Diseñar un vestido de novia es un proceso fascinante que puede volverse tedioso si no hay sintonía y comprensión entre la firma que lo crea y la prometida que va a vestirlo. Existen incontables formas de definir las primeras líneas del boceto que llevará la protagonista, pero quizá la manera en la que lo hizo Sandra, que se casó recientemente con un look sencillo que ha conquistado a las redes, es de las más ingeniosas. “Lo único que tenía muy claro era lo que no quería. Sabía que quería un vestido muy sencillo, con el que me sintiera yo misma. Sabía que no quería mangas cortas, nada de vuelo, un vestido muy caído y tampoco colas desmontables, quería que la cola saliera del propio vestido. Sabía que quería ir velada y con cola, aunque no muy grande”, explica ella misma a ¡HOLA! Novias. Y con estas ideas tan claras puso toda su confianza en el equipo de la casa sevillana Carmen Maza.
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Sencillez y elegancia en un vestido
El diseño, atemporal, de escote de pico y mangas largas, fue el mismo de principio a fin, la situación sanitaria no influyó en su creación o estética. Confiesa Sandra que al equipo de Carmen Maza no se lo puso nada fácil: “Ellas con estos pequeños datos y algunas preguntas sobre mí fueron capaces de vestirme de novia, con retales que tienen en su taller, en cinco minutos”. Y reconoce: “¡Fue increíble verme vestida de novia con mi futuro vestido en la primera prueba! Y lo mejor es que acertaron en todo, así quedo mi vestido con el que me casé. Para mi fue alucinante gustarme, sentirme yo misma. Cada prueba con ellas ha sido una ilusión”.
Es precisamente ese momento, el de las pruebas, el que la novia considera uno de los más relevantes a la hora de decantarse por una firma, porque demuestra la buena relación entre ambas partes: “Las pruebas son momentos súper importantes y felices de la organización y hay que estar cómoda y contenta con el equipo que elijas para que te diseñe el vestido más importante de tu vida”.
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Si bien el diseño es la pieza protagonista en el look de Sandra, hay otros ingredientes destacados en su estilismo. “Este día tan especial llevé una tiara familiar de esmeraldas y brillantes, junto a mi anillo de pedida y unos pendientes de brillantes, ambos de mi joyería de confianza: Román Joyero. No podía faltar en un día tan especial para mí”. Otros complementos sutiles, pero de tendencia, hicieron el resto. “Elegí unas sandalias de Flordeasoka, a las que les estoy eternamente agradecidas por hacer unos zapatos tan cómodos e ideales. Gracias a ellos pude disfrutar de este día como si fuera en Converse, y todas sabemos lo malo que es un dolor de pies. Para el momento de maquillaje y peinado, decidí llevar un conjunto de bata y camisón de Marmota Collection. Miré en miles de tiendas y ninguna me encajaba, pero por fin descubrí una marca que realmente estaba empezando cuando yo la compré y no me equivoqué”, aclara.
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Flores de ensueño para el ramo y la decoración
Más allá de los complementos, el ramo de novia también contó con un papel principal. “Me lo hizo Flores Búcaro Sevilla, igual que la decoración de flores. No tenía nada claro lo que quería: sabía que no quería un ramo muy grande y me apetecía que tuviera tonos verdes y blancos, pero con un toque de color. Mercedes de Búcaro me ayudó mucho con la elección, finalmente le añadimos astrantia malva para darle color al ramo y quedó fenomenal”, explica Sandra.
La guinda de este pastel fue un maquillaje sofisticado, pero al mismo tiempo natural y discreto, que dejo al descubierto su belleza sin artificios. “Al principio me planteé que fuera mi hermana la que me maquillara, Sdhmakeup, ya que siempre me ha maquillado para todo y sin duda es la que mejor me conoce y mejor me maquilla, pero creía que sería una presión para ella en este día tan especial, sobre todo teniendo en cuenta que ya se tenía que maquillar a ella misma, a mi madre y mi abuela. Finalmente elegí a María Borbolla y sin duda no me defraudó. Me encantó el trato con ella, desde que la contacté hasta el mismo día de la boda y lo que más me gustó fue cómo supo entenderme”.
