Hay historias de amor que parecen sacadas de la gran pantalla. Amores a distancia, amores a primera vista o incluso amores imposibles que consiguen vencer al paso del tiempo. La historia de Pilar, una de las novias más aclamadas del momento, y Javier es tan mágica como poco habitual. Después de 13 años juntos se casaron el pasado 10 de septiembre en la espectacular Masía Fuente La Reina, entre Castellón y Benicasim. “Inicialmente nos casábamos el 4 de julio del 2020, pero debido a la situación decidimos cambiar la fecha al 2021, no tuvimos dudas, ya habría tiempo. Cuando se acercaba la fecha, pese a la incertidumbre, teníamos claro que íbamos a seguir adelante con el 10 de septiembre”, cuenta la protagonista a ¡HOLA! Novias.
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Amor contra el tiempo
Cuando le preguntamos por su relación y la bonita pedida de mano, a diferencia de otras novias, Pilar prefiere ceder el testigo a Javier, para que sea el mismo quien relate cómo sucedió todo. “Nos conocimos a los 15 años, un día de verano, cuando me ofrecí a llevarle en moto a casa. Pero nuestros caminos no se volvieron a cruzar hasta dos años después, cuando coincidimos en el gimnasio. Desde entonces somos inseparables y hemos compartido miles de momentos y experiencias. Viviendo en Holanda, Chicago... juntos o a distancia. Ahora vivimos en la playa, en Benicasim”, introduce.
“Pilar tiene una sonrisa y una cara mágicas que consiguen levantarme el ánimo cuando más lo necesito. Somos muy diferentes en algunos aspectos, pero hemos sabido compenetrarnos y adaptarnos el uno al otro. Sabe cómo cuidarme y hacerme feliz, es increíble. La realidad es que no imagino una vida sin ella. La pedida fue en la Torre Hancock, en Chicago. En una cena romántica donde Pilar no se esperaba nada. Fue muy americano. Hinqué rodilla y todo el restaurante mirando y aplaudiendo. Fue un momento donde se mezclaron muchas emociones”, apunta Javier. De aquel gran día, con el tiempo, salió una gran boda, convertida en fenómeno viral por su luz, sus imágenes y el espectacular look minimalista de Pilar.
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La sencillez es la clave
Nuestra protagonista demostró, una vez más —como otras aplaudidas novias ya adelantaron— que los vestidos sencillos son sinónimo de acierto asegurado. En su caso, renunció al primer diseño que tenía pensado antes de posponer su boda (y para el que ya tiene planes) en favor de una opción más sobria. En su look se mezclaron dos firmas, una de colección, Pronovias y otra de costura a medida, la de la diseñadora Sara Cambronero. “Tuve claro que llevaría mangas y que serían abullonadas (no fue fácil encontrarlo). Quería que fuese cómodo, que llevase muy poca cola, líneas rectas y que fuese ligero, por eso siempre tuve la idea de llevar un chaleco-cola, algo fluido y fresco. Cuando di con el vestido de Pronovias supe verle todas las posibilidades que tenía, para hacerlo mío”, apunta.
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Entonces se decidió por abrir la espalda con un escote de pico, cerrar el escote delantero, hacerle una manga francesa y dejar dos palmos de cola: “Con esos cambios conseguí lo que buscaba, un vestido elegante y sencillo. Me recomendaron a Sara Cambronero, diseñadora y sastre de Castellón. El proceso fue inmejorable, con ella todo era muy fácil. Hizo el chaleco que tenía en mi cabeza, y en tiempo récord”.
Durante todo el proceso, no estuvo sola, contó con la compañía de su entorno, especialmente de su amiga Bárbara quien le hizo todo el proceso más fácil y especial. “Ella me acompañó a probarme todos los vestidos que me gustaban, hablar con diseñadores, y cuando ya me decidí, también a todas mis pruebas de vestido (que no fueron pocas)”, comparte.
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Look de belleza de tendencia
En línea con el minimalismo de su estilismo, Pilar no quiso recargar su rostro en exceso, por ello confió en la delicadeza de Jessica Arques, su maquilladora para una ocasión tan especial. “Siempre tuve claro que sería sencillo, muy yo, no quería verme recargada, ya que nunca me maquillo. Con ella tuve un flechazo y captó mi idea desde el principio”, reconoce. La coleta fue la elección para el peinado, que recayó en los peines de Emilio Bautista. Nuestra protagonista quería presumir de melena sin caer estridencias: “hicimos la prueba la misma semana de la boda. Estábamos tranquilos, ambos lo tuvimos claro y no pudo acertar más. Una coleta baja, en la que asomaba una piedra agua marina que hizo especialmente para mi Alejandro Barredo, de BAC Custom Jewellery”.
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Decorar con armonía
Entre el look de belleza y la decoración de los espacios había puntos en común, pues los novios querían que todos los elementos estuvieran en sintonía y que cada detalle se mimetizara con el entorno. "A la hora de decorar los espacios teníamos claro que queríamos que toda la decoración fuese en armonía. Desde el principio hasta el final, desde la ceremonia hasta la fiesta, sin perder detalle”, concede Pilar. Así, confiaron en el equipo de La Botiga De Les Flors, como wedding planners y decoradoras florales, optaron por un seating plan de naranjas y “también pusimos un stand con nuestras famosas ‘Papas García’. Queríamos homenajear por todo lo alto al sitio en el que hemos nacido y crecido, por ello, tampoco podían faltar en el aperitivo unos buenos arroces”, nos cuenta.
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Las minutas fueron obra del conocido Estudio Requetebien, con una acuarela de Benicasim. Y añade: “A las mesas queríamos darle el toque azul. Por un lado, compramos los vasos. Y también encargamos unas servilletas azules que iban bordadas con las iniciales de los invitados. ¡Les encantaron!”. En su recuerdo permanecen momentos inolvidables, porque disfrutaron mucho de los preparativos de su enlace y también del gran día. “Lo más especial fue poder estar junto a la gente que más queremos. Volver a ver a familiares y amigos, que por la situación, hacía años que no veíamos, que estuvieran a nuestro lado, verles felices y disfrutar”, revela la pareja.
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Sabiendo que aquel día quedaría marcado para siempre en sus corazones Pilar y Javier decidieron renunciar a una boda de tarde en favor de una de mañana, en la que poder dedicar más tiempo a celebrar: “no podemos estar más contentos con los cambios. La masía a la luz del día lucía increíble. Si volviéramos atrás, lo haríamos exactamente igual”. Una decisión más que justificada porque, como indica nuestra protagonista, es uno de los días más especiales de una vida: "¡y hay que disfrutarlo!".