portada boda cris© Cristina. Foto: Pepe Bernal Olivares

Cristina, la novia del vestido desmontable que homenajeó a su hermana

Nuestra protagonista eligió a la diseñadora María Baraza para su boda en Alicante. El resultado fue un look muy especial que también conquistó en las redes sociales


Actualizado 7 de abril de 2021 - 14:57 CEST

Si en los últimos meses ha habido una tendencia nupcial que ha triunfado por encima de las demás dentro y fuera de las redes sociales, esa ha sido la que apuesta por los vestidos de novia desmontables; diseños que ofrecen un todo en uno, para diferentes escenarios y momentos de la boda. Cristina, una novia alicantina que celebró un enlace repleto de sorpresas el pasado mes de septiembre, recurrió a una creación a medida y convertible, obra de María Baraza, que desde el principio supo captar la lluvia de ideas de la protagonista. “Estaba bastante perdida, tenía Instagram totalmente fichado, ¡Hola! Novias en la mesita de noche para coger inspiración, pero no tenía nada claro cómo quería que fuera mi vestido… Quería llevar un vestido ajustado, pero a la vez llevar una gran cola. Quería ir sencilla, pero original, ser muy yo, pero ir muy novia. ¡Me parecía imposible poder combinar todo y al final el resultado fue perfecto!”, nos explica.

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© Cristina. Foto: Pepe Bernal Olivares

"La boda la organizamos nosotros porque nos apetecía mucho llevar todo el proceso. Los dos estuvimos igual de implicados en todas las decisiones, lo cual me parece esencial para que quede representado el estilo de ambos y para que no sea una sola persona la que cargue con toda la responsabilidad de las decisiones y de la gestión de los proveedores. Así, en los momentos en los que uno se agobia con algo o no consigue decidirse, el otro le puede dar los ánimos o el empujoncito que necesita para seguir adelante. Nosotros teníamos elegidas las cosas más importantes que hay que reservar con mucho tiempo de antelación como la iglesia, la finca, la florista y el fotógrafo. Sin embargo, el resto de cosas pensábamos cerrarlas en los seis meses previos a la boda, ¡que fue justo cuando empezó el estado de alarma! Así que, realmente durante el tiempo que duró el confinamiento, no pudimos hacer nada. No teníamos claro si se podría celebrar la boda, los proveedores estaban cerrados… pero, en cuanto se volvió un poco a la normalidad nos pusimos a tope y los proveedores estaban deseando volver a celebrar bodas así que también dieron todo de su parte para conseguir la organización de todo en tiempo récord". - La boda en Sevilla de Sandra, la novia del vestido sencillo y la tiara de esmeraldas

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Dos vestidos en uno

Y de esa indecisión nació un look que se ha hecho viral. El espectacular, cómodo y sofisticado diseño no dejó indiferente a ninguno de los asistentes. Móviles y fotógrafos pudieron captar su movimiento, la elegancia y lo favorecida que estaba la novia. “Era un vestido convertible, para llevar una gran cola en la iglesia, con unas mangas súper especiales de tela troquelada con volantes, con una espalda con la misma tela de las mangas que se extendía a lo largo de la cola. Luego, para el baile, se transformaba en un vestido ajustado de tirantes, con un gran escote en la espalda… un vestido de ensueño”, reconoce Cristina.

Pero hasta llegar al resultado, la diseñadora y la novia tuvieron que pasar por un proceso complicado, que comprometió el progreso del vestido: “Antes del Covid teníamos claro el concepto general del vestido, pero todos los detalles, como la tela, la forma de las mangas, los accesorios de la espalda del segundo vestido, etcétera, los decidimos cuando se acabó el confinamiento y pudimos juntarnos, haciendo videollamadas con mi hermana, que me ayudó con la elección de todos los detalles y que no podía viajar a Madrid en ese momento por las restricciones”. Y continúa: “Todo ese proceso de diseño lo hicimos en tres meses, con citas cada dos semanas para ir eligiendo telas, probando opciones sobre el vestido base… fue un proceso súper intenso. María Baraza me daba mil opciones en función de lo que le iba diciendo y adaptaba, súper rápido, cada cambio que se me ocurría y eso fue la clave para poder llevar a cabo un vestido con un diseño así en tan poco tiempo”.

© Cristina. Foto: Pepe Bernal Olivares

"Estaba bastante perdida, tenía Instagram totalmente fichado, ¡Hola! Novias en la mesita de noche para coger inspiración, pero no tenía nada claro cómo quería que fuera mi vestido… Quería llevar un vestido ajustado, pero a la vez llevar una gran cola. Quería ir sencilla, pero original, ser muy yo pero ir muy novia… Me parecía imposible poder combinar todo. ¡Y al final el resultado fue perfecto! Un vestido convertible para llevar una gran cola en la iglesia, con unas mangas súper especiales, de tela troquelada y con volantes, con una espalda con la misma tela de las mangas y que se extendía a lo largo de la cola. Luego, para el baile, se transformaba en un vestido ajustado, con un gran escote en la espalda y de tirantes. ¡Un vestido de ensueño! Mi cambio de vestido lo hice en el momento del vals y Luis estaba tan nervioso que no se dio ni cuenta de que me había cambiado!". - Cómo organizar y decorar un espacio pensado para 400 invitados que ahora son 80

