Dice la sabiduría popular que en el amor no existen las casualidades, todo pasa por algo. Cada nuevo paso que da una pareja, cada proyecto en el que se embarca y cada pedida de matrimonio esconde una aventura detrás, algo que llegará para transformar las vidas de ambos. La historia de amor de Sofía y Nacho y su magnífico día de boda están marcados por lo que algunos llamarían coincidencias y otros destino. “Cuando Nacho me pidió matrimonio, barajaba dos fechas: septiembre 2020 o el 10 de abril 2021. Lo tenía apuntado en su calendario del móvil como fecha 1 y fecha 2. Es curioso: en ese momento no lo sabíamos, pero (a consecuencia de la situación sanitaria) acabó ganando la segunda opción”, relata Sofía a ¡HOLA! Novias.
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Una boda tras años de amor
A esa primera conjunción de acontecimientos hay que sumar otras circunstancias llamativas. La pareja, que se casó hace unos meses en Madrid, temía la obra de su nueva casa, que llegaría al mismo tiempo que su gran enlace. “La boda se celebró el 10 de abril 2021 en la Basílica Pontificia de San Miguel, donde se casaron mis suegros, y la celebración fue en El Soto de Mónico”, introduce nuestra protagonista. Y continúa: “Nuestra fecha inicial era el 26 de septiembre, pero en junio 2020 decidimos moverla unos meses esperando que la situación mejorara (el novio tiene familia en México y era complicado que pudieran venir). Durante la pandemia nos dimos cuenta que todo pasa por algo: estábamos buscando casa donde vivir, vimos una que nos gustaba días antes del estado de alarma, pero el proceso se retrasó y hasta agosto no se formalizó todo. La casa necesitaba una obra grande y estaba claro que no nos daba tiempo a llegar para septiembre, no había ninguna duda el 26 de septiembre no era nuestra fecha”, confiesa.
Para Sofía y Nacho parecía que todo estaba escrito desde el primer momento en que se conocieron, pues su amor ha sido capaz de vencer todas las barreras y la dureza de las diferentes etapas de una relación. “Durante estos años de noviazgo hemos madurado juntos. Cuando empezamos yo tenía 20 años y Nacho 22. Al final, desde los años universitarios hasta el asentamiento en la vida laboral, vives una transformación como persona muy importante. Consideramos que hemos vivido todo lo que una relación puede tener: relación a distancia, pérdidas importantes, incluso una ruptura de un mes y medio; pero gracias a este camino de aprendizaje sabíamos que una pandemia no podía parar nuestros planes de boda”, nos explica Sofía.
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Se conocieron en lo que ellos definen como una especie de cita a ciegas: una amiga de Sofía iba a presentarle a su novio, este acudió acompañado por Nacho y el resto es historia. “Nacho antes de irme había cotilleado todas las fotos de redes sociales para dar el visto bueno. Desde el primer día conectamos, la tercera vez que nos vimos ya estábamos saliendo. Mis amigas se pensaban que iba a ir fatal porque en realidad nos conocimos durante la relación y eso que la primera vez que nos vimos hubo un malentendido, Nacho me pidió el teléfono, lo apuntó mal y estuvo hablando un par de días a alguien que nunca le avisó que se había confundido de persona”, comenta divertida.
“A medida que avanzaba la relación nos dimos cuenta de que estábamos destinados a estar juntos, que habíamos coincidido en muchas ocasiones sin conocernos (mismo sitio de verano de la infancia, hasta mis 18 años vivimos por la misma zona, empezamos a salir por los mismos locales, coincidimos en conciertos e incluso mismos viajes con amigos en las mismas fechas) . Por eso el gran día llegó no son hacer algunos cambios con los que no contaron en el inicio, pero con las mismas ganas y con el buen gusto de los novios. Un sentido estético que llegó hasta el look de novia de Sofía, todo un fenómeno viral.
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Vestido de novia sencillo y especial
La sencillez, la ligereza y la delicadeza son cualidades del diseño de novia de Sofía, una creación obra de Diego Estrada, que no dejó indiferente a nadie, tampoco a las redes sociales. “Tenía claro lo que no quería y alguna idea que me gustaba. Como no tenía diseñador pensado, decidí coger varias citas durante los meses de noviembre y diciembre. La primera cita con Diego la tenía el 20 de diciembre y fue un flechazo: enseguida entendió lo que quería y me enseñó una variedad de tejidos, caídas y detalles que hicieron que no tuviera ninguna duda. Estaba claro, tenía que ser él”, comparte.
