Claudia Osborne impactó a todo el mundo con su look el día de su boda con José Entrecanales, celebrada el pasado sábado 2 de octubre, en Jerez de la Frontera. La menor de las tres hijas de Bertín Osborne estaba radiante con un vestido de pedrería y escote palabra de honor, y una capa muy larga de organza, que, junto a la gargantilla de brillantes (una joya de la familia) que adornaba su cuello, le otorgaba un aire de princesa medieval.
El traje era una creación de T.ba, la firma que fundaron hace más de veinte años las hermanas jerezanas Mercedes y Fernanda López de Carrizosa como un concepto cosmopolita de ropa de campo, evolucionando al mundo de la moda. “Para crear mis colecciones, rescato de otros tiempos detalles e inspiración, transformándolos en actualidad“ dice Mercedes, fundadora y directora creativa.
Desde finales del año pasado, esta empresa familiar, cuyas señas de identidad son los tejidos de muy alta calidad y los diseños únicos, diferentes y atemporales, realiza también vestidos de novia con su línea T.ba Brides, como nos explica Sol Prado, diseñadora junto a su madre, de las exclusivas creaciones de la marca.
“Abrimos el showroom de novias a finales de noviembre del año pasado. Con la Covid, muchas de nuestras clientas que se casaban vieron que sus vestidos de novia se habían quedado, por así decirlo, por el camino. Nos empezaron a llamar para ver si podíamos ayudarlas. Hicimos una mini colección prêt-à-porter para todas esas novias a las que debido al coronavirus se les complicó la boda”, comenta Sol, que es la mediana de las tres hijas de la directora creativa de la firma.
“Claudia tenía una idea muy concreta, pero cuando llegó al ‘showroom’ tuvo un flechazo con ese vestido y desechó por completo lo que tenía en mente”
Al intentar acelerar el proceso por el que tienen que pasar todas las novias cuando encargan su vestido nupcial, fue como Mercedes y su hija comenzaron con el proyecto de sus diseños nupciales. “Nosotras no hacemos boceto, sino que desarrollamos ideas de diseño especiales y las hacemos en telas reales. Cada novia que llega a nuestro showroom se encuentra con una propuesta de colección en tejidos reales, con lo que tiene ideas especiales y una base para saber qué le favorece y qué le hace ilusión”, cuenta Sol Prado.
“Hacemos distintos bordados con pedrerías diferentes, hacemos desarrollos en diversos tipos de gasa, porque cada tono favorece a cada tipo de piel, de manera que desde la primera cita, las chicas que vienen se prueban y ya se ven vestidas de novia, con patrones y tejidos de verdad, por lo que ya se pueden imaginar el resultado final”, continúa la diseñadora.
–¿Claudia tenía alguna idea o se dejó asesorar completamente por vosotras?
–Claudia tenía una idea muy concreta, pero cuando llegó al showroom tuvo un flechazo con ese vestido y desechó por completo lo que tenía en mente. Nos había llamado antes indicándonos un poco lo que le apetecía, pero cuando llegó y se lo probó, cambió radicalmente de idea. Fue muy emocionante. Se probó algo bastante similar al que luego ha sido su traje de novia. Se enamoró de esa pedrería y luego fuimos amoldando el diseño a su personalidad, a su gusto y a lo que le favorece.
–¿Cuáles son los detalles principales del vestido?
–Era una base entallada a su cuerpo de un tejido mezcla de lino y seda. Por encima llevaba una gasa de seda bordada a mano con cuentas de cristal, perlas y otros cristales engarzados en un metal como de plata vieja. Eso lleva muchísimo trabajo y, la verdad, ha sido todo un reto, pero muy ilusionante.
“Solo de bordado, se emplearon trescientas horas, porque cada piedra está cosida y rematada a mano”
–¿Cuántas horas se emplearon en hacer el vestido?
–Solo de bordado, se emplearon trescientas horas, porque cada piedra está cosida y rematada a mano, de manera que si se cae una perlita no tira de las demás. Además, en la parte de arriba del escote, a Claudia le gustaba que cayera recto, no que quedara entallado, y el resultado es muy sofisticado. Al ser palabra de honor, como esa pedrería pesa tanto, para que no se desbocara hubo que coser con hilo transparente al forro cada piedrecita de nuevo… Fue como volver a bordar el bordado, para que le quedase como pegado a la piel.
–Al no llevar velo, ¿la capa fue idea de Claudia?
–Ella quería un tipo de capa y luego le presentamos esta otra y le encantó. Es una capa de organza de cinco metros de largo.
–¿Es tendencia en los diseños de novia?
–Sí, la capa ahora está muy en tendencia. Pero para nosotras, es una de las prendas estrella. En nuestras colecciones de T.ba (@Tbalife) siempre tenemos capas, de organza, de tul... en invierno, de terciopelo. Para nosotros es una prenda muy icónica.
–Claudia fue una novia muy original.
–Sí, nosotras se lo dijimos: antes de ella, nadie había entendido esa idea. A parte de que conoce nuestra marca desde hace muchísimos años, Claudia captó perfectamente la esencia. Trabajar con una novia así es un lujo.
–¿Los zapatos también eran vuestros?
–Sí, eran unas babuchas de terciopelo de seda bordadas y tenían unas cintas color oro viejo para atarlas al tobillo. Creo que es un concepto muy actual porque los va a poder utilizar un montón después de la boda.
–Además iba cómoda, que eso para una novia es un plus.
–Iba comodísima, porque iba plana. Las babuchas de terciopelo las hacemos para Dreaming Habits, que es la marca que tenemos de pijamas. Son zapatillas para estar en casa, o sea que son comodísimas. A Claudia le apetecía algo así, estaba buscando y buscando y no encontraba nada, así que al final nos animamos a ofrecerle nuestras babuchas; le añadimos una serie de cosas, y le encantó.
“Claudia llevó unas babuchas de terciopelo de seda bordadas y tenían unas cintas color oro viejo para atarlas al tobillo. Iba comodísima, porque iba plana”
–Eugenia Osborne ha sido modelo de vuestra firma ¿Claudia también?
–Claudia no, pero con Eugenia hacemos muchas colaboraciones, para sus eventos en el campo o en otro lugar, y con su hermana pequeña, Ana Cristina, también.
–¿Desde cuándo trabajas con tu madre?
–Llevaba tiempo trabajando con ella, después estudié Diseño de Moda, me especialicé en alta costura, estuve trabajando en Uterqüe y luego me vine a T.ba otra vez.
–¿Cómo es trabajar con ella?
–Mi madre es increíble, por las cosas que hace. Es autodidacta pero es un genio: todos los patrones que hace encajan al cuerpo perfectamente y lleva 25 años en este negocio. En cuanto hemos empezado a trabajar las dos juntas sacamos la línea de pijamas y ahora las novias. Hacemos muy buen equipo porque nos compenetramos muy bien.