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Organizar a contrarreloj
Esa conexión la tuvieron Sandra y su marido con otros numerosos y reputados proveedores que hicieron de su boda una celebración para el recuerdo. La pareja se casó el 13 de marzo de 2021 en la sevillana Parroquia de San Lorenzo y organizaron el convite en la hacienda el Pino de San José. “Nuestra primera fecha era el 3 de octubre de 2020, teníamos todo organizado para ese día, hicimos la pedida en verano y mientras dábamos las invitaciones en agosto todo empezó a complicarse, los contagios empezaron a subir de nuevo y todo empezaba a ponerse oscuro por momentos, volvían las restricciones y con ello la gran incertidumbre”, introduce Sandra.
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Y continúa: “Veíamos la vacuna ‘cerca' y nunca creímos que en marzo pudiéramos seguir igual, por lo que finalmente decidimos posponer la boda a entonces. Fue muy triste pero tomar la decisión fue lo mejor, la incertidumbre era lo peor”. Los novios llegaron a la conclusión de que no harían esperar más su nueva vida: “Teníamos clara una cosa, esta vez nos casaríamos fuera como fuera. Antes de la boda en vez de estar mirando el tiempo que haría ese día como hubiera hecho en otro momento, me dedicaba constantemente a meterme en Internet y ver si Juanma Moreno había hecho alguna actualización de medidas”.
Admite así que lo que primero comenzó con incertidumbre y miedo de cara a la fecha inicial, se fue convirtiendo con el tiempo y la nueva fecha en desesperación por celebrar su boda. "Decidimos que lo mejor era hacer una lista con 100 invitados ya que creíamos que era lo máximo que podríamos tener con suerte. Tuvimos que desinvitar a mucha gente, pero la realidad es que todo el mundo lo entendió. Lo peor, sin duda, fue la incertidumbre con los demás invitados, no saber si podrían o no venir hasta la semana antes de la boda, que por fin mejoraron las medidas”.
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Recuerdos imborrables
El enlace fue un éxito: aunque tuvieron que hacer algunas modificaciones para ajustarse a las normativas marcadas, disfrutaron de buena música, un día soleado y un espacio espectacular. “Contamos con el mejor Dj sin duda alguna, Staffsound y gracias a ellos pudimos tener una boda increíble. Para decorar el espacio nos dejamos en manos de mi tío Juan, que fue el que nos ayudó con la elección de las flores, y de Mercedes de Flores Búcaro, siempre me encanto Búcaro y su decoración”, concede.
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Porque toda boda tiene su momento estrella, para la protagonista de esta historia ese fue la misa, por las bonitas palabras que se pronunciaron. “La celebró mi tío Ignacio, hermano de mi padre y también me emocionó poder tener aquel momento tan especial con mi padre. Mi padre falleció hace cuatro años y se encuentra en el columbario de la Basílica del Gran Poder, situada al lado de la Parroquia de San Lorenzo donde nos casamos”, apunta. Aunque en un principio se iban a casar en esta última, las circunstancias no lo permitieron: “Javi tenía reservado el día desde enero de 2019, sabía lo importante que era para mi casarme allí. Finalmente no pudimos casarnos allí ya que era el besamanos de la Virgen, por lo que decidimos casarnos en San Lorenzo y luego entrar a verla”.
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Otra de las decisiones que marcaron este día tan significativo para Sandra fue la elección de quien la acompañaría al altar: “Mi padrino me trató como una hija más, fue súper especial poder llegar al altar de su mano y sé que mi padre estará muy orgulloso de los padrinos que eligió”. Y seguro también lo estará de un celebración en la que triunfó el amor por encima de todos los contratiempos y en una ceremonia repleta de significado.