misma que utilizaron en sus respectivas bodas Marie-Chantal, esposa de Pablo de Grecia, y Tatiana Blatnik, del príncipe Nicolás. Es una pieza perteneciente al joyero de la familia real griega, la cual fue en su origen un broche de la reina Victoria de Suecia, que acabó heredando Ingrid de Dinamarca, madre de Ana María de Grecia y, por tanto, abuela del novio. Aunque no fue esta la tiara elegida por la princesa danesa en su boda con el rey Constantino, sí la lucieron sus hijas Alexia y Theodora en más de una ocasión.
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Nina la ha llevado con un elaborado y original moño bajo que despejaba su rostro, del cual partía un velo clásico de tul en clave XL. Ha abogado por un maquillaje muy natural con efecto buena cara que realzaba su mirada con un delineado oscuro y aportaba un efecto jugoso gracias al colorete rosado y al discreto labial a juego. Ha completado con un sencillo ramo de flores prácticamente blancas, un pequeño bouquet de peonías que no desentonaba con el resto del look.