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Es precisamente la buena conexión entre creadora y novia la que permitió a ambas beber mutuamente de nuevos conceptos para dar forma a la pieza. “Quisimos jugar con las texturas para tener las mangas con una tela troquelada, que quedaba muy bonito para el contraste visual y me iba a venir muy bien para la fecha y el sitio de la boda. La misma tela de las mangas cubría la espalda y se extendía por una franja a lo largo de la cola”, apunta Cristina. Por esa prolífica relación, cuando se le pregunta acerca de la clave para escoger un vestido de novia, ella lo tiene claro: “lo más importante es encontrar a una persona que te entienda y con la que te sientas cómoda, que te sepa calmar si te agobias en algún momento”.

© Cristina. Foto: Pepe Bernal Olivares

"Antes del Covid teníamos claro el concepto general del vestido, pero todos los detalles, como la tela, la forma de las mangas, los accesorios de la espalda del segundo vestido, etcétera, los decidimos cuando se acabó el confinamiento y pudimos juntarnos, haciendo videollamadas con mi hermana, que me ayudó con la elección de todos los detalles y que no podía viajar a Madrid en ese momento por las restricciones. Así que, todo ese proceso de diseño lo hicimos en tres meses, con citas cada dos semanas para ir eligiendo telas, probando opciones sobre el vestido base. Fue un proceso súper intenso. María Baraza me daba mil opciones en función de lo que le iba diciendo y adaptaba súper rápido cada cambio que se me ocurría y eso fue la clave para poder llevar a cabo un vestido con un diseño así en tan poco tiempo". - La boda en La Rioja de Paloma, la novia del vestido lencero desmontable

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Un ramo de novia de temporada 

Al espectacular diseño, relata Cristina, le acompañó un ramo de novia poco visto, delicado y apto para cualquier temporada. Elaborada por Chitina (al igual que la decoración del espacio), esta creación floral estaba compuesta por tonalidades suaves: “Al principio pensé en un ramo con varios colores, pero, luego, al imaginar el conjunto completo con el vestido, no me encajaba. Así que empecé a pensar en un ramo solo con colores claros como blancos, cremas, albaricoque… ¡Al final optamos por una combinación que incluía diferentes tipos de rosas y quedó precioso!”.

La nota más romántica la puso su look de belleza, atemporal y de tendencia. “En cuanto llegué a la peluquería y le conté a María (de Bionda Estilistas) cómo eran el vestido, el maquillaje y el tipo de boda, pensamos en la opción de una coleta con ondas y cuando me hicieron el primer peinado, me gustó tanto que no quise ni seguir probando opciones. ¡Lo tuve clarísimo! El maquillaje lo quería muy natural, porque me suelo maquillar poco, aunque siempre llevo raya del ojo y me encanta un toque de color en los labios, así que eso fue en lo que hicimos más hincapié. Laura, mi maquilladora (@lauramakeup86), es genial, también maquilló a mi prima y a mi hermana, y dio con el estilo de cada una de nosotras”

© Cristina. Foto: Pepe Bernal Olivares

"Mi ramo lo preparó Chitina (como la decoración floral de la finca). Ella es genial, súper creativa y todo lo que hace me encanta. Al principio pensé en un ramo con varios colores pero, luego, al imaginar el conjunto completo con el vestido, no me encajaba. Así que empecé a pensar en un ramo solo con colores claros como blancos, cremas, albaricoque… ¡Al final optamos por una combinación que incluía diferentes tipos de rosas y quedó precioso!". - A cada estilo de novia, su ramo de ensueño

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El amor que vence al tiempo

Más allá del exitoso estilismo de la novia, la historia de la pareja es sinónimo de amor y de esas casualidades que tienen el poder de cambiar el rumbo de toda una vida. “Luis y yo nos conocimos hace años a través de una amiga en común y después de pasar varios años sin vernos, nos reencontramos por casualidad y ya no nos hemos vuelto a separar. Tiempo antes del Covid organizamos un viaje a Japón, que es un sitio al que siempre he querido ir, y allí, una noche de noviembre, celebrando mi cumpleaños, con vistas al skyline de Tokio, Luis me pidió matrimonio”.

Los novios se dieron el ‘sí, quiero’ el 5 de septiembre de 2020, rodeados de invitados muy especiales, aunque echando de menos a quienes, desgraciadamente, no pudieron acudir a la cita. “Era nuestra fecha original, la habíamos elegido con mucho cariño y llevábamos mucho tiempo pensando en ese día así que a pesar de la situación de incertidumbre decidimos seguir adelante y es la mejor decisión que hemos tomado nunca”, admite Cristina.

