Este verano ha estado marcado por el regreso de las grandes bodas de la alta sociedad internacional después de unos meses de parón, sin celebración alguna, a causa de la pandemia. El pasado sábado fuimos testigos del anticipado enlace de Carlos Cortina y Carla Vega-Penichet en Jerez, que convocó aquella tarde a las invitadas más elegantes del panorama español. Fuera de nuestras fronteras, sin embargo, también se estaba realizando la ansiada ceremonia religiosa de la princesa María Anunciata, hija del príncipe Nicolás de Liechtenstein y la princesa Margarita de Luxemburgo, y el empresario Emanuele Musini, quienes escogieron Viena como escenario idílico para darse oficialmente el 'sí quiero' después de casi tres años de haberse comprometido. El look de la novia, como no pudo haber sido de otra forma, estuvo a la altura de la celebración con dos diseños de alta costura y un sentido homenaje a la recién fallecida princesa Marie de Liechtenstein.
Vestido de princesa y homenaje a un ser querido
Al igual que hicieron Máxima de Holanda, Tatiana Santo Domingo, Marie Chantal de Grecia y Magdalena de Suecia en sus respectivas bodas, María Anunciata de Liechtenstein se decantó en este día tan especial por un diseño de Valentino Haute Couture hecho a medida. Es un vestido blanco con escote barco, ceñido en el cuerpo con falda amplia y llamativas mangas abullonadas que se convirtieron en el epicentro del look. Para complementar esta creación con sello royal de Pierpaolo Piccioli, llevó un velo de dos capas asimétricas, una larga y la otra corta, con delicados bordados florales. La guinda del pastel, no obstante, la puso su impresionante tiara Fringe de Habsburgo, confeccionada en platino y diamantes, que Anunciata ha querido lucir al máximo con el pelo recogido en un romántico moño bajo. Esta reliquia familiar contiene un conmovedor significado, ya que también la usó la princesa Marie, quien falleció repentinamente el 21 de agosto, para su boda con el entonces príncipe heredero Hans Adam II hace casi 55 años.
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Esta tiara fue realizada en Viena, ciudad que reunió a la familia para esta sonada ocasión, como regalo de bodas para la tercera esposa del archiduque Carlos Luis de Austria, la infanta María Teresa de Portugal, en 1873. Siguiendo la moda decimonónica, las llamadas tiaras fringie siguen el estilo de los kokoshnik rusos, un tocado tradicional, con diseño de espigas. La Casa Real de Liechtenstein la heredó en 1903 y, desde entonces, más de una mujer asociada a la familia la ha lucido en ceremonias de suma relevancia. La princesa Gina, esposa del príncipe Francisco Jose II, la ha llevado numerosas veces, mientras que su hija, Isabelle de l'Arbre, también se decantó por ella en su boda. Una de las últimas en portarla ha sido Sofía de Liechtenstein, actual mujer del príncipe heredero Louis.
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Cambio de registro y otra tiara con tradición para su recepción
Si bien es frecuente que las novias opten por la discreción al construir el estilismo de su recepción, sabiendo que el clímax de la celebración debe ser el vestido nupcial principal, María Anunciata hizo caso omiso a estas convenciones al presumir de un segundo look muy favorecedor para su noche de bodas. También confeccionada a medida, se trata de una creación de inspiración griega con sutiles pliegues a lo largo, tirantes trenzados que culminan en un escote pico y un amplio fajín plisado a capas y adornado con filas debrillantes. A diferencia de su pomposo look de día, optó por llevar su melena suelta y peinada elegantemente hacia un lado con dramáticas ondas al mejor estilo de un evento de Hollywood, rematado por una tiara diferente que esconde otra anécdota familiar.
La tiara de hojas de vid contiene diamantes de diferentes tallas engarzados sobre oro amarillo y plata, que representa hojas de vid y bayas y, aunque se desconoce desde cuándo está en posesión de la Familia Gran Ducal de Luxemburgo, sí se sabe que data del siglo XIX. Fue usada por las cuatro hijas de la Gran Duquesa Charlotte en sus respectivos matrimonios (la princesa Alix, en 1950; la princesa Marie Gabrielle, en 1951; la princesa Isabel, en 1956, y la Princesa María Adelaida, en 1958) y se encuentra entre las favoritas de la gran duquesa María Teresa. Por este motivo, se le dió el sobrenombre de 'Tiara de Boda', el guiño perfecto a su familia materna en un día para recordar.