El 2020 fue un año de incertidumbre y modificaciones para todas esas parejas que querían celebrar su boda. También para Lucía, una novia que se casó en Albacete y que en su aventura nupcial ha terminado siendo un referente. “Un día me desperté con la idea de intentar compartir soluciones e ilusión a todos esos novios que se encontraban en la misma situación que yo, pensé que era una buena idea el poder normalizar las bodas con mascarilla. Creé una cuenta en redes llamada @bodascovid, y en pocos meses creció una gran familia, bajo el lema de: "la vida ha cambiado pero no se ha parado’”, nos relata ella misma. Su espectacular vestido de novia no ha dejado indiferente a nadie y desde que celebrara su enlace el pasado 12 de junio en la Catedral San Juan Bautista (después de posponerla en septiembre de 2020) su look ha seguido siendo muy aplaudido.
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Un vestido de novia de ensueño
Con cuatro metros y medio de cola, el diseño desmontable de nuestra protagonista se realizó con 100 metros de organza de seda natural y parecía hecho para una princesa. “Es un vestido que a la vez eran tres. En la ceremonia llevaba la cola más larga, casi con cuatro metros y medio de largo y tres de ancho. Después, para el cóctel retiraba casi dos metros de esa cola, dejando una más cómoda. Y, para finalizar, en el momento del baile, retiré toda la cola de organza y me quedé con el vestido de crepé de seda, que a su vez tenía cola, manteniendo la esencia de novia en todo momento”, apunta.
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La propuesta salió de un dibujo que la propia Lucía llevó al modisto Pascual Tornero y el obró la magia, junto a la ayuda de la propia madre de la novia. “Lo tenía claro desde hace muchos años. Vi algo similar en un desfile de alta costura y me dio que pensar (he sido de esas niñas que soñaba despierta con su vestido de novia) dándole vueltas durante mucho tiempo llegué a mi diseño, tras dibujar varios bocetos”, relata. Del imponente look no cambiaría nada porque, reconoce, se sentía ella misma y era lo que siempre había soñado.
Apostó por unos stilettos de tacón de Lodi, joyas clásicas de perlas de Joyería Mompó y un maquillaje tradicional y sencillo, obra del equipo de Araceli Moreno Peluquería. “Quería un maquillaje muy natural y un moño bajo sencillo que quedara bien con la tiara (regalo que me hicieron mis mejores amigas). Lo tenía claro desde hace dos años”, indica Lucía.
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Ramo de novia romántico
El otro gran detalle accesorio fue un bonito ramo de novia de peonías rosas con eucalipto, realizado por Molina Floristas. Este arreglo floral fue el protagonista de una escena para el recuerdo, puesto que la novia no tenía previsto entregar ninguno durante su boda. “La comida estaba llegando a su fin, y sentí la enorme necesidad de repartir el mío. Pedí que me lo dividieran en cuatro ramos, y que me acercaran el micrófono e improvisé con el corazón…”, recuerda.
Explica que aquellos cuatro ramos eran un homenaje a dos abuelas: el primero para una de ellas, que estaba presente y el otro, para las tres hijas de la abuela de Antonio, el novio, de la que se despidieron recientemente. “Fue un momento muy emotivo en el cual dedicamos unas palabras para todas esas personas mayores que tanto han sufrido en la pandemia y resaltamos la importancia de los abuelos en nuestra educación y en nuestros valores”, rememora.
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Una organización con cambios
La celebración de la boda estuvo repleta de momentos inolvidables: “Algo que siempre recordaré es la entrada a la iglesia, del brazo de mi padre, porque le sorprendí cambiando la canción de entrada. Sonó nuestra canción favorita, no pudo contener la emoción y, mientras, al final veía a Antonio. Creo que es uno de los instantes más mágicos y que nunca olvidaré”. Pero, para llegar a festejar un día tan significativo, tanto Lucía como Antonio se vieron obligados a hacer modificaciones para adaptarse a la situación de cada temporada. Se centraron en encontrar un espacio al aire libre que diera seguridad a los invitados y lo encontraron en la finca Fuente Berrocal.
“Nuestros cambios fueron a mejor en comparación a la situación que teníamos, ya que un mes antes de la boda, nos ampliaron el aforo, el número de comensales por mesa y atrasaron la hora de cierre. Tuvimos que cambiar todo en días, pero fue una gran alegría, ya que podíamos invitar a toda nuestra gente, que antes se quedaba fuera”, admite la novia.
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Decoración de tendencia
En lo relativo a la decoración, la pareja no quiso caer en estridencias y por ello confió en la sencillez, aunque apostó por una gran tendencia en 2021: los detalles hechos a mano por los novios y sus familiares. "Estaba decorado de forma muy sencilla. En la iglesia la flor elegida era hortensia blanca con eucalipto y en la finca toda la flor era más silvestre, guardando así la armonía con el lugar. Me gustaría destacar nuestro seating plan, ya que era de diseñadores de moda, y todo fue pintando por mi suegro, un toque personal y original”, explica.
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Recordando cada minuto, Lucía solo puede hacer un balance positivo de su gran día. A pesar de haber tenido que decir adiós a su fecha de 2020, en 2021 tuvo hueco para disfrutar más y, seguro los novios salieron reforzados de la experiencia. Por eso no quiere olvidar la enseñanza: “Para terminar, repetiría la frase con la que comencé: ‘la vida ha cambiado, pero no se ha parado’. Las bodas son para celebrar el amor, la vida… Y debemos seguir celebrándolas”, se sincera. Y admite que se siente la mujer más feliz del mundo. Sin duda, un gran día que nunca podrá olvidar.
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