Alicante fue el lugar escogido para la ceremonia, en la popular Basílica Santa María, y la celebración posterior, en la Finca Torre Bosch. Que este espacio, con unos espectaculares exteriores, fuese el escogido tuvo una clara explicación: “Teníamos claro que queríamos una boda de día al aire libre, en una finca muy mediterránea para que la gente que venía de fuera de Alicante (la mitad de mi familia es gallega y la familia de Luis es de Madrid) lo disfrutara al máximo. Además, queríamos que estuviera cerca de la iglesia para que fuera cómodo para los invitados”.

© Cristina. Foto: Pepe Bernal Olivares

"Iba bastante perdida con el peinado, había pensando en llevar el pelo suelto porque es como suelo llevarlo normalmente, pero me daba miedo que, siendo boda en verano y a medio día, me diese demasiado calor. En cuanto llegué a la peluquería y le conté a María cómo eran el vestido, el maquillaje y el tipo de boda, pensamos en la opción de una coleta con ondas y cuando me hicieron el primer peinado, me gustó tanto que no quise ni seguir probando opciones. ¡Lo tuve clarísimo! Así que mi prueba de peinado debió ser la más rápida de la historia.  El maquillaje lo quería muy natural, porque me suelo maquillar poco, aunque siempre llevo raya del ojo y me encanta un toque de color en los labios, así que eso fue en lo que hicimos más hincapié. Laura, mi maquilladora, es genial. También maquilló a mi prima y a mi hermana y dio con el estilo de cada una de nosotras. Además, ese día nos trajo 'una bolla' para desayunar que me dio la vida, porque con los nervios me entró un hambre tremenda". - Si vas a llevar un vestido con mangas abullonadas deberías ver estos peinados

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Organizar una boda a última hora

Con esas y otras premisas, Cristina y Luis decidieron organizar ellos mismos su enlace al completo. “Los dos estuvimos igual de implicados en todas las decisiones, lo cual me parece esencial para que quede representado el estilo de ambos y para que no sea una sola persona la que cargue con toda la responsabilidad de las decisiones y de la gestión de los proveedores. Así, en los momentos en los que uno se agobia con algo o no consigue decidirse, el otro le puede dar los ánimos o el 'empujoncito' que necesita para seguir adelante”, concede ella. Desde el principio, la pareja tenía cerradas cuestiones como la localización, el fotógrafo, la iglesia y las flores, pero dejaron para seis meses antes el resto de preparativos. Fue entonces cuando llegó el estado de alarma y tuvieron que esperar. Pocos meses antes de la celebración pudieron confirmar a todos los proveedores.

Las circunstancias les obligaron a renunciar a la música en directo, pero también hubo otras cuestiones positivas, como la decoración. Desde grandes jarrones en un pasillo de la iglesia hasta una cuidada decoración de mesas con flores y “un seating plan muy chulo”, en palabras de la novia. Añadieron, además, un carrito de helados, granizado de limón, toppings, horchata y fartons.

© Cristina. Foto: Pepe Bernal Olivares

"También entregamos un ramo a la abuela de Luis, que tiene 93 años y es una maravilla de mujer, que lo único que quería desde que le dijimos que nos íbamos a casar era estar bien para la boda. Y ahí estuvo, la primera, con viaje incluido desde Madrid y más feliz que nadie. Cuando le entregamos el ramo, que fue sorpresa para todos, todos los invitados se levantaron y se pusieron a aplaudir. Fue muy especial. Además, el hermano de Luis y su novia dieron un discurso, que era sorpresa para nosotros. Hablaron del amor como un faro que guía, de ese 'Lucentum (Alicante) de luz y ese Ferrol tan farero' (yo soy una mezcla entre ambos sitios, mi madre de Alicante y mi padre de Ferrol). Ese discurso me pareció un regalazo que nos llevamos para siempre en el recuerdo". - ¿Quieres celebrar una boda íntima? 10 consejos que debes tener en cuenta

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Pero, si algo que, sin duda, los protagonistas no pudieron olvidar, eso fueron todas y cada una de las sorpresas, empezando por esos convidados que hicieron un esfuerzo por asistir y renunciaron al miedo para estar con ellos en su gran día. “Otro momento importante para nosotros fue la entrega de mi ramo a mi hermana, que es mi mejor amiga y siempre mi gran apoyo. Hemos pasado por mucho juntas, especialmente en los últimos años, y ese momento para mí representó cada una de las sonrisas y de las lágrimas que hemos compartido, siempre juntas”, cuenta Cristina.

Además, entregaron un ramo a la abuela del novio, de 93 años, pura alegría y vitalidad: “lo único que quería desde que le dijimos que nos íbamos a casar era estar bien para la boda, y ahí estuvo, la primera, con viaje incluido desde Madrid y más feliz que nadie”. La guinda del pastel llegó con el discurso que dieron sus cuñados, un homenaje a la pareja que emocionó a los asistentes y que permanecerá en el corazón de todos ellos, con un bonito símil que paradójicamente suena a punto y seguido: “Hablaron del amor como un faro que guía, ‘de ese Lucentum (Alicante) de luz y ese Ferrol tan farero’ (yo soy una mezcla entre ambos sitios). Me pareció un ‘regalazo’ que nos llevamos para siempre en el recuerdo".