En un inicio, el vestido iba a llevar mangas cortas, pero con el cambio de fecha y por miedo al frío, la novia y el diseñador apostaron por las de estilo francés. Relata Sofía que el proceso de creación de este diseño de ensueño estuvo repleto de detalles inolvidables: “Fue muy fácil y lo disfruté un montón. Mi estilo es bastante clásico, pero muchas veces me gusta combinar con algo diferente. El cuello a la caja me identifica mucho, por eso quería que tuviera protagonismo y sabía que quería cola, la verdad que la Basílica lo pide. Como vestido base quería algo sencillo y cómodo que me permitiera disfrutar de la celebración”.
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Por ello, al ver el resultado, al que se le podía retirar la capa, solo pudo tener palabras de agradecimiento para todos los que pusieron su grano de arena en conseguir un look tan espectacular y personal a la vez. “Diego y su equipo son muy profesionales, saben escuchar tus gustos y orientarlos para encontrar el vestido perfecto. Muchas veces nos gustan cortes o detalles que no nos favorecen y ellos saben proponerte un plan b que supera el inicial. Además, hacen unos bordados increíbles que incluimos en la cintura y en los puños para romper un poco con el corte clásico”, puntualiza.
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Los mejores accesorios para el look
Además de con unos discretos y elegantes pendientes, Sofía acompañó su estilismo con unas peinetas con forma de estrellas, de la firma Rara Avis, unas sandalias de tacón de Javier Gonzalo y un ramo de novia sorpresa que la cautivó la mañana de la boda. “El ramo no podía ser más especial, me lo regaló una amiga y todavía lo conservo”. Era una creación de Lucía, de El Taller de Lucía, quien era la encargada de la decoración floral de la iglesia y la finca. “Fue muy fácil: le comenté los tonos que quería y algunas flores que me gustaban, me hizo una propuesta y enseguida vi que había pillado mi estilo. Tuve mucha suerte, esa misma semana empezaban a llegar las peonías y fue una de las flores principales. Cuando recibí el ramo no pudo ser más perfecto”, concede.
Los otros grandes protagonistas del look fueron el maquillaje y la peluquería, ambos pensados para potenciar la belleza natural de la novia, sin camuflarla. El maquillaje corrió a cargo de Raquel Serrano, de Bobbi: “me la recomendó una amiga y no dudé en hacerme una prueba con ella el día de la pedida. Enseguida conectamos. Al ser boda de mañana, quería ir natural, por eso utilizó tonos neutros. La verdad que todo un acierto”. Y continúa: “el peinado me lo hizo Marieta (Marieta Hairstyle), había visto sus trabajos en redes sociales y me enamoró su diversidad de opciones. Yo quería ir con el pelo recogido en la iglesia para dar más protagonismo al vestido, pero sabía que quería acabar con el pelo suelto, un look más desenfadado que me caracteriza mucho en mi día a día”. Confió en la coleta como otras novias e influencers por su comodidad y por ser tendencia.
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Organizar a distancia
Tendencia también fue toda su celebración, pues decoraron y organizaron (ellos mismos, sin ayuda de wedding planners, solo de los responsables de cada espacio) la iglesia y la finca de de la boda. “La organización de los preparativos los primeros meses fue a distancia (Nacho estaba viviendo en Malta por trabajo) con un excel en google drive, llamadas de FaceTime y aprovechando los fines de semana que venía para visitar proveedores, desde el inicio tuvimos la suerte de tener unos proveedores muy flexibles y disponibles, que no dudaban en adaptarse a nuestros horarios”, confiesa Sofía.
Desde El Soto del Mónico les ayudaron con un sinfín de preparativos, mientras que las flores fueron obra de El Taller de Lucía. “Desde el primer momento el Grupo Mónico nos orientó con la decoración y organización de la finca, con ellos acordamos la distribución de los diferentes espacios y detalles más personalizados. Se nota que tienen años de experiencia y su trato hace que sean todo facilidades con ellos. La decoración floral tuvo un papel muy importante en toda la finca, contamos con Lucia (El taller de Lucía), lo tuvimos claro después de ver su trabajo en nuestra pedida y en la boda de la hermana de Nacho. Es capaz de adaptarse a lo que quiere cada cliente con una visión y esencia que la hace única”.
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Después de una experiencia tan inesperada como gratiificante, como la que ha sido organizar un enlace en plena pandemia, Sofía y Nacho solo pueden desear, a quienes recogen el testigo de las próximas bodas virales, que tengan una muy buena actitud ante lo que se les presente, tanto ellos como sus invitados. Y, por encima de todo, que no se angustien innecesariamente: “no vale la pena gastar tiempo en lo que no podemos controlar, por ejemplo: a nosotros nos iba a caer una tormenta universal durante todo el día (yo reconozco que esa semana no paré de mirar el tiempo cada 10 minutos) y al final empezó a llover a las 10 de la noche cuando acabó todo”. Sabios consejos para todas esas bodas a las que por fin les ha llegado el momento.